Stephen R. Covey - PlanetadeLibros

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EDICIÓN CONMEMORATIVA 25 ANIVERSARIO«Afortunadamente, este libro ha sido nuestro consejero y estímulo duranteveinticinco años. Yo propongo, con ocasión de este aniversario, que seamosleales y sigamos apoyándolo otros veinticinco años.» MAYA ANGELOU«Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva reúne principios intemporalesque contribuyen a que cualquier empresa se oriente hacia el éxito.»TONY HSIEH, del The New York Times, autor del superventasEntregando felicidad y consejero delegado de Zappos.com, Inc.«Los 7 hábitos nos han guiado a muchos en nuestro camino por el mundo de losnegocios. Sencillo, pero increíblemente efectivo. ¡Una guía extraordinaria paracualquier aspirante a líder!» MEG WHITMAN, consejero delegado de HP«Nadie vive eternamente, pero los libros y las ideas perviven. La vida de StephenR. Covey llegó a su fin, pero su obra no. Continúa presente en este libro y tanviva como cuando se escribió.» JIM COLLINS«Veinticinco años después de su publicación, la sabiduría deLos 7 hábitos de la gente altamente efectiva resulta más relevante que nunca.A nivel individual, la gente se quema, y a nivel colectivo estamos quemando elplaneta. De ahí, el énfasis del doctor Covey en la necesidad de que las personasnos renovemos, y su convencimiento de que el liderazgo y la creatividad nosobligan a hacer uso de nuestro potencial físico, mental y espiritual;es exactamente lo que necesitamos en este momento.»ARIANNA HUFFINGTON, miembro del Consejo, presidentay editora jefe de The Huffington Post Media GroupBibliotecaPVP 17,90 10038928CoveyMÁS DE 25 MILLONES DE EJEMPLARES VENDIDOSTodas estas organizaciones compartensu visión, su disciplina y su pasión pormotivar, mejorar y proveer herramientasdestinadas al cambio y al crecimientode individuos y organizaciones detodo el mundo.COVEY LEADERSHIP ioculturalyacademico.comSTEPHEN R. COVEY (1932 – 2012)ha sido una autoridad internacionalmenterespetada en materia de liderazgo,experto en familia, profesor, consultorde organizaciones y escritor.El Dr. Covey dedicó su vida a enseñaruna forma de vida y de liderazgo basadaen principios para construir tantofamilias como organizaciones.El Dr. Covey escribió varios librosde éxito, entre ellos el bestsellerinternacional Los 7 hábitos de la gentealtamente efectiva, considerado«El libro de negocios más influyentedel siglo XX» y uno de los diez librosde gestión empresarial más relevantesde todos los tiempos; una obra de laque se han vendido más de veinticincomillones de ejemplares en treinta yocho idiomas en todo el mundo. Entreotros bestsellers del profesor Coveyse encuentran los siguientes títulos:Primero lo primero, El liderazgo centrado enprincipios, La 3ª alternativa y Los 7 hábitosde las familias altamente efectivas. Por otraparte, el doctor Covey fue cofundadory vicepresidente de la Franklin CoveyCompany, empresa líder en serviciosprofesionales, con oficinas en 123 países.Stephen R. CoveyUno de los libros más inspiradores e influyentes que se haya escrito jamás,Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva ha cautivado a lectoresdurante veinticinco años. Esta obra ha transformado la vida de presidentesy CEOs, educadores y padres, en definitiva, de millones de personasde todas las edades y ocupaciones.Los 7 hábitos de la gentealtamente efectivaUN BESTSELLER INTEMPORALPAIDÓS

7 Habitos018/7/1007:54Página vStephen R. CoveyLos 7 hábitosde la gentealtamente efectivaLa revolución ética en la vidacotidiana y en la empresaPAIDÓSBarcelona Buenos Aires México030-LOS 7 HABITOS.indd 2514/01/14 11:40

SumarioPrólogo aa laJimCollins. .Prólogola porporJimCollinsHomenaje deefectivoHomenajede enteefectivo. .Prólogo a la edición de 2004, por Stephen R. Covey . .Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . .xxxiii. . xxxiiixli. . xli. .9. .17IParadigmas y principiosDe adentro hacia afuera . . . . . . . . . . . . . . .La personalidad y la ética del carácter . . . . . .«Grandeza» primaria y secundaria . . . . . . . .El poder de un paradigma . . . . . . . . . . . .El poder de un cambio de paradigma . . . . . .Ver y ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . .El paradigma basado en principios . . . . . . . .Principios del desarrollo y el cambio . . . . . . .El modo en que vemos el problema es el problemaUn nuevo nivel de pensamiento . . . . . . . . .23263032394243465154Panorama general de los siete hábitosLos «hábitos» definidos . . . . .El continuum de la madurez . . .La efectividad definida . . . . .Tres tipos de bienes . . . . . .CP organizacional . . . . . . .Cómo usar este libro . . . . . .Lo que se puede esperar . . . .5859616567707374.xxix5030-LOS 7 HABITOS.indd 2916/01/14 17:50

7 Habitos0122/6/1012:15Página 67 HabIIVictoria privadaPrimer hábito. Sea proactivo . . . . . . . . . .El espejo social . . . . . . . . . . . . . .Entre estímulo y respuesta . . . . . . . . .La «proactividad» definida . . . . . . . . .Tomar la iniciativa . . . . . . . . . . . . .Actúe o deje que los demás actúen por usted .Escuchando nuestro lenguaje . . . . . . . .Círculo de preocupación/círculo de influenciaControl directo, indirecto e inexistente . . . .Ampliando el círculo de influencia . . . . .Los «tener» y los «ser» . . . . . . . . . . .La otra punta de palo . . . . . . . . . . . .Comprometerse y mantener los compromisosProactividad: el test de los treinta días . . . .Sugerencias prácticas . . . . . . . . . . . .7981838590919396100101103105107108109Segundo hábito. Empiece con un fin en mente . . . . . . .Lo que significa «empezar con un fin en mente» . . . .Todas las cosas se crean dos veces . . . . . . . . . . .Por designio u omisión . . . . . . . . . . . . . . . .Liderazgo y administración: las dos creaciones . . . . .Reescribir el guión: conviértase en su primer creador . .Un enunciado de la misión personal . . . . . . . . . .En el centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Centros alternativos . . . . . . . . . . . . . . . . .Identificando su propio centro . . . . . . . . . . . . .Un centro de principios . . . . . . . . . . . . . . . .Cómo redactar y usar un enunciado de la misión personalUsando la totalidad del cerebro . . . . . . . . . . . .Dos maneras de utilizar el cerebro derecho . . . . . . .La identificación de roles y metas . . . . . . . . . . .Enunciados de la misión familiar . . . . . . . . . . .Enunciados de la misión organizacional . . . . . . . .Sugerencias prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . 58164Tercer hábito. Establezca primero lo primero . . . . . . .El poder de la voluntad independiente . . . . . . . . .1651686xxx030-LOS 7 HABITOS.indd 3014/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 7Cuatro generaciones de la administración del tiempo . .Cuadrante II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Lo que supone decir «No» . . . . . . . . . . . . . .Ingresando en el cuadrante II . . . . . . . . . . . . .La herramienta del cuadrante II . . . . . . . . . . . .Convirtiéndose en un autoadministrador de cuadrante II .Vivirlo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Progresos de la cuarta generación . . . . . . . . . . .La delegación: aumentando P y CP . . . . . . . . . .Delegación en recaderos . . . . . . . . . . . . . . .Delegación en encargados . . . . . . . . . . . . . .El paradigma del cuadrante II . . . . . . . . . . . . .Sugerencias prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . a públicaParadigmas de interdependencia . . . . .La cuenta bancaria emocional . . . . .Seis depósitos principales . . . . . . .Los problemas P son oportunidades CPLos hábitos de la interdependencia . .209212215228229Cuarto hábito. Pensar en ganar/ganar . . .Seis paradigmas de interacción humanaCinco dimensiones de ganar/ganar . . .Sugerencias prácticas . . . . . . . . .230232243264Quinto hábito. Procure primero comprender, y después sercomprendido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Carácter y comunicación . . . . . . . . . . . . . .Escucha empática . . . . . . . . . . . . . . . . .Diagnosticar antes de prescribir . . . . . . . . . . .Cuatro respuestas autobiográficas . . . . . . . . . .Comprensión y percepción . . . . . . . . . . . . .Después procure ser comprendido . . . . . . . . . .Persona a persona . . . . . . . . . . . . . . . . .Sugerencias prácticas . . . . . . . . . . . . . . . .2662682702742762852872902927xxxi030-LOS 7 HABITOS.indd 3114/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 8Sexto hábito. La sinergia . . . . . .Comunicación sinérgica . . . .Sinergia en el aula . . . . . . .La sinergia en la empresa . . . .Sinergia y comunicación . . . .La pesca de la tercera alternativaSinergia negativa . . . . . . . .Valorando las diferencias . . . .Análisis del campo de fuerzas . .Toda la naturaleza es sinérgica .Sugerencias prácticas . . . . . .294296298300303305308311313318319Séptimo hábito. Afile la sierra . . . . . .Las cuatro dimensiones de la renovaciónProgramando a los otros . . . . . . .El equilibrio en la renovación . . . . .La sinergia en la renovación . . . . .La espiral ascendente . . . . . . . . .Sugerencias prácticas . . . . . . . . .323323337339341343345Otra vez de adentro hacia afuera . . . . . . . . . . . . .La vida intergeneracional . . . . . . . . . . . . . . .Convirtiéndose en una persona de transición . . . . . .346351353Epílogo. Preguntas que suelen hacerme . . . . . . . . . .357Apéndice A. Posibles percepciones que resultan de losdiversos centros . . . . . . . . . . . . . . . .Apéndice B. Un día de cuadrante II en la oficina . . .Índice de problemas/oportunidades . . . . . . . . .Índice analítico y de nombres . . . . . . . . . . . .Sobre FranklinCovey . . . . . . . . . . . . . . .Sobre el autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Relación de los Centros de Liderazgo Covey . . . . .369379391401415419421IVRenovación.8xxxii030-LOS 7 HABITOS.indd 3214/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 23De adentro hacia afueraNo hay en todo el mundo un triunfo verdadero quepueda separarse de la dignidad en el vivir.David Starr JordánDurante más de veinticinco años de trabajo con la gente en empresas, en la universidad y en contextos matrimoniales y familiares,he estado en contacto con muchos individuos que han logrado ungrado increíble de éxito extremo, pero han terminado luchando consu ansia interior, con una profunda necesidad de congruencia y efectividad personal, y de relaciones sanas y adultas con otras personas.Sospecho que algunos de los problemas que compartieron conmigo pueden resultarles familiares al lector.En mi carrera me he planteado metas que siempre he alcanzadoy ahora gozo de un éxito profesional extraordinario, pero al preciode mi vida personal y familiar. Ya no conozco a mi mujer ni a mis hijos. Ni siquiera estoy seguro de conocerme a mí mismo, ni de saberlo que me importa realmente. He tenido que preguntarme: ¿Vale lapena?He iniciado una nueva dieta (por quinta vez en este año). Sé quepeso demasiado, y realmente quiero cambiar. Leo toda la información nueva sobre este problema, me fijo metas, me mentalizo conuna actitud positiva y me digo que puedo hacerlo. Pero no puedo. Alcabo de unas semanas, me derrumbo. Simplemente parece que nopuedo mantener una promesa que me haga a mí mismo.He asistido a un curso tras otro sobre dirección de empresas.Espero mucho de mis empleados y me empeño en ser amistoso conellos y en tratarlos con corrección. Pero no siento que me sean lea-2323030-LOS 7 HABITOS.indd 2314/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 247 Hables en absoluto. Creo que, si por un día me quedara enfermo encasa, pasarían la mayor parte del tiempo charlando en los pasillos.¿Por qué no consigo que sean independientes y responsables, o encontrar empleados con esas características?Mi hijo adolescente es rebelde y se droga. Nunca me escucha.¿Qué puedo hacer?Hay mucho que hacer y nunca tengo el tiempo suficiente. Mesiento presionado y acosado todo el día, todos los días, siete díaspor semana. He asistido a seminarios de control del tiempo y he intentado una media docena de diferentes sistemas de planificación.Me han ayudado algo, pero todavía no siento estar llevando la vidafeliz, productiva y tranquila que quiero vivir.Quiero enseñarles a mis hijos el valor del trabajo. Pero paraconseguir que hagan algo, tengo que supervisar cada uno de susmovimientos. y aguantar que se quejen cada vez que dan un paso.Me resulta mucho más fácil hacerlo yo mismo. ¿Por qué no puedenestos chicos hacer su trabajo animosamente y sin que nadie tengaque recordárselo?Estoy ocupado, realmente ocupado. Pero a veces me pregunto silo que estoy haciendo a la larga tendrá algún valor. Realmente megustaría creer que mi vida ha tenido sentido, que de algún modo lascosas han sido distintas porque yo he estado aquí.Veo a mis amigos o parientes lograr algún tipo de éxito o ser objeto de algún reconocimiento, y sonrío y los felicito con entusiasmo.Pero por dentro me carcome la envidia. ¿Por qué siento esto?Tengo una personalidad fuerte. Sé que en casi todos mis intercambios puedo controlar el resultado. Casi siempre incluso puedohacerlo influyendo en los otros para que lleguen a la solución queyo quiero. Reflexiono en todas las situaciones y realmente sientoque las ideas a las que llego son por lo general las mejores para todos. Pero me siento incómodo. Me pregunto siempre qué es lo quelas otras personas piensan realmente de mí y mis ideas.2424030-LOS 7 HABITOS.indd 2414/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 25Mi matrimonio se ha derrumbado. No nos peleamos ni nada porel estilo; simplemente ya no nos amamos. Hemos buscado asesoramiento psicológico, hemos intentado algunas cosas, pero no podemos volver a revivir nuestros antiguos sentimientos.Éstos son problemas profundos y penosos, problemas que un enfoque de arreglos transitorios no puede resolver.Hace unos años, mi esposa Sandra y yo nos enfrentábamos conuna preocupación de este tipo. Uno de nuestros hijos pasaba por unmal momento en la escuela. Le iba fatal con el aprendizaje, ni siquiera sabía seguir las instrucciones de los tests, por no hablar ya deobtener buenas puntuaciones. Era socialmente inmaduro, y solíaavergonzarnos a quienes estábamos más cerca de él. Físicamente erapequeño, delgado, y carecía de coordinación (por ejemplo, en elbéisbol bateaba al aire, incluso antes de que le hubieran arrojado lapelota). Los otros, incluso sus hermanos, se reían de él.A Sandra y a mí nos obsesionaba el deseo de ayudarlo. Nos parecía que si el «éxito» era importante en algún sector de la vida, ennuestro papel como padres su importancia era suprema. De modoque vigilamos cuidadosamente nuestras actitudes y conducta conrespecto a él, y tratamos de examinar las suyas propias. Procuramosmentalizarlo usando técnicas de actitud positiva. «¡Vamos, hijo! ¡Túpuedes hacerlo! Nosotros sabemos que puedes. Toma el bate unpoco más arriba y mantén los ojos en la pelota. No batees hasta queesté cerca de ti.» Y si se desenvolvía un poco mejor, no escatimábamos elogios para reforzar su autoestima. «Así se hace, hijo, no te rindas.»Cuando los otros se reían, nosotros nos enfrentábamos con ellos.«Déjenlo en paz. Dejen de presionarlo. Está aprendiendo.» Y nuestro hijo lloraba e insistía en que nunca sería nada bueno y en que detodos modos el béisbol no le gustaba.Nada de lo que hacíamos daba resultado, y estábamos realmentepreocupados. Advertíamos los efectos que esto tenía en la autoestima del niño. Tratamos de animarlo, de ser útiles y positivos, perodespués de repetidos fracasos finalmente hicimos un alto e intentamos contemplar la situación desde un nivel diferente.En ese momento de mi trabajo profesional yo estaba ocupadocon un proyecto de desarrollo del liderazgo con diversos clientes detodo el país. En este sentido preparaba programas bimensuales sobre2525030-LOS 7 HABITOS.indd 2514/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 267 Habel tema de la comunicación y la percepción para los participantesen el Programa de Desarrollo para Ejecutivos de la IBM.Mientras investigaba y preparaba esas exposiciones, empezó ainteresarme en particular el modo en que las percepciones se formany gobiernan nuestra manera de ver las cosas y comportarnos. Estome llevó a estudiar las expectativas y las profecías de autocumplimiento o «efecto Pigmalión», y a comprender lo profundamente enraizadas que están nuestras percepciones. Me enseñó que debemosexaminar el cristal o la lente a través de los cuales vemos el mundotanto como el mundo que vemos, y que ese cristal da forma a nuestra interpretación del mundo.Cuando Sandra y yo hablamos sobre los conceptos que estabaenseñando en la IBM, y acerca de nuestra propia situación, empezamos a comprender que lo que hacíamos para ayudar a nuestro hijo noestaba de acuerdo con el modo en que realmente lo veíamos. Al examinar con toda honestidad nuestros sentimientos más profundos,nos dimos cuenta de que nuestra percepción era que el chico padecíauna inadecuación básica; de algún modo, un «retraso». Por más quehubiéramos trabajado nuestra actitud y conducta, nuestros esfuerzoshabrían sido ineficaces porque, a pesar de nuestras acciones y palabras, lo que en realidad le estábamos comunicando era: «No eres capaz. Alguien tiene que protegerte».Empezamos a comprender que, si queríamos cambiar la situación, debíamos cambiar nosotros mismos. Y que para poder cambiarnosotros efectivamente, debíamos primero cambiar nuestras percepciones.La personalidad y la ética del carácterAl mismo tiempo, además de mi investigación sobre la percepción, me encontraba profundamente inmerso en un estudio sobre loslibros acerca del éxito publicados en los Estados Unidos desde 1776.Estaba leyendo u hojeando literalmente millares de libros, artículosy ensayos, de campos tales como el autoperfeccionamiento, la psicología popular y la autoayuda. Tenía en mis manos la suma y sustancia de lo que un pueblo libre y democrático consideraba las claves de una vida exitosa.Mi estudio me llevó a rastrear doscientos años de escritos sobre2626030-LOS 7 HABITOS.indd 2614/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 27el éxito, y en su contenido advertí la aparición de una pauta sorprendente. A causa de mi propio y profundo dolor, y de dolores análogosque había visto en las vidas y relaciones de muchas personas conlas que había trabajado a lo largo de los años, empecé a sentir cadavez más que gran parte de la literatura sobre el éxito de los últimoscincuenta años era superficial. Estaba llena de obsesión por la imagen, las técnicas y los arreglos transitorios de tipo social (parches yaspirinas sociales) para solucionar problemas agudos (que a vecesincluso parecían solucionar temporalmente) pero dejaban intactoslos problemas crónicos subyacentes, que empeoraban y reaparecíanuna y otra vez.En total contraste, casi todos los libros de más o menos los primeros ciento cincuenta años se centraban en lo que podría denominarse la «ética del carácter» como cimiento del éxito: en cosas talescomo la integridad, la humildad, la fidelidad, la mesura, el valor, lajusticia, la paciencia, el esfuerzo, la simplicidad, la modestia y la«regla de oro». La autobiografía de Benjamin Franklin es representativa de esa literatura. Se trata, básicamente, de la descripción de losesfuerzos de un hombre tendentes a integrar profundamente en sunaturaleza ciertos principios y hábitos.La ética del carácter enseñaba que existen principios básicospara vivir con efectividad, y que las personas sólo pueden experimentar un verdadero éxito y una felicidad duradera cuando aprendenesos principios y los integran en su carácter básico.Pero poco después de la Primera Guerra Mundial la concepciónbásica del éxito pasó de la ética del carácter a lo que podría llamarsela «ética de la personalidad». El éxito pasó a ser más una funciónde la personalidad, de la imagen pública, de las actitudes y las conductas, habilidades y técnicas que hacen funcionar los procesos de lainteracción humana. La ética de la personalidad, en lo esencial, tomódos sendas: una, la de las técnicas de relaciones públicas y humanas,y otra, la actitud mental positiva (AMP). Algo de esta filosofía se expresaba en máximas inspiradoras y a veces válidas, como por ejemplo «Tu actitud determina tu altitud», «La sonrisa hace más amigosque el entrecejo fruncido» y «La mente humana puede lograr todolo que concibe y cree».Otras partes del enfoque basado en la personalidad eran claramente manipuladoras, incluso falaces; animaban a usar ciertas técnicas para conseguir gustar a las demás personas, o a fingir interés por2727030-LOS 7 HABITOS.indd 2714/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 287 Hablos intereses de los otros para obtener de ellos lo que uno quisiera, oa usar el «aspecto poderoso», o a intimidar a la gente para desviarlade su camino en la vida.Parte de esa literatura reconocía que el carácter es un elementodel éxito, pero tendía a compartimentalizarlo, y no a atribuirle condiciones fundacionales y catalizadoras. La referencia a la ética delcarácter se hacía en lo esencial de una manera superficial; la verdadresidía en técnicas transitorias de influencia, estrategias de poder,habilidad para la comunicación y actitudes positivas.Empecé a comprender que esta ética de la personalidad era lafuente subconsciente de las soluciones que Sandra y yo estábamostratando de utilizar con nuestro hijo. Al pensar más profundamentesobre la diferencia entre las éticas de la personalidad y del carácter,me di cuenta de que Sandra y yo habíamos estado obteniendo beneficios sociales de la buena conducta de nuestros hijos, y, según esto,uno de ellos simplemente no estaba a la altura de nuestras expectativas. Nuestra imagen de nosotros mismos y nuestro rol como padresbuenos y cariñosos eran incluso más profundos que nuestra imagendel niño, y tal vez influían en ella. El modo en que veíamos y manejábamos el problema implicaba mucho más que nuestra preocupación por el bienestar de nuestro hijo.Cuando Sandra y yo hablamos, tomamos dolorosamente conciencia de la poderosa influencia que ejercían nuestro carácter, nuestros motivos y nuestra percepción del niño. Sabíamos que la comparación social como motivación no estaba de acuerdo con nuestrosvalores más profundos y podía conducir a un amor condicionado yfinalmente reducir el sentido de los propios méritos de nuestro hijo.De modo que decidimos centrar nuestros esfuerzos en nosotros mismos, no en nuestras técnicas sino en nuestras motivaciones más profundas y en nuestra percepción del niño. En lugar de tratar de cambiarlo a él, procuramos apartarnos —tomar distancia respecto deél— y esforzarnos por percibir su identidad, su individualidad, sucondición independiente y su valor personal.Gracias a esta profundización en nuestros pensamientos y al ejercicio de la fe y la plegaria, empezamos a ver a nuestro hijo en los términos de su propia singularidad. Vimos dentro de él capas y más capas de potencial que iban a dar sus frutos con su propio ritmo yvelocidad. Decidimos relajarnos y apartarnos de su camino, permitirque emergiera su propia personalidad. Vimos que nuestro rol natural2828030-LOS 7 HABITOS.indd 2814/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 29consistía en afirmarlo, disfrutarlo y valorarlo. También elaboramosconscientemente nuestros motivos y cultivamos las fuentes interioresde seguridad con el fin de que nuestros sentimientos acerca del propiomérito no dependieran de la conducta «aceptable» de nuestros hijos.Cuando nos deshicimos de nuestra antigua percepción del niño ydesarrollamos motivos basados en valores, empezaron a surgir nuevos sentimientos. Nos encontramos disfrutando de él, en lugar decompararlo o juzgarlo. Dejamos de tratar de hacer con él un duplicado de nuestra propia imagen o de medirlo en comparación conciertas expectativas sociales. Dejamos de manipularlo amable y positivamente para que se adecuara a un molde social aceptable. Comolo considerábamos fundamentalmente apto y capaz de afrontar conéxito la vida, dejamos de protegerlo cuando sus hermanos y otrospretendían ridiculizarlo.Había sido educado a la sombra de esa protección, de modo queatravesó algunas etapas dolorosas, que él expresó a su manera yque nosotros aceptamos, pero a las que no siempre respondimos.«No necesitamos protegerte —era el mensaje tácito—. Básicamente, puedes valerte por ti mismo.»A medida que pasaban semanas y meses, fue desarrollándose enél una tranquila confianza; se estaba afirmando a sí mismo. Maduraba según su propio ritmo y velocidad. Empezó a sobresalir rápida ybruscamente, en comparación con criterios sociales —académicos,sociales y atléticos—, yendo mucho más allá del llamado procesonatural de desarrollo. Con el paso de los años, lo eligieron varias veces líder de grupos estudiantiles, se convirtió en un verdadero atletay traía a casa las notas más altas. Desarrolló una personalidad atractiva y franca que ahora le permite relacionarse tranquilamente contodo tipo de personas.Sandra y yo creíamos que los logros «socialmente impresionantes» de nuestro hijo era una expresión accesoria de los sentimientosque experimentaba respecto de sí mismo más que una mera respuesta a las recompensas sociales. Ésta fue una experiencia sorprendente para Sandra y para mí, muy instructiva en el trato con nuestrosotros hijos, y también en otros roles. Nos hizo tomar conciencia, enun nivel muy personal, de la diferencia vital que existe entre la éticade la personalidad y la ética del carácter. Los salmos expresan a laperfección nuestra convicción: «Busca tu propio corazón con diligencia pues de él fluyen las fuentes de la vida».2929030-LOS 7 HABITOS.indd 2914/01/14 11:40

7 Habitos0122/6/1012:15Página 307 Hab«Grandeza» primaria y secundariaMi experiencia con mi hijo, mi estudio sobre la percepción y lalectura de los libros acerca del éxito se fusionaron para dar lugar auna de esas experiencias tipo «¡Eureka!», en las que de pronto se sitúan correctamente todas las piezas del rompecabezas. Súbitamenteadvertí el poderoso efecto de la ética de la personalidad, y comprendí con claridad esas discrepancias sutiles, a menudo no identificadasconscientemente, entre lo que yo sabía que era cierto (algunas cosasque me habían enseñado muchos años antes, de niño, y otras profundamente arraigadas en mi propio sentido interior de los valores)y las filosofías de arreglo transitorio que encontraba a mi alrededordía tras día. En un nivel más profundo entendí por qué, mientras trabajaba durante años con personas de todas las condiciones, habíadescubierto que las cosas que enseñaba y sabía que eran efectivas amenudo diferían de esas voces populares.No pretendo decir que los elementos de la ética de la personalidad (desarrollo de la personalidad, habilidades para la comunicación, estrategias de influencia y pensamiento positivo) no sean beneficiosos y algunas veces de hecho esenciales para el éxito. Sé quelo son. Pero se trata de rasgos secundarios, no primarios. Tal vez, alutilizar nuestra capacidad humana para construir sobre los cimientosque nos han legado las generaciones que nos precedieron, inadvertidamente nos centremos tanto en nuestra propia construcción que olvidemos los fundamentos que la sustentan, o bien, al cosechar uncampo donde hace tanto tiempo que no sembramos, tal vez perdamos de vista la necesidad de sembrar.Cuando trato de usar estrategias de influencia y tácticas paraconseguir que los otros hagan lo que yo quiero, que trabajen mejor,que se sientan más motivados, que yo les agrade y se gusten entreellos, nunca podré tener éxito a largo plazo si mi carácter es fundamentalmente imperfecto, y está marcado por la duplicidad y la faltade sinceridad. Mi duplicidad alimentará la desconfianza, y todo loque yo haga (incluso aplicando buenas técnicas de «relaciones humanas») se percibirá como manipulador. No importa que la retóricao las intenciones sean buenas; si no hay confianza o hay muy poca,faltarán bases para el éxito permanente. Solamente una bondad básica puede dar vida a la técnica.Centrar la atención en la técnica es como estudiar en el último3030030-LOS 7 HABITOS.indd 3014/01/14 11:41

7 Habitos0122/6/1012:15Página 31momento, sólo para el examen. Uno a veces acaba arreglándoselas,o incluso puede obtener buenas notas, pero si queremos lograr realmente el dominio de las materias o desarrollar una mente culta, loque hay quehacer es esforzarse honestamente día tras día.¿Alguna vez ha considerado el lector lo ridículo que sería tratarde improvisar en una explotación agrícola? Por ejemplo, olvidarse desembrar en primavera, haraganear todo el verano y darse prisa enotoño para recoger la cosecha. El campo es un sistema natural.Uno hace el esfuerzo y el proceso sigue. Siempre se cosecha loque se siembra; no hay ningún atajo.En última instancia, el principio es igualmente válido para laconducta y las relaciones humanas. También se trata de sistemas naturales basados en la ley de la cosecha. A corto plazo, en un sistemasocial artificial como es la escuela, uno puede arreglárselas si aprende a manipular reglas creadas por el hombre, a «jugar el juego». Enla mayoría de las interacciones humanas breves, se puede utilizar laética de la personalidad para salir del paso y producir impresionesfavorables mediante el encanto y la habilidad, fingiendo interesarseen los hobbies de las otras personas. Hay técnicas rápidas y fácilesque pueden dar resultado en situaciones a corto plazo. Pero los

Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva resulta más relevante que nunca. A nivel individual, la gente se quema, y a nivel colectivo estamos quemando el . T_49119 - Los 7 habitos (pdf amb les corr) sense creus.pdf 1 14/01/14 08:18 Prólogo a la edición de 2004, por Stephen R. Covey T_49119 - Los 7 habitos (pdf amb les corr) sense creus .