Los Libros De Texto De Historia De México - UNAM

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Eugenia Roldán Vera“Los libros de texto de Historia de México”p. 491-526Historiografía mexicana. Volumen IV. En busca de undiscurso integrador de la nación, 1848-1884.Juan A. Ortega y Medina y Rosa Camelo (coordinación general)Antonia Pi-Suñer Llorens (coordinación del volumen IV)MéxicoUniversidad Nacional Autónoma de MéxicoInstituto de Investigaciones Históricas1996590 p.ISBN 968-36-4991-2 (Obra completa)ISBN 968-36-4995-5 (Volumen IV)Formato: PDFPublicado en línea: 13 de diciembre de 2019Disponible licadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.htmlD. R. 2019, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto deInvestigaciones Históricas. Se autoriza la reproducción sin fines lucrativos,siempre y cuando no se mutile o altere; se debe citar la fuente completay su dirección electrónica. De otra forma, se requiere permiso previopor escrito de la institución. Dirección: Circuito Mtro. Mario de la Cueva s/n,Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510. Ciudad de México

LOS LIBROS DE TEXTO DE HISTORIA DE MÉXICOEUGENIA ROLDAN VERA*Herencia preciosa para el espíritu, registro de losavances de la humanidad, maestra del alma, faro de lamoral, revelación sublime de la Providencia divina,alma de la experiencia, astro excelso que nos guía entrelas tinieblas del futuro, tal es la historia, aunque hayaquien la llame alfolí de mentiras y almacén de cuentos.Guillermo Prieto, Lecciones de historiaLA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA EN EL SIGLO XIXEducar fue la tarea primordial del México independiente; educar paraformar mexicanos a la altura del país que se deseaba construir. Educarpara formar hombres industriosos, trabajadores, liberados del fanatis mo, pero también para formar ciudadanos: había que enseñar losprincipios políticos de la nueva forma de gobierno a la vez que incul car los valores liberales de la modernidad que llevarían al país alprogreso.La enseñanza de la historia patria tuvo un papel creciente dentrode ese objetivo: ausente casi por completo en la primera mitad del siglo,fue cobrando a partir de 1850 una importancia cada vez mayor.En un primer momento, cuando la prioridad era organizar políti camente al recién nacido México, hubo mucho interés por enseñar,desde los niveles elementales hasta los superiores, conocimientos decarácter cívico, 1 en los que la historia hizo breve acto de presencia. En* Becaria del proyecto Historiografía Mexicana.1 Ya desde la Constitución de Cádiz se estipulaba que en las escuelas de primerasletras, que debían establecerse en todos los pueblos de la monarquía, se enseñaría a losniños "a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que contendrá tambiénuna breve exposición de las obligaciones civiles". Asimismo, en todas las universidades yestablecimientos literarios, debería ''explicarse la Constitución política de la Monarquía".Véase "Constitución de la Monarquía Española", en Manuel Dublán y José Ma. Lozano,Colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de laRepública, ed. oficial, México, Imp. a cargo de Dublán y Lozano, hijos, 1876, v. I, p. 378.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

492HISTORIOGRAFÍA MEXICANAlas distintas propuestas de planes educativos aparecían materias talescomo "Constitución del Estado", "Catecismo político" o "Constituciónpolítica",2 y hubo una producción importante de libros de texto y dedifusión sobre esas materias. Entre éstos cabe mencionar dos muyimportantes: las Le.cciones de política y derecho público para la instruc ción del pueblo mexicano, de Juan María Wenceslao Barquera (1822), yel Catecismo político de la Federación Mexicana, de José María Luis Mora(1832). 3 Estas obras consisten en la explicación de nociones de derechopúblico, de la forma de gobierno presente o la más apta para el país, ydescripción de las obligaciones civiles de los ciudadanos basadas en losnuevos principios liberales y democráticos. En ellas la historia tiene unlugar al lado del derecho y con el objetivo único -el más añejo desdela aparición de Clío entre los hombres- de servir de guía de la política.Barquera lo explica de este modo:. el conocimiento del derecho y la historia son las dos guías sublimes dela política, porque el uno prepara las nociones de lo justo y de lo injusto,y la otra presenta los hechos que deben servir de ejemplo a la conducta delos hombres, pues cuando se trata de establecer una ley, la ciencia delderecho raciocina y desenvuelve los principios, y la historia refiere loshechos que tal vez comprueban la buena práctica de aquéllos. Entoncesel político pesa las razones y los ejemplos, examina las ventajas o susinconvenientes, y se resuelve por fin guiado por la razón, o por los hechos,2 Para una revisión de los cuadros de materias escolares a lo largo del siglo XIX, véaseErnesto Meneses Morales, Tendencias educativas oficiales en México, 1821-1911. Laproblemática de la educación mexicana en el siglo XIX y principios del siglo JO{, México,Ponúa, 1983, 787 p., p. XXN.3 Los catecismos políticos o manuales de enseñanza cívica comenzaron a elaborarseextensivamente en Francia como una consecuencia de la revolución, con el objeto dedifundir los principios republicanos -aunque existen algunos escasos antecedentesde catecismos monárquicos producidos en ese país y en Sudamérica. En España, a raíz dela Constitución de 1812, se publicaron textos similares y muchos de ellos pasaron aHispanoamérica, sirviendo como modelo para los que se elaboraron en México alconsumarse la independencia. De éstos cabe mencionar algunos otros ejemplos: [Luis deMendizábal], Catecismo de la independencia en siete declaraciones por Ludovico de Lato Monte, quien lo dedica al Exmo. Señor D. Agustín de Iturbide y Aramburu, Presidente de laRegencia Gobernadora del Imperio Mexicano, México, Imp. de Mariano Ontiveros, 1821,72 p.; M. M. Vargas, Catecismo de República, o elementos del gobierno republicano popularfederal de la nación mexicana, México, Imp. y Librería de Martín Rivera, 1827; Catecismode la doctrina social. Breve explicación de los principales derechos y obligaciones del hombreen sociedad, "por un miembro de la Sociedad, hijo del Distrito Federal", México, Imprentaen la calle del Ángel núm. 65, a cargo de José Uribe y Alcalde, 1833. Véase Dorothy Tanckde Estrada, "Los catecismos políticos: de la revolución francesa al México independiente",en Solange Alberro, Alicia Hemández Chávez y Elías Trabulse, coords., La revoluciónfrancesa en México, México, El Colegio de México, 1992, 287 p., p. 65-80.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

LOS LIBROS DE TEXTO DE HISTORIA DE MÉXICO493o por uno y otro, o por ninguno, porque no siempre lo mejor es lo másconveniente en el arte de gobernar.4El corto espacio que tanto Barquera como Mora dedican a suinterpretación de la historia de México lo emplean para justificar laforma de gobierno que debe asumir el país y, en función de ello, su hiloconductor es la política: hacen una exposición a muy grandes rasgos delas formas de gobierno y las instituciones en las distintas etapas de lahistoria de México, con el fin de argumentar cuál sea la mejor formapara el presente, la monárquica moderada para Barquera y la republi cana federalista para Mora.La historia, entendida de esa manera como un arsenal de ejempla ridad política -que sirve para conocer los aciertos y errores de losgobiernos anteriores, con el fin de repetirlos o evitarlos según el caso-,se torna conocimiento cuyo estudio profundo debe ser patrimonio de laelite de ciudadanos destinados a las funciones de gobierno. En cambio,resulta inútil para una mayoría inculta que sólo tiene que aprender atrabajar para contribuir al progreso del país, sin necesidad de llenarsela cabeza con especulaciones sobre el pasado que no le van a servir paravivir. Esto explica en parte la ausencia de la historia como una asigna tura obligatoria en prácticamente todos los programas de educaciónprimaria desde 1821 y hasta 1867, salvo raras excepciones, 5 y su escasaaparición en los de enseñanza normal y superior. La historia no se veíatodavía como un conocimiento susceptible de participar en la enseñan za escolar. 64 Juan Ma. Wenceslao Barquera, Lecciones de política y derecho público para lainstrucción del pueblo mexicano, México, Imp. de Doña Herculana del Villar y socios, 1822.Ed. facsimilar, estudio preliminar de Ernesto de la Torre Villar, México, UNAM, Institutode Investigaciones Juridicas, 1991, L-211 p. (Estudios Históricos, 30), p. 59-60.5 En contadas ocasiones se encuentra a la historia en los programas educativos,nunca en el nivel primario, y sin especificar si se trataba de historia de México (lo menosprobable): en el proyecto para la escuela de artes y oficios de la Compañía Lancasterianade 1823, se establecía la enseñanza de "Historia"; en el "Proyecto de Reglamento Gene ral de Instrucción Pública", de diciembre del mismo año, aparecía en el curriculo de los"colegios" (estudios preparatorios a las carreras de teología, jurisprudencia canónicay civil, medicina, cirugía y farmacia y ciencias naturales) la asignatura de "Cronología yelementos de historia"; y en el "Proyecto sobre el Plan de Instrucción Pública", de octubrede 1826, aparecía para la preparatoria la materia de "Literatura e historia". Véase MenesesMorales, op. cit., p. 78-85.6 Con todo, es muy probable que en varios establecimientos educativos se estudiarannociones de historia -la posibilidad de impartir otras materias aparte de las oficiales sedejaba abierta en la legislación, y en todo el periodo la mayor parte de la educación, escolary particular, se dejó a la iniciativa privada debido a la imposibilidad real de ejercer uncontrol efectivo sobre ella-, aunque en la mayoria de los casos debe de haberse tratadode historia universal, principalmente la antigua. La historia sagrada era tal vez la únicahistoria que todos los niños que iban a la escuela llegaban a conocer.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

494HISTORIOGRAFÍA MEXICANASin embargo, en la visión de algunos ilustrados notables, la ense ñanza de la historia podía tener una utilidad para todos, aun para losniños. Se trataba de una utilidad moral. La historia era capaz deproporcionar lecciones éticas, se decía, a través de las biografías de losgrandes hombres; la enseñanza de sus acciones individuales podíaincitar a la emulación y orientar la conducta particular, tanto en la vidapública como en la vida "doméstica" o privada. Ya desde 1824 Lorenzode Zavala transcribía la opinión de Volney (1799) en el sentido de quelos "hechos individuales" o acciones de los personajes históricos, unode los tipos de hechos que constituyen el objeto de la· historia, tienenuna utilidad moral en tanto que nos permiten identificamos con lospersonajes y deducir consecuencias de su conducta que pueden orientarla nuestra. Sin embargo, Volney consideraba que este "preceptorado dehistoria", efectuado a través del género biográfico, era el menos útil de ladisciplina de Clío -al lado de su utilidad científica y, sobre todo, de suutilidad política-y que, en todo caso, era la única clase de historia quepodía tener un lugar en la enseñanza primaria, aunque era más reco mendable que ese conocimiento lo transmitieran los propios padres asus hijos por medio de la lectura nocturna. 7La ejemplaridad moralizante de la historia como justificaciónde su enseñanza fue también sugerida por otros pensadores de la talla deJosé María Lacunza (1809-1869) y José Gómez de la Cortina (17991860). El primero protagonizó uno de los intentos fructíferos porimpartir una cátedra de historia a nivel superior, lo cual motivó unapolémica intelectual con el segundo en tomo a la forma más adecuadade enseñar esos conocimientos; esto tuvo lugar en 1843 cuando, en elseno de la segunda república central, el plan general de estudios -pormedio de la ley del 18 de agosto de ese año-estipuló que en los distintoscolegios destinados a los "estudios preparatorios" (base para cualquiercarrera) se habría de establecer una "academia de humanidades", estoes, una serie de cuatro cursos de los cuales el primero sería de "Historiageneral y la particular de-México". Lo importante de esta disposición esque por primera vez la historia aparecía como una disciplina obligatoriapara todos los estudiantes aspirantes a ejercer una profesión, si bien nopuede decirse que fueron los conservadores los primeros en implantarla historia en el nivel superior: ya en el plan de estudios propuesto por lareforma educativa de 1833 se hablaba de impartir "historia profana,7 Lorenzo de Zavala [Volney ], "Programa, objeto, plan y distribución del estudio dela historia", en Juan A. Ortega y Medina, Polémicas y ensayos mexicanos en torno a lahistoria, 2a. ed., notas bibliográficas e índice onomástico por Eugenia W. Meyer, México,UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1992, 479 p. (Serie Documental, 8),p. 15-69.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

LOS LIBROS DE TEXTO DE HISTORIA DE MÉXICO495antigua y moderna" en el establecimiento de estudios ideológicos yhumanidades, aunque no todos los profesionistas tenían que llevar esecurso y probablemente la historia de México no tenía cabida allí. 8Lacunza, profesor encargado de ese curso en el Colegio de SanJuan de Letrán, y autor de una serie de Discursos históricos elaboradospara su cátedra (de los cuales sólo los cuatro últimos se referían a lahistoria de México), además de concebir también a la historia comomaestra de la política para una elite destinada a las artes del poder,admitía una utilidad de la misma como fuente de ejemplos modeladoresde los principios rectores de la conducta humana, los cuales se expre saban en las acciones públicas de los hombres. Tales principios debíanestar fundamentados en profundas convicciones religiosas, por lo quesus discursos abundan en ejemplos de testimonio cristiano y su inter pretación de la historia resulta plenamente providencialista. Por suparte, Cortina, un hombre con una formación europea más moderna eilustrada, autor de una Cartilla historial o método para estudiar la historia(1829) -manual de teoría y metodología de la historia, acompañado deunas lecciones de cronología universal-, concebía el estudio de lahistoria como necesario a "toda clase de personas" por tratarse de una"ciencia moral", es decir, una ciencia que "nos enseña a conocer a loshombres y a arreglar nuestra conducta, según las lecciones de laexperiencia"; para él, la moralidad era la tendencia a actuar bien entodos los campos de la vida, por lo que la consideraba como el principiode la ilustración y el progreso de los pueblos. 9En estos primeros pasos en la historia de la enseñanza formal dela historia una intención que podemos llamar nacionalista empieza aaparecer. Por más que autores como Carlos María de Bustamanteorientaran sus esfuerzos en esa dirección, a través de la publicación delas obras de Sahagún y Gómara o la redacción de lecciones de historiacomo las de Mañanas de la alameda de México (1835-1836), en estaenseñanza no encontramos todavía una intención por identificar a todoslos mexicanos con un pasado común -una intención que pretenda8 Véase Abraham Talavera, Liberalismo y educación, 2 v., México, Secretaría deEducación Pública, 1973 (Sepsetentas, 103,104), v. 1, p. 167-230.9 Para un análisis detallado de la polémica Cortina-Lacunza, véanse las siguientesobras: "Discurso y cartas sobre varias reformas que parece deben hacerse en el métodode algunos de nuestros estudios científicos. Polémica epistolar entre José Gómez de laCortina y José María Lacunza", en Juan A. Ortega y Medina, op. cit., p. 71-132. José Gómezde la Cortina, Cartilla historial o método para estudiar la historia, 3a . ed., México, Impresopor Ignacio Cumplido, 1841. José· María Lacunza, Discursos históricos leídos en laAcademia del Colegio de San Juan de Letrán, México, Imp. de Ignacio Cumplido, 1845,249 p. Tulia Valencia Funatsu, Una polémica histórica en el "Siglo XIX". Lacunza-Cortina,tesis de maestría en historia, México, Facultad de Filosofía y Letras, 1963.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

496HISTORIOGRAFÍA MEXICANAmostrar la unidad del pasado de todos los habitantes del territorio,olvidándose de los regionalismos, las particularidades y las minorías-;más bien la intención de estos proyectos consiste en centrar el interésen la idea de un futuro próspero, civilizado y cercano, por el cual hayque trabajar y para el cual es necesario reconocernos primero como unanación libre y autónoma frente a las demás. Puesto que la atención seconcentra en el presente y en el futuro, el pasado de México sirve demera referencia para insistir en el cambio que se ha operado en el paísy en la forma de organizarlo, misma que, por cierto, ha de ser biendistinta a lo anterior. Para esta perspectiva la historia universal, y enparticular la moderna -según Lacunza-, resulta fundamental, pues,además de ejemplo, representa un punto de referencia para orientar laforma de planear el porvenir, sobre todo cuando el presente se muestraturbulento y poco firme en su configuración política. 10Más adelante, la intervención norteamericana y el balance tannegativo que sobre los primeros treinta años de vida independienteempezó a permear las conciencias fueron provocando un cambio en lamanera de concebir la enseñanza de la historia . Por un lado, surgió unanecesidad de recurrir al estudio del pasado para intentar explicar losfracasos del presente; por el otro, las posiciones políticas se radicaliza ron y dieron lugar a dos proyectos de nación más definidos que unoslustros antes: el liberal y el conservador. En ambos, la historia de Méxicoera un fundamento, y su enseñanza se vio como el instrumento paraformar a los ciudadanos constructores de ese proyecto. En 1851, en elgobierno conciliador del presidente Mariano Arista, se reafirma el lugarde la historia en la educación superior al declararse vigente la ley del18 de agosto de 1843, 11 y durante el último periodo presidencial deAntonio López de Santa Anna, en 1854, se implanta la enseñanza de lahistoria en secundaria --o en el primer ciclo de la preparatoria- conuna importancia sin precedentes. 12 Asimismo, en ese periodo se conti núa impartiendo historia a nivel superior -bajo el nombre de "historiaº1 "Sin entregamos, pues, a fútiles temores de aniquilamiento, o a vanas esperanzasde progreso; sin confiar la suerte de la patria a la ciega fatalidad, debemos buscar lascausas que han conducido a otros al primero,para evitar las que les han llevado al segundo,para fomentarlas. Éste es el grande objeto de la Historia: la de los pueblos vivos, denuestros compañeros en el usufructo de la tierra; es la de los hombres con quienes estamosobligados a tratar de sus virtudes y sus defectos, de sus debilidades o de sus fuerzas y de susintereses de todas clases . " José Maria Lacunza, "Historia", en El Ateneo Mexicano, México,Imp. de Vicente G. Torres, 1844, t. I,p. 25-27.Apud Juan A. Ortega y Medina, op. cit., p. 128.11 Dublán y Lozano, op. cit., v. VI, p. 134.12 En ese plan de estudios son obligatorias las materias de "historia sagrada","elementos de cronología", "elementos de historia antigua, comprendiendo la de la edadmedia" y "elementos de historia moderna y de la particular de México", ibid., v. VI, p. 371.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

LOS LIBROS DE TEXTO DE HISTORIA DE MÉXICO497general y particular de México"-en la Facultad de Filosofía, rescatandolos Discursos históricos de Lacunza para tal efecto. 13 En estos años se diomucha importancia a la enseñanza de la religión y es de suponerse quela historia impartida tuviera una fuerte carga providencialista y mora lizante en el sentido cristiano.A consecuencia de la revolución de Ayutla los liberales moderadossuben al poder. La actitud de las presidencias de Martín Carrera y deComonfort ante la enseñanza de la historia denota que para entoncesya existía una conciencia de su importancia entre las distintas faccionespolíticas: el primero declara la vigencia de la ley del 18 de agosto de1843, con lo que de nuevo encontramos a la historia en la enseñanzapreparatoria, y bajo el régimen del segundo la "historia general antiguay moderna" y la "historia particular del país" se enseñan a nivel desecundaria, aun en las escuelas de niñas. 14La Constitución de 1857 declara libre la enseñanza -libre inclusode una intervención directa del Estado. La subsiguiente guerra deReforma no hace más que polarizar las posiciones políticas, y, al triunfode los liberales en 1861, éstos se abocan a la construcción de suproyecto de país, que muy pronto se verá interrumpido por una nuevaintervención extranjera. El régimen liberal alcanza a decretar en ese añola laicidad de la instrucción pública en el distrito y territorios federales;desaparecen las clases de catecismo religioso y de historia sagrada-mas no las de moral- y la carga moralizante de la religión, lospreceptos de conducta, sin los dogmas, se pasará a la historia. Ésta sigueapareciendo en los estudios preparatorios pero no aún en la primaria.El imperio de Maximiliano, en términos generales, mantuvo elespíritu liberal en materia educativa pero se vio imposibilitado paraponerlo en práctica. De este periodo destaca uno de los primerosllamados hechos por pensadores mexicanos para hacer una historiageneral de México: el de Manue l Larrainzar. La conciencia que motivabaesta reflexión -aunque desde la perspectiva imperial- era la mismaque la que impulsaba a la enseñanza de la historia nacional. 15La República Restaurada trajo consigo la idea de la necesidad deuna intervención mayor del Estado en la educación para implantarde una vez por todas una ideología liberal en los mexicanos -ideología13 Ibid., p. 382.14 Decreto del 13 de abril de 1856. Dublán y Lozano, op. cit., v. vm, p. 146.t s Manuel Larrainzar, "Algunas ideas sobre la historia y manera de escribir la deMéxico, especialmente la contemporánea, desde la declaración de independencia, en1821, hasta nuestros días" (1865), en Ortega y Medina, op. cit, p. 133-255. Un llamadoanterior a la necesaria elaboración de una historia general de México se hizo desde ladécada de 1850 con la publicación del Diccionario universal de historia y geografía(1853-1856), coordinado por Manuel Orozco y Berra.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

498HISTORIOGRAFÍA MEXICANAque a partir de entonces dejó de estar en lucha contra las instituciones,el orden social y los valores heredados del régimen colonial, paraconvertirse en un mito político unificador- con el fin de consolidar ala nueva nación. Pero los proyectos y programas de enseñanza vinierona su vez acompañados por una nueva filosofía educativa que fue trans formando gradualmente los principios liberales: el positivismo. 16 Apartir de entonces, por la Ley Orgánica de Instrucción Pública del 2 dediciembre de 1867, se establece definitivamente la historia de Méxicoen la primaria y en 1868 hace su aparición en la apenas estrenadaEscuela Nacional Preparatoria. 17 Mientras tanto, a los conservadoresderrotados les queda el terreno de la lucha ideológica para defender susideales, que se resisten a ser desplazados de la sociedad: la enseñanzade la historia será uno de sus vehículos de autodefensa.Por otra parte, a partir de 1867 aparece en la escena literaria unanueva generación de escritores promotores de una literatura más pro piamente "nacional" -si bien ya existían algunos antecedentes en ladécada anterior-, impulsada principalmente por Ignacio Manuel Alta mirano y conciliadores en el terreno político. Muchos de los autores delibros de historia para la enseñanza participan de ese movimiento.Con el toque positivista que revisten los planes de estudio y susreformas, la historia nacional queda plenamente aceptada en la ense ñanza primaria como vía de moralización, pero ahora la moral pretendesepararse de la religión. 18 La historia ha de cumplir su objetivo morali zante a través de la veneración a los héroes y la transmisión de valorespropios de los nuevos tiempos: el orden, la ciencia, el rechazo alfanatismo, el espíritu altruista de servicio a la humanidad y el amor a lapatria. En secundaria y preparatoria la enseñanza de la historia tieneademás la intención de mostrar la interpretación liberal, cargada de mitosque refuercen el nacionalismo entendido como unidad de todos losmexicanos ante un pasado común y como soberanía e identificacióncon lo propio del país como rechazo y defensa de la intervención ex tranjera.La historia nacional ya no desaparecerá de los planes de estudiode la primaria ni de los de las escuelas de adultos, pero en la NacionalPreparatoria tendrá una trayectoria azarosa. En el plan original apare16 Véase Charles Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del sigloXI.Y, trad. de Purificación Jiménez, México, Vuelta, 1991, 453 p.17 Meneses Morales, op. cit., p. 167-176, 204-208.18 Véase Gabino Barreda, "De la educación moral", en El Siglo Diez y Nueve, 3 demayo de 1863. Consultado ep Gabino Barreda, Estudios, 3a. ed., pról. de José FuentesMares, México, UNAM, Coordinación de Humanidades, 1992, xxxrv-165 p. (Biblioteca delEstudiante Universitario, 26), p. 105-118.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

LOS LIBROS DE TEXTO DE HISTORIA DE MÉXICO499cía como obligatoria para todos los alumnos -a pesar de que lajustificación que de esa asignatura hizo Gabino Barreda fue pococonsistente-, 19 pero las reformas subsecuentes (motivadas por lasreacciones de liberales de la vieja guardia arraigados a la idea de quesólo había que estudiar para lo que se iba a ser) la fueron despojandode ese carácter en los estudios para varias profesiones. Su total acepta ción como un conocimiento fundamental para todos fue tan tardíacomo en 1907, gracias principalmente a los esfuerzos de Justo Sierra.2 Para principios de la década de 1890, como resultado -de losCongresos de Instrucción (1889-1890 y 1890-1891) convocados con lafinalidad de dar unidad a la instrucción en todo México, el método y loscontenidos de la enseñanza de la historia en la primaria quedan regla mentados de manera uniforme para todo el país. En consecuencia, ungran cambio cuantitativo y cualitativo se apreciará en los libros de textode historia.Los AUTORESTodos los escritores que elaboraron algún libro de texto de historiapertenecieron a esa clase de literatos decimonónicos convencidos deque prestaban un gran servicio a la nación. Ser escritor era ser maestro:por medio de las letras se proponían los caminos que habrían demodificar las costumbres, los hábitos mentales y los valores de losmexicanos. Trabajaban por la ilustración y la superación popular desdelas tribunas del periodismo y los libros de divulgación, desde el ensa yo, la poesía, la novela, la crónica política, el teatro, las memorias o elcuento. La historia fue uno más de esos vehículos de difusión, tanto a19 En su "Carta dirigida a1 C. Mariano Riva Palacio, gobernador del Estado de Méxi co, en la cual se tocan varios puntos relativos a la instrucción preparatoria" ( 1 O de octubrede 1870), Gabino Barreda justifica y fundamenta las distintas asignaturas del plan deestudios de la Escuela Nacional Preparatoria y su posición dentro de él; de la historiaúnicamente dice lo siguiente: "La historia se ha colocado después de la geografía, oconcurrente con ella, porque así se facilita el estudio de ambas y se hace más ameno."Estudios, p. 23.En su afán por organizar un plan de estudios ordenado según el método científico,Barreda, si bien no menospreció el lado afectivo, artístico y humanístico de la educación,sí lo consideró más espontáneo que sistemático, por lo que le pareció más apropiado paralos primeros años de la enseñanza.20 Véase Guillermina González de Lemoine, "Reseña sobre la enseñanza de la historiade México en la Escuela Nacional Preparatoria", en Victoria Lemer Sigal, comp., Laenseñanza de Clío, México, UNAM,. Centro de Investigaciones y Servicios Educativos,Instituto Mora, 1990, p. 33-38.2019. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones ones/publicadigital/libros/317 04/historiografia mexicana.html

500HISTORIOGRAFÍA MEXICANAtravés de las novelas históricas -cuyo fin era enseñar entreteniendo como de los libros de texto. Con la notable excepción de Justo Sierra,podemos afirmar que no fueron los grandes historiadores eruditos dela segunda mitad de la centuria quienes elaboraron libros que hicieranaccesibles sus conocimientos a las masas. 21Se pueden distinguir distintas generaciones entre los autores delibros de texto de historia nacional. En primer lugar, cabe mencionarcomo antecedente a aquellos pocos que en la primera mitad del siglo sepreocuparon por elaborar obras de difusión de la historia de Méxi co, aunque no se tratara propiamente de libros de tex

de 1826, aparecía para la preparatoria la materia de "Literatura e historia". Véase Meneses Morales, op. cit., p. 78-85. 6 Con todo, es muy probable que en varios establecimientos educativos se estudiaran nociones de historia -la posibilidad de impartir otras materias aparte de las oficiales se