Mente Zen, Mente De Principiante - Datelobueno

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Mente Zen,Mente dePrincipianteConversaciones informalessobre meditación y práctica zenShunryu Suzuki

Mente Zen,Mente de PrincipianteConversaciones informales sobremeditación y práctica ZenShunryu SuzukiPrefacio por Huston SmithIntroducción por Richard BakerE S T A C I O N E S

Los caracteres de “mente de principiante”en caligrafía de Shunryu Suzuki

Título original en inglés:Zen Mind, Begginer's Mind 1987, by La Frambuesa S.A., Editorial EstacionesPichincha 969, (1219)Buenos Aires, Argentina.e-mail: info@troquel.com.arDiseño de tapa: Manuel RessiaComposición y armado: O. RaoISBN 950-16-0212-5Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723Printed in ArgentinaImpreso en ArgentinaTodos los derechos reservados. No puede reproducirseninguna parte de este libro por ningún medio electrónicoo mecánico, incluyendo fotocopiado, grabado, xerografiadoo cualquier almacenaje de información o sistemade recuperación sin permiso escrito del editor.

ÍndicePrefacio. Los Suzuki .9Introducción . 13Mente Zen, Mente de Principiante . 20Prólogo. Mente de principiante . 21Primera parte. La práctica correcta . 24Postura .Respiración .Control .Olas mentales .Maleza de la mente .La médula del Zen .Sin dualismo .La reverencia .Nada especial .253034374042465054Segunda parte. La actividad correcta . 57El camino del firme y único propósito . 58La repetición . 61

El Zen y el entusiasmo .El esfuerzo correcto .Sin huellas .El dar de Dios .Errores de práctica .Limitar la actividad .Estudiarse a sí mismo .Pulir un azulejo .Constancia .Comunicación .Lo negativo y lo positivo .El Nirvana, la catarata .64677175798386909599103107Tercera parte. La comprensión correcta . 111Espíritu tradicional Zen . 112Transitoriedad . 116La calidad del ser . 119Naturalidad . 123Vacuidad . 127Disposición, atención . 131La creencia en la nada . 134Inclinación, no inclinación . 138La calma . 141Experiencia, no filosofía . 144El budismo original . 147Más allá de la conciencia . 151La iluminación de Buda . 156Epílogo. La mente zen . 159

A mi maestroGyokujun So-on-daiosho

PrefacioLos dos Suzukiace medio siglo, en un trasplante que se hacomparado por su importancia histórica conlas traducciones latinas de Aristóteles del siglo XIII ycon las de Platón del XV, Daisetz Suzuki trajo, sin ayudaalguna, el Zen a Occidente. Cincuenta años después,Shunryu Suzuki hizo algo de casi igual importancia. Enesta obra, la única suya, se brinda a los lectoresoccidentales interesados en el Zen la continuidad deideas que han estado necesitando.El estilo del Zen de Daisetz Suzuki tiende a lodramático; el de Shunryu Suzuki es más llano. ParaDaisetz el satori es focal y, en gran parte, la fascinaciónde ese estado extraordinario es lo que hace tan atractivostodos sus escritos. En cambio, en la obra de ShunryuSuzuki nunca aparecen las palabras satori o kensho, quees el equivalente más aproximado de la anterior.Cuatro meses antes de su fallecimiento, cuando tuvela oportunidad de preguntar a Shunryu Suzuki por quéno mencionaba el satori en su libro, la esposa se volvióhacia mí y me susurro en tono de broma: “Porquenunca lo ha logrado”. El Roshi la conminó con suabanico y fingiendo consternación puso un dedo sobreH

los labios y dijo en voz baja: “¡Shhhh! ¡No le digas eso!”.Nos echamos a reír y después añadió: “No es que elsatori no tenga importancia, no; es que no constituyeuna parte del Zen que necesite recalcarse.”Suzuki Roshi estuvo con nosotros en Norteaméricadoce años solamente -un único ciclo, según el modoasiático oriental de contar los años por docenas- mas,sin embargo, fueron suficientes. Merced a los esfuerzosde este hombre de pequeña estatura y silencioso pornaturaleza, podemos contar hoy con una florecienteorganización del Zen Soto en nuestro continente. Suvida a lo largo de la senda del Soto se desarrolló en ungrado tan perfecto que al fin el hombre y la sendallegaron a aunarse. “Su actitud de no-ego era tal que nopermitía excentricidades ni fantasías. Aunque en elsentido mundano su personalidad no agitó las aguas nidejó rastro, sus huellas a lo largo del camino del satorirepresentan un movimiento directo hacia adelante.”*Los monumentos que nos dejó son el monasterio deZen Soto, el primero de su clase en Occidente, el ZenMountain Center de Tassajara; su adjunto de la ciudad,el Zen Center de San Francisco, y para el público engeneral, esta obra.Precavido, sin dejar nada al azar, preparó a susdiscípulos para que supieran afrontar el momento másdifícil, cuando su presencia visible desapareciera en elvacío.“Si al morir, en el momento de la agonía, estoysufriendo, eso no importa, porque como sabéis, ése esel Buda sufriente. Está muy claro. Quizás todosluchen en ese momento, agobiados por la agoníafísica o también por la espiritual. Mas eso está bien,no es un problema. En realidad debemos estaragradecidos de tener un cuerpo limitado. como elmío y como el vuestro. Si tuvierais una vidailimitada, eso sería gran problema para vosotros.”Y se aseguró la continuidad de su obra. En laceremonia del Sillón de la Montaña, el 21 de noviembre* Homenaje por Mary Parkas, ZEN NOTES, First Zen Institute of America, enero de 1972.

de 1971, designó a Richard Baker su heredero en laenseñanza. El cáncer estaba ya tan avanzado que, a noser por el sostén que le prestaban, no habría podidomarchar en la procesión. Pero, así y todo, a cada paso,su bastón golpeaba el piso con la firme voluntad que sereflejaba en la serena presencia de su persona.Baker aceptó el manto con un poema.“Este inciensoque he conservado por mucho, mucho tiempolo ofrezco de ninguna-manoa mi maestro, a mi amigo, Suzuki ShunryuDaiosho,fundador de estos templos.No hay medida para lo que habéis hecho.Vamos con vos bajo la apacible lluvia de Budanuestros hábitos se empapan,mas en las hojas de lotoni una gota permanece.”Dos semanas después, el maestro había partido ya, yen su funeral del 4 de diciembre Baker Roshi,dirigiéndose a la multitud allí congregada, lo despedíacon estas palabras de encomio.“No hay senda fácil para llegar a maestro odiscípulo, a pesar de ser la alegría más grande deesta vida. No es obra fácil la del que viene a unatierra donde no hay budistas y que cuando al finsale de ella deja allí muchos discípulos, monjes ylegos ya muy adelantados en el camino, y miles depersonas a quienes ha transformado su existenciaen este país. No hay senda fácil para establecer ycrear un monasterio, una comunidad urbana ycentros de práctica en California y muchos otroslugares de los Estados Unidos. Pero esta ‘sendano-fácil’, este logro extraordinario, lo llevaba élconsigo fácilmente, y era él quien nos daba, porsu propia naturaleza verdadera, la naturalezaverdadera nuestra. Él nos dejó todo cuanto un serhumano puede legar: todo lo esencial, la mente y

corazón de Buda, la enseñanza y la vida de Buda.Él está todavía aquí en cada uno de nosotros, siasí lo deseamos.”Huston Smith.Profesor de Filosofía.Massachusetts Institute of Technology.

Introducciónara uno de sus discípulos, este libro representa lamente de Suzuki Roshi, no su mente común o sumente personal, sino su mente zen, la mente de sumaestro Gyokujun So-on-daiosho, la de Dogen-zenji, lade la sucesión íntegra, interrumpida o ininterrumpida,histórica o mítica, de los maestros, patriarcas, monjes ylegos desde la época de Buda hasta el presente, y es lamente del propio Buda, la mente de la práctica del Zen.Mas, para la mayoría de los lectores, este libro es unejemplo de la manera en que se expresa y enseña unmaestro de Zen. Es un libro de instrucción sobre laforma de practicar el Zen, sobre la vida del Zen y sobrela actitud y la comprensión que hacen posible la prácticadel Zen. A todo lector lo alentará a entender su propianaturaleza, su propia mente zen.“Mente Zen” es una de esas frases enigmáticasusadas por los maestros del Zen para inspirar a lapersona a darse cuenta de lo que es en sí, para queyendo más allá de las palabras ahonde sobre lo que sonsu propia mente y su propio ser. Ése es el propósito detoda la enseñanza del Zen, hacer que la persona en suexamen interior se pregunte y se conteste esa preguntacon la expresión más profunda de la propia naturaleza.La ilustración que aparece en la página 1 de este libro esla grafía ñorai, en japonés, y tathagata, en sánscrito.P

Éstos son nombres que suelen usarse en lugar del deBuda, y significan “aquel que ha seguido el sendero,que ha regresado de la talidad, o que es la talidad o elser así, el vacío, el totalmente completo”. Es el principiobásico que hace posible la aparición de un Buda. Es lamente Zen. Cuando Suzuki Roshi trazó esta ilustración,usando como pincel la punta deshilachada de una de lasgrandes hojas, parecidas a una espada, de la planta de layuca que crece en las montañas cercanas al ZenMountain Center, dijo: “Esto significa que Tathagata esel cuerpo de toda la tierra.”La práctica de la mente Zen es la mente deprincipiante. La inocencia de la primera pregunta,“¿Qué soy yo?”, es algo que ha de conservarse siempredurante toda la práctica del Zen. La mente delprincipiante está vacía, libre de los hábitos del experto,dispuesta a aceptar, a dudar y abierta a todas lasposibilidades. Es la clase de mente que puede ver lascosas tal como son, que paso a paso y en un instante escapaz de darse cuenta de la naturaleza original del todo.Esta práctica de la mente Zen se encuentra en todas laspáginas de la presente obra. Directamente o a veces pordeducción, cada una de las secciones de este libro serelaciona con la cuestión de cómo se ha de manteneresta actitud durante la meditación y la vida. Ésta es unaantigua manera de enseñar, empleando el lenguaje mássencillo y las situaciones de la vida cotidiana. Lo cualsignifica que el estudiante debe enseñarse a sí mismo.“Mente de principiante” era una expresión favoritade Dogen-zenji. El dibujo de la página 4, también deSuzuki Roshi, dice shoshin o mente de principiante. Elmodo Zen de caligrafía consiste en escribir de lamanera más directa y sencilla, como si uno fuera unprincipiante, sin tratar de obtener algo hábil o bello,haciéndolo simplemente, prestando atención completa,como si se estuviera descubriendo por primera vez loque se escribe. Así, toda la naturaleza de uno se reflejaen lo escrito. Ésta es la manera de practicar momentotras momento.Esta obra fue concebida e iniciada por MarianDerby, una discípula muy vinculada a las enseñanzas de

Suzuki Roshi, organizadora del grupo de Los Altos.Suzuki Roshi solía acudir a las meditaciones zazén deeste grupo una o dos veces por semana, y al final decada período de meditación les hablaba, los alentabaen la práctica y ayudaba a resolver sus problemas.Marian grabó esas charlas del maestro y pronto notóque, a medida que los estudiantes iban progresando, lascharlas adquirían una continuidad y amplitud quepermitían compilarlas en un libro que conservara, cosamuy necesaria por cierto, el espíritu y las enseñanzasde Suzuki Roshi. Marian compiló el primer borrador deeste libro, basándose en las transcripciones de las pláticasdel Roshi durante un período de varios años.Trudi Dixon, otra discípula dilecta de Suzuki Roshi,persona muy conocedora en materia editorial yredactora de la revista Wind Bell del Zen Center, seencargó de organizar y preparó ese borrador para lapublicación.No es tarea fácil editar una obra de esta clase;conocer las razones de que dar así ayuda a comprendermejor el contenido. Suzuki Roshi emplea el método másdifícil, pero a la vez más persuasivo para explicar elbudismo -en términos de las circunstancias corrientesde la vida de la persona- para así tratar de transmitirtoda la enseñanza en afirmaciones tan simples como“tome una taza de té”. El redactor debe darse cuentacabal de lo que entrañan tales afirmaciones, a fin de nosacrificar el verdadero significado de las pláticas, en arasde la claridad o la gramática. Asimismo, sin conocerbien a Suzuki Roshi y sin haber tenido ocasión deestudiar con él, se corre el peligro de no tener en cuenta,por las mismas razones, la comprensión de fondorepresentada por su personalidad o energía o voluntad.Y también, de no tener en cuenta lo más profundo de lamente del lector, que necesita la repetición, la lógica alparecer oscura y la poesía para conocerse a sí misma.Pasajes al parecer oscuros u obvios resultan a menudoiluminantes cuando se los lee con sumo cuidado y unose pregunta ¿por qué diría tal cosa este hombre?La redacción se complica, además, por el hecho deque los idiomas occidentales son profundamente

duales en sus supuestos básicos y durante siglos no hantenido, como el japonés, la oportunidad de perfeccionarun modo de expresar ideas budistas que no son duales.Suzuki Roshi utiliza estos dos vocabularios culturalesdistintos con bastante facilidad y se expresa en un estiloque combina el modo de pensar japonés, atributivo desentimientos, y el occidental, de ideas específicas, lo cualtiene perfecto sentido, poética y filosóficamente, parasus oyentes. Pero en la transcripción suelen perderse laspausas, el ritmo y el énfasis que dan a sus palabras sumás profundo significado y asocian sus pensamientos.Por eso, Trudi tuvo que trabajar muchos meses, a solas ycon Suzuki Roshi, para conservar los términos y el saborpropios y producir a la vez un manuscrito de lenguajecomprensible.Trudi dividió la obra, conforme a su énfasis, en tressecciones -Práctica correcta, Actitud correcta yComprensión correcta-, que se refieren respectiva yaproximadamente al cuerpo, el sentir y la mente.Además, dio título a las charlas y puso los epígrafesque siguen a los títulos, que están tomadosgeneralmente del texto de las pláticas. Esta selección es,desde ya, algo arbitraria, pero tuvo el objeto deestablecer una especie de tensión entre las secciones, lostítulos y cada uno de los epígrafes y las pláticas. Larelación entre estas últimas y dichos elementosadicionales servirán al lector para examinar más afondo lo dicho por Suzuki Roshi.La única parte que no pertenece al grupo original delas charlas de Los Altos es el epílogo, que resume otrasdos charlas dadas cuando el Centro de Zen se mudó asu nuevo local de San Francisco.Poco después de terminar la revisión de este libro,Trudi murió de cáncer, a los treinta años. La hansobrevivido sus dos hijos, Annie y Will, su esposo,Mike, un pintor que aportó el dibujo de la mosca de lapágina 98. Mike ha estudiado Zen durante muchos añosy cuando se le pidió que hiciera algo para este libro,dijo: “No puedo hacer un dibujo Zen. No puedo hacerun dibujo que sea otra cosa que un mero dibujo. Porcierto, no me inclino a hacer dibujos de zafu

(almohadones de meditación) o de lotos o de algoartificial. Sin embargo, se me ocurre y visualizo estaidea”. Esta mosca tan natural aparece y figura a menudoen los cuadros de Mike. Suzuki Roshi gustaba de larana, que posa tan inmóvil que parece estar dormida,pero que sin embargo se mantiene despierta, al acechodel insecto que pasa. Tal vez, esta mosca esté esperandoa la rana.Trudi y yo trabajamos juntos en varios aspectos deesta obra y ella me rogó que completara la revisión,escribiese la introducción y me ocupara finalmente depublicarla. Después de considerar varias casas editoriales,decidí que John Weatherhill, Inc., por conducto deMeredith Weatherby y Audie Bock, estaba en mejorsituación para preparar, diseñar y publicar esta obraexactamente del modo que debía hacerse. Leyó elmanuscrito antes de su publicación el profesor KogenMizuno, director del Departamento de EstudiosBudistas de la Universidad de Komazawa, destacadoerudito en budismo indio, que prestó generosamente suayuda en la transcripción de los términos sánscritos yjaponeses budistas.Suzuki Roshi nunca hablaba de su pasado, pero hecolegido al respecto que fue discípulo de GyokujunSo-on-daiosho, uno de los más destacados maestros delZen Soto de aquel tiempo. Naturalmente, tuvo tambiénotros maestros, uno de los cuales recalcaba lacomprensión profunda y cuidadosa de los sutras. Elpadre de Suzuki Roshi era también maestro de Zen ySuzuki comenzó, cuando aún era niño, su aprendizajecon la dirección de Gyokujun, un discípulo de supadre. Suzuki fue reconocido maestro de Zen cuandoera aún relativamente joven, creo que cuando tenía sólotreinta años. En el Japón tuvo a su cargo varios templosy monasterios y reconstruyó algunos templos. Durantela Segunda Guerra Mundial fue dirigente de un grupopacifista del Japón. Cuando era joven se interesó enviajar a Norteamérica, pero hacía ya tiempo que habíaabandonado la idea cuando un amigo le rogó que fuesea San Francisco por uno o dos años, para dirigir lacongregación de budistas japoneses de esa ciudad.

En 1958, a los cincuenta y tres años, fue a EstadosUnidos. Después de posponer su viaje de regreso variasveces, decidió por fin quedarse en ese país. Lo hizo,decía, porque descubrió que los norteamericanos tienenmente de principiante con pocas ideas preconcebidasacerca del Zen, tienen la mente bastante dispuesta yconfiadamente creen que puede ayudarlos en la vida.Asimismo, notó que suelen examinar el Zen de unmodo que le da vida. Poco después de su llegada variaspersonas fueron a verlo y le preguntaron si podíanestudiar Zen con él. Él contestó que hacía zazén todaslas mañanas y que podían acompañarlo si así lodeseaban. A partir de esa época tuvo un grupo bastantenutrido a su alrededor, que ahora se ha extendido a seislocalidades de California. En la actualidad, el maestropasó la mayor parte de su tiempo en el Zen Center, 300Page street, San Francisco, donde residen unos sesentaestudiantes y muchos otros practican zazén habitualmente,y en el Zen Mountain Center de Tassajara Springs, enlas alturas de Carmel Valley, que es el primer monasterioZen establecido en Norteamérica. Allí residen ypractican, durante períodos de tres meses o más,aproximadamente otros sesenta discípulos.En la opinión de Trudi, la comprensión de lossentimientos del estudiante hacia el maestro contribuiríamás que ninguna otra cosa a darle al lector una mejoridea de lo que se trata en estas charlas. En realidad, loque el maestro brinda al estudiante es literalmente unaprueba viva de la posibilidad de lograr en el curso deesta existencia las metas y los propósitos, al parecerimposibles, que se plantean en ella.Cuanto más se profundiza la práctica, tanto más sepercata uno de lo que es la mente del maestro, hasta queal fin se llega al convencimiento de que la mente deldiscípulo y la del maestro son la mente de Buda. Y almismo tiempo se descubre que la meditación de zazénes la expresión más perfecta de la naturaleza de unomismo.En las siguientes palabras de homenaje al maestro,Trudi describe elocuentemente la relación de éste con elestudiante de Zen.

“El Roshi es una persona que ha convertido enrealidad la perfecta libertad que potencialmenteexiste en todos los seres humanos. El Roshi existelibremente en la plenitud de todo su ser. Lo quefluye en su conciencia no es la pauta fija yrepetitiva de nuestra conciencia común centradaen sí misma, sino que surge mas bien espontánea ynaturalmente de las circunstancias reales delpresente. En términos de la calidad de vida, losresultados de todo esto son extraordinarios-alegría, vigor, franqueza, naturalidad, humildad,serenidad, gozo, cierta misteriosa perspicacia einsondable compasión-. Todo su ser atestigua elsignificado de lo que es vivir en la realidad delpresente. Sin decir ni hacer nada, el mero hechode encontrarse con una personalidad tandesarrollada basta para cambiar todo el sistema devida de otra persona. Pero al fin y al cabo, loextraordinario del maestro no es lo que dejaperplejo, intriga y profundiza al estudiante, sinosu absoluto llaneza. Porque es simplemente élmismo, es espejo de sus discípulos. Cuandoestamos con el maestro percibimos nuestraspropias buenas cualidades y defectos sin quemedie elogio o crítica de su parte. En su presenciavemos nuestro ser original y lo extraordinario quenotamos es sólo nuestra verdadera naturaleza. Unavez que aprendemos a dejar en libertad a nuestrapropia naturaleza, las fronteras entre el maestro yel discípulo desaparecen en una profundacorriente del ser y en el júbilo del despliegue de lamente Buda.”Richard Baker.Kyoto, 1970.

Mente Zen,Mente de Principiante“Es sabiduría que busca sabiduría.”

PrólogoMente de principianteA la mente del principiante se le presentan muchasposibilidades; a la del experto, pocas.se suele decir que la práctica del Zen es difícil, perohay una gran equivocación en lo que respecta alporqué. No es difícil por el mero hecho de que resultearduo sentarse en la posición de piernas cruzadas oalcanzar la iluminación. Es difícil porque lo arduo estáen mantener nuestra mente y nuestra práctica puras ensu sentido fundamental. El desarrollo de la escuelaZen tomó muchas formas después de establecida en laChina y al mismo tiempo fue tornándose impura. Sinembargo, no es del Zen chino ni de la historia del Zende lo que quiero hablar. Lo que me interesa es ayudara impedir que la práctica del lector se vuelva impura.En el Japón tenemos el término shoshin, quesignifica “mente de principiante”. El propósito de lapráctica es mantener siempre pura la mente de eseprincipiante. Supongamos que se recita el Sutra PrajñaParamita sólo una vez. Quizás esa recitación resulte deprovecho. Pero ¿qué sucedería si se recitara dos, tres,cuatro o más veces? Tal vez se podría perder la actitudoriginal hacia esa oración. Lo mismo ha de ocurrir con

las otras prácticas del Zen. Se mantendrá la mente deprincipiante durante cierto tiempo. Pero si se continúaesa práctica por uno, dos, tres o más años, aunquequizás se mejore un poco, está uno propenso a perder elsignificado infinito de la mente original.Para los estudiantes de Zen lo más importante esevitar el dualismo. La “mente original” lo incluye todoen sí misma. Es siempre rica y suficiente por sí misma.No se debe perder esa autosuficiencia del estado mental.Esto no significa tener la mente cerrada, sino, enrealidad, mantenerla vacía, pronta. Cuando la menteestá vacía, se encuentra siempre dispuesta para cualquiercosa, abierta a todo. A la mente del principiante se lepresentan muchas posibilidades; a la del experto, pocas.Cuando uno discrimina demasiado, se limita. Cuandose es demasiado exigente, o demasiado ambicioso, lamente no es rica ni autosuficiente. Cuando la menteoriginal deja de ser autosuficiente, se pierden todos lospreceptos. Cuando la mente se torna exigente, cuando seanhela algo, se termina por contravenir los propiospreceptos: no mentir, no robar, no matar, no serinmoral, etc. En cambio, cuando se mantiene la menteoriginal, los preceptos se mantienen por sí mismos.En la mente de principiante no surge el pensamiento“he alcanzado algo”. Todos los pensamientos basados enel propio yo tienden a limitar la vasta mente. Cuandono se abriga ningún pensamiento de logro, ningúnpensamiento del propio yo, es cuando uno llega a serverdadero principiante. Entonces es cuando se puedeaprender algo realmente. La mente de principiante escompasiva. Y cuando la mente es compasiva, es infinita.Dogen-zenji, el fundador de nuestra escuela, recalcabasiempre la importancia de recobrar la mente originalinfinita. Con ella somos siempre sinceros para connosotros mismos, resonamos simpáticamente con todoslos seres, y verdaderamente podemos practicar.En resumen, lo más difícil de todo es mantenersiempre la mente de principiante. Para ello no esnecesario lograr primero una profunda comprensión delZen, por mucho que se lea sobre el tema del Zen, lalectura de cada oración o frase debe hacerse con la

mente fresca y abierta. No se ha de decir nunca “sé loque es el Zen” o “he logrado la iluminación.” Éste estambién el verdadero secreto en lo tocante a las artes.Hay que ser siempre principiante. Hay que tenermucho, mucho cuidado en este asunto. Si se comienza apracticar el zazén, se tiene que empezar a apreciar lamente de principiante. Éste es el secreto de la prácticadel Zen.

PRIMERA PARTELA PRÁCTICA CORRECTALa práctica del zazén es la expresión directade nuestra verdadera naturaleza.Estrictamente hablando, para un ser humanono hay otra práctica más que ésta.No hay otra forma de vida más que ésta.

PosturaLa postura no es un medio para obtener el estado mentalcorrecto. Cuando se toma esa postura se está en el estadomental correcto. No hay necesidad de lograr cierto estadomental especial.hora desearía hablar de la postura zazén. Cuandouno se sienta en la posición de loto perfecta, elpie izquierdo está sobre el muslo derecho y el piederecho, sobre el muslo izquierdo. Al cruzar laspiernas de esta forma, aunque tenemos una piernaderecha y una izquierda, las dos se convierten en una.Esa posición expresa la unidad de la dualidad: no sondos, pero tampoco una. Eso es lo más importante deesta enseñanza: no dos, pero tampoco una. Nuestrocuerpo y nuestra mente no son dos, pero tampoco sonuno. Cuando se piensa que el cuerpo y la mente sondos es una equivocación. Cuando se piensa que los dosson uno, también es una equivocación. Nuestro cuerpo ynuestra mente son a la vez dos y uno. Lo corriente espensar que si algo no es uno, entonces debe ser más deuno; si no es singular, es plural. Pero en la experienciapráctica, nuestra vida no es sólo plural, sino tambiénsingular. Toda persona es a la vez dependiente eindependiente.A

Dentro de unos años moriremos. Cuando se piensaque ése es el fin de la vida, se ha entendido mal. Pero,por otra parte, cuando se piensa que no moriremosnunca, esto también es erróneo. Moriremos y nomoriremos. Así habrá de entenderse. Quizás haya quienpiense que la mente o el alma existen siempre y que loque muere es solamente el cuerpo físico, mas esto no esla verdad exacta, porque tanto la mente como el cuerpotienen fin. Pero, al mismo tiempo, también es verdadque existen eternamente. Y aunque se habla de unamente y un cuerpo por separado, ambos son realmentelas dos caras de una misma moneda. Así es como ha deentenderse. Por eso, cuando se adopta la postura sesimboliza esta verdad. Cuando se pone el pie izquierdoal lado derecho del cuerpo y el derecho al lado izquierdono se sabe cuál es cuál. O sea que un lado puede sertanto el izquierdo como el derecho.Al adoptar la postura de zazén lo importante esmantener derecha la columna vertebral. Debenmantenerse en línea las orejas con los hombros. Serelajan los hombros y se eleva la parte posterior de lacabeza hacia el techo. Y se recoge el mentón hacia elpecho. Cuando se inclina el mentón hacia arriba no setiene una postura firme. Es probable que se estésoñando. Además, para lograr firmeza en la postura sedebe presionar el diafragma hacia el hara o bajoabdomen. Esto ayuda a mantener el equilibrio físico ymental. Al principio, cuando se trata de conservar estapostura suele encontrarse alguna dificultad para respirarnormalmente, pero una vez que la persona seacostumbra, le es fácil respirar con normalidad yprofundidad.Las manos deben formar el “mudra cósmico”.Cuando se pone la mano izquierda sobre la derecha conlas palmas hacia arriba, se juntan los nudillos medios delos dedos mayores y se tocan ligeramente los pulgares,uno con otro (como si estuviesen sosteniendo una hojade papel), las manos forman un óvalo hermoso. Estemudra universal se debe mantener cuidadosamente,como si uno tuviera algo muy precioso en la mano. Lasmanos han de estar pegadas al cuerpo, con los pulgares

aproximadamente a la altura de la región umbilical. Losbrazos deben permanecer sueltos y laxos, ligeramenteseparados del cuerpo, como si se estuviera sujetando unhuevo en cada axila, sin romperlo.No debe inclinarse uno hacia un lado, hacia atrás ohacia adelante. Hay que sentarse bien derecho, como sise estuviera sosteniendo todo el cielo con la cabeza. Nose trata únicamente de cubrir las formas o de respirarbien. Esta postura representa el punto clave delbudismo. Es la expresión perfecta de la naturaleza deBuda de la persona. Si lo que se desea es lograr laverdadera comprensión del budismo, hay que practicarde esta manera. Esas formas no son un simple mediopara obtener el estado mental correcto. La posturacorrecta es de por sí el propósito de nuestra práctica.Cuando se logra esta postura, se está en el estado mentalcorrecto y por eso no hay necesidad de esforzarse paraalcanzar cualquier estado especial

Mas, para la mayoría de los lectores, este libro es un ejemplo de la manera en que se expresa y enseña un maestro de Zen. Es un libro de instrucción sobre la forma de practicar el Zen, sobre la vida del Zen y sobre la actitud y la comprensión que hacen posible la práctica del Zen. A todo lector lo alentará a entender su propia