El Caballero De La Armadura Oxidada Librosmaravillosos .

Transcription

El caballero de la armadura oxidadaColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombowww.librosmaravillosos.com1Robert FisherPreparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherReseñaEl caballero de la armadura oxidada —publicado en 1993 porRobert Fisher— es una hermosa y corta historia que deja unmensaje positivo a todos los lectores. Habla de conocerse a sí mismoy de pasar por muchos obstáculos para lograr la paz y la felicidad.Para transmitir este mensaje cuenta las pericias de un caballeroobsesionado con su armadura y con derrotar a sus adversarios.El tema central y su intención es hacernos consientes de que paraser felices y vivir la verdadera vida, debemos conocernos a nosotrosmismos, no ponernos «armaduras» y no dejar que los demás dibujenel camino que tenemos que recorrer. Seguramente, te verás a timismo en este libro. Desde hace tiempo se ha estado enseñando alas personas que deben tener una mujer/hombre, construir unafamilia y trabajar para conseguir beneficios materiales.Sin embargo, parece que queda olvidado el hecho de que más quetodo lo material y querer demostrar al mundo lo bueno que uno es,es más importante dedicarse a la familia y buscar su bienestar (másemocional que material).Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo2Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherÍndice1. El dilema del caballero2. En los bosques de Merlín3. El sendero de la verdad4. El castillo del silencio5. El castillo del conocimiento.6. El castillo de la voluntad y la osadía7. La cima de la verdadEl autorColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo3Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherCapítulo 1El dilema del caballeroHace ya mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un caballeroque pensaba que era bueno, generoso y amoroso. Hacía todo lo quesuelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos. Luchabacontra sus enemigos, que era malos, mezquinos y odiosos. Mataba adragones y rescataba a damiselas en apuros. Cuando en el asuntode la caballería había crisis, tenía la mala costumbre de rescatardamiselas incluso cuando ellas no deseaban ser rescatadas y,debido a esto, aunque muchas damas le estaban agradecidas, otrastantas se mostraban furiosas con el caballero. Él lo aceptaba confilosofía. Después de todo, no se puede contentar a todo el mundo.Nuestro caballero era famoso por su armadura. Reflejaba unosrayos de luz tan brillantes que la gente del pueblo juraba no habervisto el sol salir en el norte o ponerse en el este cuando el caballeropartía a la batalla. Y partía a la batalla con bastante frecuencia.Ante la mera mención de una cruzada, el caballero se ponía laarmadura entusiasmado, montaba su caballo y cabalgaba encualquier dirección. Su entusiasmo era tal que a veces partía envarias direcciones a la vez, lo cual no es nada fácil.Durante años, el caballero es esforzó en ser el número uno delreino. Siempre había otra batalla que ganar, otro dragón que matary otra damisela que rescatar.El caballero tenía una mujer fiel y bastante tolerante, Julieta, queescribía hermosos poemas, decía cosas inteligentes y tenía debilidadColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo4Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherpor el vino. También tenía un hijo de cabellos dorados, Cristóbal, alque esperaba ver algún día, convertido en un valiente caballero.Julieta y Cristóbal veían poco al caballero porque, cuando no ndodamiselas, estaba ocupado probándose su armadura y admirandosu brillo. Con el tiempo, el caballero se enamoró hasta tal punto desu armadura que se la empezó a poner para cenar y, a menudo,para dormir. Después de un tiempo, ya no se tomaba la molestia dequitársela para nada. Poco a poco, su familia fue olvidando quéaspecto tenía sin ella.Ocasionalmente, Cristóbal le preguntaba a su madre qué aspectotenía su padre. Cuando esto sucedía, Julieta llevaba al chico hastala chimenea y señalaba el retrato del caballero.He aquí a tu padre — decía con un suspiro.Una tarde, mientras contemplaba el retrato, Cristóbal le dijo a sumadre:—Ojalá pudiera a ver a padre en persona.—¡No puedes tenerlo todo! — respondió bruscamente Julieta.Estaba cada vez más harta de tener tan sólo una pintura comorecuerdo del rostro de su marido y estaba cansada de dormir malpor culpa del ruido metálico de la armadura.Cuando paraba en casa y no estaba absolutamente pendiente de suarmadura, el caballero solía recitar monólogos sobre sus hazañas.Julieta y Cristóbal casi nunca podían decir una palabra. Cuando lohacían, el caballero las acallaba, ya sea cerrando su visera oquedándose repentinamente dormido.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo5Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherUn día, Julieta se enfrentó a su marido.Creo que amas más a tu armadura de lo que me amas a mí.Eso no es verdad — respondió el caballero — ¿Acaso no te amé losuficiente como para rescatarte de aquel dragón e instalarte en esteelegante castillo con paredes empedradas?Lo que tú amabas — dijo Julieta, espiando a través de la visera parapoder ver sus ojos — era la idea de rescatarme. No me amabasrealmente entonces y tampoco me amas realmente ahora.Sí que te amo — insistió el caballero, abrazándola torpemente consu fría y rígida armadura, casi rompiéndole las costillas.—¡Entonces, quítate esa armadura para ver quién eres en realidad!— le exigió.No puedo quitármela. Tengo que estar preparado para montar en micaballo y partir en cualquier dirección — explicó el caballero.Si no te quitas la armadura, cogeré a Cristóbal, subiré a mi caballoy me marcharé de tu vida.Bueno, esto sí que fue un golpe para el caballero. No quería queJulieta se fuera. Amaba a su esposa y a su hijo y a su elegantecastillo, pero también amaba a su armadura porque les mostraba atodos quién era él: un caballero bueno, generoso y amoroso. ¿Porqué no se daba cuenta Julieta de ninguna de estas cualidades?El caballero estaba inquieto. Finalmente, tomó una decisión.Continuar llevando la armadura no valía la pena si por ello había deperder a Julieta y Cristóbal.De mala gana, el caballero intentó quitarse el yelmo pero, ¡no semovió! Tiró con más fuerza. Estaba muy enganchado. Desesperado,Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo6Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherintentó levantar la visera pero, por desgracia, también estabaatascada. Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguiónada.El caballero caminó de arriba abajo con gran agitación. ¿Cómopodía haber sucedido esto? Quizá no era tan sorprendenteencontrar el yelmo atascado, ya que no se lo había quitado en años,pero la visera era otro asunto. Lo había abierto con regularidad paracomer y beber. Pero bueno, ¡si la había abierto esa misma mañanapara desayunar huevos revueltos y cerdo en su salsa!Repentinamente, el caballero tuvo una idea. Sin decir adónde iba,salió corriendo hacia la tienda del herrero, en el patio del castillo.Cuando llegó, el herrero estaba dándose forma a una herradura consus manos.Herrero — dijo el caballero — tengo un problema.Sois un problema, señor — dijo socarronamente el herrero, con sutacto habitual.El caballero, que normalmente gustaba de bromear, arrugó elentrecejo.No estoy de humor para tus bromas en estos momentos. Estoyatrapado en esta armadura — vociferó, al tiempo que golpeaba elsuelo con el pie revestido de acero, dejándolo caer accidentalmentesobre el dedo gordo del pie del herrero.El herrero dejó escapar un aullido y, olvidando por un momento queel caballero era su señor, le propinó un brutal golpe en el yelmo. Elcaballero sintió tan sólo una ligera molestia. El yelmo ni se movió.Inténtalo otra vez — ordenó el caballero, sin darse cuenta de que elColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo7Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherherrero le había golpeado porque estaba enfadado.Con gusto — dijo el herrero, balanceando un martillo en venganza ydejándolo caer con fuerza sobre el yelmo del caballero. El yelmo nisiquiera se abolló.El caballero se sintió muy turbado. El herrero era, con mucho, elhombre más fuerte del reino. Si él no podía sacar al caballero de suarmadura, ¿quién podría?Como era un buen hombre, excepto cuando le aplastaban el dedogordo del pie, el herrero percibió el pánico del caballero y sintiólástima.Estáis en una situación difícil, caballero, pero no os deis porvencido. Regresad mañana cuando yo haya descansado. Me habéiscogido el final de un día muy duro. Aquella noche, la cena fue difícil.Julieta se enfadaba cada vez más a medida que iba introduciendopor los orificios de la visera del caballero la comida que había tenidoque triturar previamente. A mitad de la cena, el caballero le contó aJulieta que el herrero había intentado abrir la armadura, pero quehabía fracasado.— ¡No te creo, bestia ruidosa! —Gritó al tiempo que estrellaba elplato de puré de estofado de paloma contra su yelmo.El caballero no sintió nada. Sólo cuando la salsa comenzó achorrear por los orificios de la visera, se dio cuenta de que le habíandado en la cabeza. Tampoco había sentido el martillo del herreroaquella tarde. De hecho, ahora que lo pensaba, su armadura no ledejaba sentir apenas nada, y la había llevado durante tanto tiempoque había olvidado cómo se sentían las cosas sin ella.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo8Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherEl caballero se entristeció mucho porque Julieta no creía que estabaintentando quitarse la armadura. El herrero y él lo habíanintentado, y lo siguieron intentado durante días, sin éxito. Cada díael caballero se deprimía más y Julieta estaba cada vez más fría.Finalmente, el caballero admitió que los esfuerzos del herrero eranvanos. —¡Vaya con el hombre más fuerte del reino! ¡Ni siquierapuedes abrir este montón de lata! — gritó con frustración.Cuando el caballero regresó a casa, Julieta le chilló:— Tu hijo no tiene más que un retrato de su padre, y estoy harta dehablar con una visera cerrada. No pienso volver a pasar comida porlos agujeros de esa horrible cosa nunca más. ¡Este es el último puréde cordero que te preparo!No es mi culpa si estoy atrapado en esta armadura. Tenía quellevarla para estar siempre listo para la batalla. ¿De qué otramanera, si no, hubiera podido comprar bonitos castillos y caballospara ti y para Cristóbal?— No lo hacías por nosotros — argumentó Julieta, ¡Lo hacías por ti!Al caballero le dolió en el alma que su mujer pareciera no amarlomás. También temía que, si no se quitaba la armadura pronto,Julieta y Cristóbal realmente se marcharían. Tenía que quitarse laarmadura, pero no sabía cómo.El caballero descartó una idea tras otra por considerarlas pocoviables. Algunos planes eran realmente peligrosos. Sabía quecualquier caballero que se plantease fundir su armadura con laantorcha de un castillo, o congelarla saltando a un foso helado, ohacerla explotar con un cañón, estaba seriamente necesitado deColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo9Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherayuda. Incapaz de encontrar ayuda en su propio reino, el caballerodecidió buscar en otras tierras."En algún lugar debe de haber alguien que me pueda ayudar aquitarme esta armadura", pensó.Desde luego, echaría de menos a Julieta, Cristóbal y el elegantecastillo. También temía que, en su ausencia, Julieta encontrara elamor en brazos de otro caballero, uno que estuviera deseoso dequitarse la armadura y de ser un padre para Cristóbal. Sinembargo, el caballero tenía que irse, así que, una mañana, muytemprano, montó en su caballo y se alejó cabalgando. No osó miraratrás por miedo a cambiar de idea.Al salir de la provincia, el caballero se detuvo para despedirse delrey, que había sido muy bueno con él. El rey vivía en un grandiosocastillo en la cima de una colina del barrio elegante. Al cruzar elpuente levadizo y entrar en el patio, el caballero vio al bufónsentado con las piernas cruzadas, tocando la flauta.El bufón se llamaba Bolsalegre porque llevaba sobre su hombro unabolsa con los colores del arco iris, llena de artilugios para hacer reíro sonreír a la gente. Había extrañas cartas que utilizaba paraadivinar el futuro de las personas, cuentas de vivos colores quehacía aparecer y desaparecer y graciosas marionetas que usabapara divertir a su audiencia.— Hola, Bolsalegre — dijo el caballero — He venido a decirle adiós alrey.El bufón miro hacia arriba.— El rey se acaba de ir.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo10Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherNo hay nada que él os pueda decir.— ¿Adónde ha ido? — preguntó el caballero.— A una cruzada ha partido.Si lo esperáis, vuestro tiempo habréis perdido.El caballero quedó decepcionado por no haber podido ver al rey yperturbado por no poder unirse a él en la cruzada.— Oh — suspiró. Podría morir de inanición dentro de estaarmadura antes de que el rey llegara. — quizás no le vuelva a vernunca más.El caballero sintió ganas de dejarse caer de su montura pero, porsupuesto, la armadura se lo impedía.— Sois una imagen triste de ver.No con todo vuestro poder, vuestra situación podéis resolver.— No estoy de humor para tus insultantes rimas — ladró elcaballero, tenso dentro de su armadura — ¿No puedes tomarte losproblemas de alguien seriamente por una vez?Con una clara y lírica voz, Bolsalegre cantó:— A mí los problemas no me han de afectar.Son oportunidades para criticar.— Otra canción cantarías si fueras tú el que estuviera atrapado aquí— gruñó el caballero.Bolsalegre continuó:— A todos, alguna armadura nos tiene atrapados.Sólo que la vuestra ya la habéis encontrado.— No tengo tiempo de quedarme y oír tus tonterías. Tengo queencontrar la manera de salir de esta armadura.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo11Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherY dicho esto, el caballero se dispuso a partir, pero Bolsalegre lellamó:— Hay alguien que puede ayudaros, caballero, a sacar a la luzvuestro yo verdadero.El caballero detuvo su caballo bruscamente y, emocionado, regresóhacia Bolsalegre.— ¿Conoces a alguien que me pueda sacar de esta armadura?¿Quién es?— Tenéis que ver al mago Merlín, así lograréis ser libre al fin.— ¿Merlín? El único Merlín del que he oído hablar es el gran sabio,el maestro del Rey Arturo.— Si. Si, el mismo es.Merlín solo hay uno, ni dos ni tres.— ¡Pero no puede ser! —Exclamó el caballero — Merlín y el reyArturo vivieron hace muchos años.Bolsalegre replicó:— Es verdad, pero aún vive ahora. En los bosques el sabio mora.— Pero esos bosques son tan grandes. dijo el caballero — ¿cómo loencontraré ahí?Bolsalegre sonrió.— Aunque muy difícil ahora os parece. Cuando el alumno estápreparado, el maestro aparece.— Ojalá Merlín apareciera pronto. Voy a buscarlo a él — dijo elcaballero.Estiró el brazo y le dio la mano a Bolsalegre en señal de gratitud, ypor poco le tritura los dedos del bufón con el guantelete.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo12Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherBolsalegre dio un grito. El caballero soltó rápidamente la mano delbufón.— Lo siento.Bolsalegre se frotó los magullados dedos.— Cuando la armadura desaparezca y estéis bien. Sentiréis el dolorde los otros también.— ¡Me voy! — dijo el caballero.Hizo girar su caballo y, abrigando nuevas esperanzas en su corazón,se alejó galopando.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo13Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherCapítulo 2En los bosques de MerlínNo fue tarea fácil encontrar el astuto mago. Había muchos bosquesen los que buscar, pero sólo un Merlín. Así que el pobre caballerocabalgó día tras día, noche tras noche, debilitándose cada vez más.Mientras cabalgaba en solitario a través de los bosques, el caballerose dio cuenta de que había muchas cosas que no sabía. Siemprehabía pensado que era muy listo, pero no se sentía tan listo ahora,intentando sobrevivir en los bosques.De mala gana, se reconoció a sí mismo que no podía distinguir unabaya venenosa de una comestible. Esto hacía del acto de comer unaruleta rusa. Beber no era menos complicado. El caballero intentómeter la cabeza en un arroyo, pero su yelmo se llenó de agua. Casise ahoga dos veces. Por si eso fuera poco, estaba perdido desde quehabía entrado en el bosque. No sabía distinguir el norte del sur, niel este del oeste. Por fortuna, su caballo sí lo sabía.Después de meses de buscar en vano, el caballero estaba bastantedesanimado. Aún no había encontrado a Merlín, a pesar de haberviajado muchas leguas. Lo que le hacía sentirse peor aún era que nisiquiera sabía cuánto era una legua. Una mañana, se despertósintiéndose más débil de lo normal y un tanto peculiar. Aquellamisma mañana encontró a Merlín. El caballero reconoció al magoenseguida. Estaba sentado en un árbol, vestido con una largatúnica blanca. Los animales del bosque estaban reunidos a sualrededor, y los pájaros descansaban en sus hombros y brazos.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo14Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherEl caballero movió la cabeza sombríamente de un lado a otro,haciendo que rechinase su armadura. ¿Cómo podían estos animalesencontrar a Merlín con tanta facilidad cuando había sido tan difícilpara él?— Os he estado buscando — le dijo al mago — He estado perdidodurante meses.— Toda vuestra vida — le corrigió Merlín, mordiendo una zanahoriay compartiéndola con el conejo más cercano.El caballero se enfureció.— No he venido hasta aquí para ser insultado.— Quizá siempre os habéis tomado la verdad como un insulto —dijo Merlín, compartiendo la zanahoria con algunos de los animales.Al caballero tampoco le gustó mucho este comentario, pero estabademasiado débil de hambre y sed como para subir a su caballo ymarcharse. En lugar de eso, dejó caer su cuerpo envuelto en metalsobre la hierba. Merlín le miró con compasión.— Sois muy afortunado — comentó — Estáis demasiado débil paracorrer.— ¿Y eso qué quiere decir? — preguntó con brusquedad elcaballero.Merlín sonrió por respuesta.— Una persona no puede correr y aprender a la vez. Debepermanecer en un lugar durante un tiempo.— Sólo me quedaré aquí el tiempo necesario para aprender cómosalir de esta armadura — dijo el caballero.— Cuando hayáis aprendido eso — afirmó Merlín — nunca másColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo15Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fishertendréis que subir a vuestro caballo y partir en todas direcciones.El caballero estaba demasiado cansado como para cuestionar esto.De alguna manera, se sentía consolado y se quedó dormidoenseguida.Cuando el caballero despertó, vio a Merlín y a los animales a sualrededor. Intentó sentarse, pero estaba demasiado débil. Merlín letendió una copa de plata que contenía un extraño líquido.— Bebed esto — le ordenó.— ¿Qué es? — preguntó el caballero, mirando la copa receloso.— ¡Estáis tan asustado! — dijo Merlín — Por supuesto, por eso ospusisteis la armadura desde el principio.El caballero no se molestó en negarlo, pues estaba demasiadosediento.— Está bien, lo beberé. Vertedlo por mi visera.— No lo haré. Es demasiado valioso para desperdiciarlo.Rompió una caña, puso un extremo en la copa y deslizó el otro poruno de los orificios de la visera del caballero.—¡Ésta es una gran idea! — dijo el caballero.— Yo lo llamo pajita — replicó Merlín.— ¿Por qué?— ¿Y por qué no?El caballero se encogió de hombros y sorbió el líquido por la caña.Los primeros sorbos le parecieron amargos, los siguientes másagradables, y los últimos tragos fueros bastante deliciosos.Agradecido, el caballero le devolvió la copa a Merlín.— Deberías lanzarlo al mercado. Os haríais rico.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo16Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherMerlín se limitó a sonreír.¿Qué es? — preguntó el caballero.— Vida.— ¿Vida?— Si — dijo el sabio mago. — ¿No os pareció amarga al principio y,luego, a medida que la degustabais, no la encontrabais cada vezmás apetecible?El caballero asintió.— Sí, los últimos sorbos resultaron deliciosos.— Eso fue cuando empezasteis a aceptar lo que estabais bebiendo.— ¿Estáis diciendo que la vida es buena cuando uno la acepta? —preguntó el caballero.— ¿Acaso no es así? — replicó Merlín, levantando una cejadivertido.— ¿Esperáis que acepte toda esta pesada armadura?— Ah — dijo Merlín — no nacisteis con esa armadura. Os lapusisteis vos mismo. ¿Os habéis preguntado por qué?— ¿Y por qué no? — replicó el caballero, irritado. En ese momento,le estaba empezando a doler la cabeza. No estaba acostumbrado apensar de esa manera.— Seréis capaz de pensar con mayor claridad cuando recuperéisfuerzas — dijo Merlín.Dicho esto, el mago hizo sonar sus palmas y las ardillas, llevandonueces entre los dientes, se alinearon delante del caballero. Una poruna, cada ardilla trepó al hombro del caballero, rompió y masticóuna nuez, y luego empujó los pequeños trozos a través de la viseraColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo17Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherdel caballero. Las liebres hicieron lo mismo con las zanahorias, y losciervos trituraron raíces y bayas para que el caballero comiera. Estemétodo de alimentación nunca sería aprobado por el ministerio deSanidad, pero ¿qué otra cosa podía hacer un caballero atrapado ensu armadura en medio del bosque?Los animales alimentaban al caballero con regularidad, y Merlín ledaba a beber enormes copas de Vida con la pajita. Lentamente, elcaballero se fue fortaleciendo, y comenzó a sentirse esperanzado.Cada día le hacía la misma pregunta a Merlín:— ¿Cuándo podré salir de esta armadura?Cada día Merlín replicaba:— ¡Paciencia! Habéis llevado esa armadura durante mucho tiempo.No podéis salir de ella así como así.Una noche, los animales y el caballero estaban oyendo al magotocar con su laúd los últimos éxitos de los trovadores. Mientrasesperaba que Merlín acabara de tocar Añoro los viejos tiempos, enque los caballeros eran valientes y las damiselas eran frías, elcaballero le hizo una pregunta que tenía en mente desde hacíatiempo.—¿Fuisteis en verdad el maestro del rey Arturo?El rostro del mago se encendió.— Sí, yo le enseñé a Arturo — dijo.—Pero ¿cómo podéis seguir vivo? ¡Arturo vivió hace mucho tiempo!— exclamó el caballero.— Pasado, presente y futuro son uno cuando estás conectado a laFuente — replicó Merlín.Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo18Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisher— ¿Qué es la Fuente? — preguntó el caballero.— Es el poder misterioso e invisible que es el origen de todo.— No entiendo — dijo el caballero.— Eso se debe a que intentáis comprender con la mente, perovuestra mente es limitada.— Tengo una mente muy buena — le discutió el caballero.— E inteligente — añadió Merlín — Ella te atrapó en esa armadura.El caballero no pudo refutar eso. Luego recordó algo que Merlín lehabía dicho nada más llegar.— Una vez me dijisteis que me había puesto esta armadura porquetenía miedo.— ¿No es eso verdad? — respondió Merlín.— No, la llevaba para protegerme cuando iba a la batalla.— Y temíais que os hirieran de gravedad o que os mataran — añadióMerlín.— ¿Acaso no lo teme todo el mundo?Merlín negó con la cabeza.— ¿Y quién os dijo que teníais que ir a la batalla?— Tenía que demostrar que era un caballero bueno, generoso yamoroso.— Si realmente erais bueno, generoso y amoroso, ¿por qué teníaisque demostrarlo? — preguntó Merlín.El caballero eludió tener que pensar en eso de la misma manera quesolía eludir todas las cosas: se puso a dormir.A la mañana siguiente, despertó con un pensamiento elevado en sumente: ¿Era posible que no fuese bueno, generoso y amoroso?Colaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo19Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert FisherDecidió preguntárselo a Merlín.— ¿Qué pensáis vos? — replicó Merlín.— ¿Por qué siempre respondéis a una pregunta con otra pregunta?— ¿Y por qué siempre buscáis que otros os respondan vuestraspreguntas?El caballero se marchó enfadado, maldiciendo a Merlín entredientes.— ¡Ese Merlín! — masculló — ¡Hay veces que realmente me saca demi armadura!Con un ruido seco, el caballero dejó caer su pesado cuerpo bajo unárbol para reflexionar sobre las preguntas del mago.¿Qué pensaba en realidad?— ¿Podría ser — dijo en voz alta a nadie en particular — que yo nofuera bueno, generoso y amoroso?— Podría ser — dijo una vocecita — Si no ¿por qué estáis sentadosobre mi cola?— ¿Eh? — el caballero miró hacia abajo y vio a una pequeña ardillasentada a su lado. Es decir, a casi toda la ardilla. Su cola estabaescondida.—¡uh perdona! — dijo el caballero, moviendo rápidamente la piernapara que la ardilla pudiera recuperar su cola — Espero no habertehecho daño. No veo muy bien con esta visera en mi camino.— No lo dudo — replicó la ardilla sin ningún resentimiento en la voz— Por eso siempre estáis pidiendo disculpas a la gente por haberleshecho daño.— La única cosa que me irrita más que un mago sabelotodo es unaColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo20Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherardilla sabelotodo. — gruñó el caballero — No tengo por quéquedarme aquí y hablar contigo.Luchó contra el peso de la armadura en un intento de ponerse depie. De repente, sorprendido, balbuceó:— ¡Eh. tu y yo estamos hablando!— Un tributo a mi buena fe — replicó la ardilla — teniendo encuenta que os habéis sentado sobre mi cola.— Pero si los animales no pueden hablar — dijo el caballero.— uh, claro que pueden — dijo la ardilla — Lo que sucede es que lagente no escucha.El caballero movió la cabeza, perplejo.— ¿Me has hablado antes?— Claro, cada vez que rompía una nuez y la empujaba por vuestravisera.— ¿Cómo es que te puedo oír ahora si no te podía oír entonces?— Admiro una mente inquisitiva — comentó la ardilla — pero¿nunca aceptáis nada tal como es, simplemente porque es?— Estás respondiendo a mis preguntas con preguntas — dijo elcaballero — Has pasado demasiado tiempo con Merlín.— Y vos no habéis pasado el tiempo suficiente con él.La ardilla le dio un ligero golpe al caballero con su cola y trepó a unárbol corriendo. El caballero la llamó.— ¡Espera! ¿Cómo te llamas?— Ardilla — replicó ella simplemente, y desapareció en la copa delárbol.Aturdido, el caballero movió la cabeza. ¿Se había imaginado todoColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo21Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisheresto? En ese preciso instante, vio a Merlín acercarse.— Merlín — dijo Tengo ganas de salir de aquí. He empezado ahablar con las ardillas.— Espléndido — replicó el Mago.El caballero le miró preocupado.— ¿Cómo puede ser espléndido? ¿Qué queréis decir?— Simplemente eso. Os estáis volviendo lo suficientemente sensiblecomo para sentir las vibraciones de otros.El caballero estaba obviamente confundido, así que Merlín continuóexplicando:— No hablasteis con la ardilla con palabras, sino que sentisteis susvibraciones, y tradujisteis esas vibraciones en palabras. Estoyesperando el día en que empecéis a hablar con las flores.— Eso será el día que las plantéis en mi tumba. ¡Tengo que salir deestos bosques!— ¿Adonde irías?—Regresaría con Julieta y Cristóbal. Han estado solos durantemucho tiempo. Tengo que volver y cuidar de ellos.— ¿Cómo podéis cuidar de ellos si ni siquiera podéis cuidar de vosmismo? — preguntó Merlín.— Pero les echo de menos — se quejó el caballero — quiero regresarcon ellos. Aún en el peor de los casos.— Y es exactamente así como regresaréis si vais con vuestraarmadura — le previno Merlín.El caballero miró a Merlín con tristeza.— No quiero esperar a quitarme la armadura. Quiero volver ahora yColaboración de Sergio BarrosGentileza de Alfredo Pombo22Preparado por Patricio Barros

El caballero de la armadura oxidadawww.librosmaravillosos.comRobert Fisherser un marido bueno, generoso y amoroso para Julieta y un granpadre para Cristóbal.Merlín asintió comprensivo. Le dijo al caballero que regresar paradar de sí mismo era un maravilloso regalo.— Sin embargo — añadió — un don para ser un don, debe seraceptado. De no ser así es como una carga para las personas.— ¿Queréis decir que quizá no quieran que regrese? — preguntó elcaballero sorprendido — Seguramente me darían otra oportunidad.Después de todo, yo soy uno de los mejores caballeros del reino.— Quizás esta armadura sea más gruesa de lo que parece — dijoMerlín con suavidad.El caballero reflexionó sobre esto. Recordó las eternas quejas deJulieta porque él se iba a la batalla tan a menudo, por la atenciónque le prestaba a su armadura, y por su visor cerrado y sucostumbre de quedarse dormido para no oír las palabras. QuizáJulieta no quisiera que él volviese, pero Cristóbal sí querría.— ¿Por qué no mandarle una nota a Cristóbal y preguntárselo? —sugirió Merlín.El caballe

El caballero de la armadura oxidada www.librosmaravillosos.com Robert Fisher Colaboración de Sergio Barros 2 Preparado por Patricio Barros Gentileza de Alfredo Pombo Reseña El caballero de la armadura oxidada —publicado en 1993 por Robert Fisher— es una hermosa y corta hi