Castaneda, Carlos (1996) El Silencio Interno

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CARLOS CASTANEDAEL SILENCIO INTERNOPrimera EdiciónCleargreen, IncorporatedLos Angeles, CA.1

CONTENIDOTítulo original: SILENT KNOWLEDGE. COPYRIGHT @ 1996 byCarlos Castaneda. Todos los derechos reservados. Impreso enMéxico. Ninguna parte de esta publicación puede utilizarse oreproducirse sin la autorización escrita de los editores, aexcepción de pequeñas citas dentro de artículos de crítica yrevisiones. Para informes favor de dirigirse a Cleargreen,Incorporated, 11901 Santa Monica Boulevard, Suite 599, LosAngeles California 90025.Traducción: Tycho Thal y P. PourcellISBN 1-888-294-12-42Introducción3Los Pases Mágicos9El Centro de Decisiones15La Recapitulación18El Ensueño22El Silencio Interno26La Serie de Westwood28

INTRODUCCIONdescarga de la totalidad de esta interacción en cualquiermomento en que la ejecución de esta interacción seasolicitada.Don Juan me aseguró que el preludio al conocimientosilencioso es un estado de la percepción humana que loschamanes llaman el silencio interno, un estado libre depensamientos y verbalizaciones silenciosas, al que loschamanes llaman el diálogo interno.No importa cuánto se esforzó don Juan por hacermecomprender sus definiciones y explicaciones sobre elconocimiento silencioso, éstas permanecieron siempreoscuras, misteriosas, inescrutables. En su esfuerzo poraclarar aún más este punto, don Juan me dio una serie deejemplos concretos del conocimiento silencioso. El que másme gustó, debido a su alcance y a su pertinencia, es algo queél llamaba los lectores del infinito.Los lectores del infinito es algo que suena como a unametáfora pero es, más bien, una descripción fenomenológicaque don Juan usaba para describir una condición perceptivachamánica. Me dijo que esta condición chamánicaconcordaba con las metas y las expectativas del hombre dehoy en día, y que el hombre del siglo veinte es un lector quelee textos con una predilección especial. Tales textos puedentener el formato de un libro, un escrito de computadora, unmanual, literatura, descripciones técnicas, etcétera.En su búsqueda continua por encontrar soluciones yrespuestas, a sus indagaciones, los chamanes del Méxicoantiguo descubrieron que cuando se alcanza el silenciointerno, la conciencia del hombre puede dar fácilmente unsalto a la percepción directa de la energía reflejada encualquier horizonte dado. Ellos usaban el cielo comohorizonte, así como las montañas o, en un espacio másreducido, las paredes de sus moradas. Eran capaces de verEl conocimiento silencioso fue una faceta entera en la vida yactividades de los chamanes o brujos que vivieron enMéxico en tiempos antiguos. De acuerdo con don JuanMatus, el maestro chamán que me introdujo al mundocognoscitivo de los chamanes, el conocimiento silencioso erael resultado más codiciado por ellos, y lo buscaban a travésde cada una de sus acciones y pensamientos.Don Juan definió el conocimiento silencioso como unestado de la conciencia humana en el que todo lo que espertinente al hombre es instantáneamente revelado, no a lamente o al intelecto, sino al ser total. Explicó que existe unabanda de energía en el universo que los chamanes llaman labanda del hombre, y que dicha banda está presente en losseres humanos. Me aseguró que para los chamanes videntes,quienes ven directamente cómo fluye la energía en eluniverso, y que pueden ver al ser humano como unconglomerado de campos energéticos en forma de unaesfera luminosa, la banda del hombre es un borde deluminosidad compacta que corta transversalmente la esferaluminosa en un ángulo de izquierda a derecha. La totalidadde la esfera luminosa es del tamaño de los brazosextendidos hacia los lados y hacia arriba y, en esa esferaluminosa, la banda del hombre mide quizá alrededor detreinta centímetros de ancho. El conocimiento silencioso,explicó don Juan, es la interacción de energía dentro de esabanda, una interacción que es instantáneamente obvia parael chamán que ha logrado alcanzar el silencio interno. DonJuan dijo que el hombre común y corriente tiene una nociónvaga de esta interacción energética. El hombre la intuye ytrata de deducir su funcionamiento, de descubrir suspermutaciones. Por otro lado, un chamán recibe una3

inmediato. Sentía que no tenía un solo instante que perder.Cuando le pedí a don Juan que me diera una explicaciónconcisa de los procedimientos a seguir, se rió de mí.-Aventurarse en el mundo de los chamanes -dijo-, noes como aprender a manejar un automóvil. Uno necesitamanuales e instrucciones para manejar un auto. Paraalcanzar el silencio interno uno necesita intentarlo.-Pero, ¿cómo puedo intentarlo? -insistí.-La única manera en que puedes intentarlo esintentándolo -declaró.Una de las cosas más difíciles de aceptar, para elhombre de hoy en día, es la ausencia de procedimientos. Enla actualidad, el ser humano parece estar bajo el poder demanuales, prácticas, métodos, pasos a seguir. El hombre dehoy en día toma notas incesantemente, hace diagramas, estáprofundamente involucrado en "saber cómo". Pero en elmundo de los chamanes, dijo don Juan, los procedimientosy los rituales son meros instrumentos para atraer y enfocarla atención. Son artificios que se usan para forzar el enfoquede nuestro interés y determinación. No tienen ningún otrovalor.Don Juan creía que al hombre moderno le encantanlas palabras, como si retuviese un sentimiento que hasobrevivido hasta hoy de lo significativo que fue para élhablar por primera vez. Esto parece explicar su intensoénfasis en la palabra. Las encantaciones verbales parecen serun retroceso a ese estado de enamoramiento con laspalabras. Los chamanes creen que una larga serie depalabras, dichas en voz alta, debe haber ejercido un podermesmérico.Debido a la fuerza de sus prácticas y sus metas, loschamanes refutan el poder de la palabra. Se definen a símismos como navegantes en el mar de lo desconocido. Paraenergía reflejada en esos horizontes como si estuvieranviendo una película. Describieron concisamente estefenómeno, como la visualización de la energía conapariencia de un matiz -para ser precisos, un punto rojizo enel horizonte, color rojo granada. Lo llamaron el manchóncolor granada.Esos chamanes aseguraban que, en un momentodado, ese manchón de color granada explotaba y seconvertía en imágenes que ellos veían como si estuvieranrealmente viendo una película. Este logro perceptivo losconvirtió en lo que ellos llamaron espectadores del infinito.Don Juan creía que en mi caso era más apropiadoconsiderar leer el infinito en lugar de verlo, ya que yo eradado a leer con la misma pasión, sino es que con más, que loque los chamanes del México antiguo eran dados a ver. DonJuan dejó perfectamente claro que ser un lector del infinitono quiere decir leer energía como si uno leyera un periódico,sino que las palabras se formulan con toda claridad amedida que uno las lee, como si una palabra llevara a otra,formando conceptos totales que se manifiestan y luego sedesvanecen. El arte de los chamanes es tener la habilidad dereunir y preservar estaos conceptos antes de que se olvidenal ser reemplazados con nuevas palabras, con los conceptosnuevos de un flujo interminable.Don Juan continuó explicando que los chamanes quevivieron en México en tiempos remotos, y que establecieronsu linaje, fueron capaces de alcanzar el conocimientosilencioso después de haber entrado en su matriz: el silenciointerno. Dijo que el silencio interno era un logro de tantremenda importancia, que lo consideraban la condiciónesencial del chamanismo.Don Juan puso tal énfasis en este silencio, que miambición era alcanzarlo. Quería llegar al silencio interno de4

considerarlo como una posibilidad. Para mí, don Juan, eraun ser espiritual. -Los chamanes no son en absolutoespirituales -dijo-. Son seres sumamente prácticos. Sinembargo, es un hecho bien conocido que los chamanes, o losbrujos, como les llaman, son generalmente consideradosexcéntricos o aun locos. Quizá eso sea lo que te hace pensarque son espirituales. Parecen locos porque siempre estántratando de explicar cosas que son inexplicables. Al tratar dehacer esto pierden toda coherencia y dicen insensateces que,si se examinan desde el punto de vista de los chamanes, noson en absoluto insensateces, sino tentativas fútiles de darexplicaciones completas que no pueden completarse bajoninguna circunstancia.Don Juan me dijo que esos chamanes del Méxicoantiguo descubrieron y desarrollaron un gran número deprocedimientos para alcanzar bienestar físico y mental,procedimientos que llamaron pases mágicos. Tambiéncomentó que el efecto de los pases mágicos fue tanabrumador para ellos, que los pases se convirtieron, a travésdel tiempo, en uno de los componentes más importantes ensus vidas. Don Juan explicó que, dado como eran acomportamientos rituales, esos chamanes ocultaronrápidamente los pases mágicos en medio de ritos, y velaronel acto de enseñarlos o practicarlos en gran sigilo. Measeguró que estos rituales eran totalmente absurdos, peroque cuanto más idiotas, más grande era su capacidad deocultar algo de tan tremendo valor.Cuando yo entré en el mundo de don Juan, laenseñanza y la práctica de los pases mágicos eran tansecretas como lo habían sido siempre, pero ya no eran enexceso rituales. Lo que don Juan comentó al respecto fue quelos rituales habían perdido su ímpetu a medida que lasnuevas generaciones de practicantes se interesaron más enellos, la navegación es un hecho práctico, y navegar quieredecir moverse de un mundo a otro sin perder sobriedad, sinperder fuerza; y, para lograr realizar esta hazaña denavegación, no puede haber procedimientos o pasos aseguir, sino un solo acto abstracto que define todo: el acto dereforzar nuestro lazo con la fuerza que se extiende a travésdel universo, una fuerza que los chamanes llaman el intento.Debido a que estamos vivos y conscientes estamos de por sí,ya, íntimamente relacionados con el intento. Lo quenecesitamos, de acuerdo con los chamanes, es hacer que eselazo forme parte de nuestros actos conscientes, y ese acto devolvernos conscientes de nuestro lazo con el intento es otraforma de definir el conocimiento silencioso.En el curso del tiempo que pasé con don Juan Matusaprendí, sin embargo, una cosa con relación a losprocedimientos y los métodos. Si existe algo que los sereshumanos necesitan para poder alcanzar el conocimientosilencioso, es reforzar su bienestar, su claridad, sudeterminación. Para poder intentar, uno debe poseerdestreza física y mental y un espíritu claro.De acuerdo con don Juan, los chamanes del Méxicoantiguo pusieron un enorme énfasis en la destreza física y elbienestar mental y este mismo énfasis prevalece en loschamanes de hoy en día. Fui capaz de corroborar la verdadde sus aseveraciones al observar a e Juan y a sus quincecompañeros chamanes. Su soberbio estado de balance físicoy mental era uno de los rasgos más obvios en ellos.La respuesta que don Juan me dio cuando le preguntédirectamente por qué los chamanes ponen tanto énfasis en ellado físico del hombre, me sorprendió sobremanera. Enaquellos años creía en el lado espiritual del hombre, un ladoacerca de cuya existencia podía no estar completamenteconvencido, pero por lo menos, estaba inclinado a5

cargar con el peso de ser el último de su línea, ni tampococomprendía su razonamiento.-Aunque parece que los chamanes no hacen nada,más que tomar decisiones, en realidad no toman ningunadecisión -explicó-. Lo único que tienen son susdescubrimientos. Yo no decidí escogerte y tampoco decidíque fueras de la manera que eres. Ya que yo no podíaescoger a quién impartir mi conocimiento, tuve que aceptara quien el espíritu me ofrecía; y esa persona fuiste tú, y túeres energéticamente capaz sólo de terminar, no decontinuar.Dijo que la terminación de su linaje no tenía nada quever con él o sus esfuerzos, o con su éxito o fracaso como unchamán en búsqueda de la libertad total. Lo comprendíacomo algo que tenía que ver con una elección que proveníade un nivel más allá del nivel humano, una elección que nofue tomada por seres o entidades, sino por las fuerzasimpersonales del universo.En un acuerdo unánime, las tres discípulas de donJuan y yo aceptamos lo que él llamó nuestro destino. Elaceptarlo nos puso cara a cara con otro asunto al cual él serefería como cerrar la puerta detrás de nosotros; es decir,asumimos la responsabilidad de de decidir exactamente quéhacer con todo lo que don Juan nos enseñó y hacerloimpecablemente.Antes que nada nos planteamos la pregunta crucialde qué hacer con los pases mágicos: la faceta máspragmática y funcional del conocimiento de don Juan.Decidimos usar los pases mágicos y enseñárselos a quienquisiera aprenderlos. Nuestra decisión de acabar con elsigilo que los rodeaba por un periodo de tiempoindeterminado fue, naturalmente, el corolario de nuestraconvicción total de que, en realidad, somos el final del linajela eficiencia y funcionalidad. Me recomendó, sin embargo,que no debía hablar sobre los pases mágicos con ninguno desus discípulos, o con la gente en general, bajo ningunacircunstancia. La razón que me dio fue que los pasespertenecían exclusivamente a cada persona y que su efectoera tan avasallador, que sólo aquellos que habían tomado elcamino del guerrero con verdadera seriedad podíanpracticados.Don Juan me enseñó a mí y a sus tres discípulas,Taisha Abelar, Florinda Donner-Grau y Carol Tiggs, un grannúmero de pases mágicos pero, junto con esta riqueza deconocimiento, también nos dio la certeza de que éramos losúltimos miembros de su linaje. La aceptación de este legadoimplicaba automáticamente encontrar nuevas formas dediseminar el conocimiento de su linaje, debido a que sucontinuación ya no era el objetivo.Necesito aclarar un punto de suma importancia alrespecto: don Juan Matus no se interesó jamás en enseñar suconocimiento. Él estaba interesado en perpetuar su linaje.Nosotros, sus cuatro discípulos, éramos los elementos, losmedios -escogidos, dijo, por el espíritu mismo ya que él nohabía participado de manera activa en ello- que iban aasegurar su perpetuación. P

El conocimiento silencioso fue una faceta entera en la vida y actividades de los chamanes o brujos que vivieron en México en tiempos antiguos. De acuerdo con don Juan Matus, el maestro chamán que me introdujo al mundo cognoscitivo de los chamanes, el conocimiento silencioso era el resultado más codiciado por ellos, y lo buscaban a través