Proyecto De Grado Maltrato Infantil En Niños, Niñas Y . - Ucc

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PROYECTO DE GRADOMALTRATO INFANTIL EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN CUIDADOSALTERNATIVOS: COMPARACIÓN DEL ACOGIMIENTO INSTITUCIONAL YEL ACOGIMIENTO FAMILIARAlumnaMARÍA CAMILA QUEVEDO CRUZAsesoraMARTHA FERNÁNDEZ DAZAUNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIASANTA MARTA2019FACULTAD DE PSICOLOGÍA1

ÍndicePagina1. Resumen 32. Abstract .33. Introducción 43.1.Justificación 253.2.Marco conceptual .263.3.Marco legal 284. Objetivos 334.1. Objetivo General4.2.Objetivos específicos5. Metodología 346. Resultados 366.1. Tabla 1 matriz de datos general 366.2. Tabla 2 de maltrato en acogimiento institucional 576.3.Tabla 3 de maltrato en acogimiento familiar 606.4.Tabla 4 comparativo acogimiento Institucional y acogimiento familiar647. Discusión 708. Conclusión 759. Bibliografía .762

ResumenEl maltrato infantil es una problemática que fue admitida por la OrganizaciónMundial de la Salud como de salud pública a nivel mundial. Esto “debido al daño físico yemocional que ocasiona en la víctima, al económico y emocional en la familia, y al social yeconómico en la comunidad” (Loredo & Monroy, 2013). Estableciendo así la participacióndel menor, su entorno familiar y su contexto social como sujetos que se ven directa eindirectamente afectados por la perpetuación de prácticas de maltrato.Este trabajo, sería provechoso entonces para la construcción de estrategias estatalesenfocadas a la prevención del maltrato en niñas, niños y adolescentes con medidas deacogimiento, mientras que brindará importantes herramientas de estudio y reflexión paramejorar las prácticas familiares en beneficio de los cuidados básicos y alternativos de losmenores de edad.3

AbstractChild abuse is a problem that was supported by the World Health Organization as apublic health problem worldwide. This "due to physical and emotional damage caused to thevictim, economic and emotional in the family, and social and economic community" (Loredo& Monroy, 2013). Establishing the child's participation, family environment and socialcontext as subjects that are directly and indirectly affected by the perpetuation of abusepractices.This work, then, would be useful for the construction of state strategies focused on theprevention of mistreatment in children and adolescents, while providing important tools forstudy and reflection to improve family practices for the benefit of basic and alternative carefor children.4

3. IntroducciónCuando se habla de maltrato infantil, según autores como Soriano (2015) se hacereferencia a “toda acción, omisión o trato negligente, no accidental, que priva al niño de susderechos y su bienestar, que amenaza o interfiere en su desarrollo físico, psíquico o social ycuyos autores son personal del ámbito familiar” (pág. 04). Estos niños, se encuentranentonces expuestos a situaciones y tratos en los que sus derechos fundamentales sonviolentados, por lo que este tipo de maltrato se constituye como una problemática de ordensocial y humano, que exige un abordaje político, legal, social y psicológico.Para este fin se describen las situaciones inmersas en ambas partes, además de lasimplicaciones sociales, legales y psicológicas que confluyen en los ambientes institucionalesy familiares, en relación con situaciones de maltrato en los infantes.Por ende, será necesario brindar aproximaciones teóricas y estadísticas que permitandetallar el panorama de esta problemática en Colombia, las medidas institucionalesadoptadas, así como los procesos coyunturales en donde se relaciona a la familia no sólocomo núcleo central de la sociedad, sino también como contexto inmediato del desarrolloinfantil.Tomando estas consideraciones en cuenta, el presente trabajo, dirigido a estudiar elmaltrato infantil en niños, niñas y adolescentes en Colombia, a través de una comparacióndel acogimiento institucional y el acogimiento familiar, es de gran relevancia para detallarlos procesos, viscitudes y problemáticas que enfrenta el Estado para la protección de losinfantes cuyos derechos son vulnerados por condiciones de maltrato.5

Igualmente se propone el mismo abordaje con los entornos de acogimiento familiar, paraentender las dinámicas y la influencia de los factores psicosociales, así como lasimplicaciones intrínsecas de los miembros de la familia con respecto al cuidado de un menorde edad.A partir de esta propuesta, se podrá vislumbrar la importancia del Estado y la familiacomo entes cuya naturaleza está orientada a la preservación de los derechos de los niños,niñas y adolescentes, especificando el maltrato como práctica vulneradora de su existencia,que trae consigo importantes implicaciones psicológicas.Maltrato infantil, acogimiento institucional y sociofamiliarSegún esta misma organización, el maltrato infantil, también referido como violenciacontra la niñez, es conceptualizado como el “trato físico y/o emocional equivocado, abusosexual, el abandono y el descuido de los niños, así como su explotación comercial de otrotipo” (World Health Organization and International Society for Prevention of Child Abuseand Neglet, 2009).Mientras que, la legislación colombiana lo define en su Código de Infancia yAdolescencia como:“Toda forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso físico o psicológico, descuido,omisión o trato negligente, malos tratos o explotación sexual, incluidos los actos sexualesabusivos y la violación en general de toda forma de violencia o agresión sobre el niño, niñao el adolescente por parte de sus padres, representantes legales o cualquier otra persona”(República de Colombia, 2006).6

De esta manera la determinación no sólo de los padres sino de los representanteslegales, estipuladas a través de la norma, establece la responsabilidad no sólo de losprogenitores sino de la sociedad civil que sume la custodia de los menores, para estableceracciones prácticas que salvaguarden los derechos de las niñas, niños y adolescentes, lo queimplica la protección no sólo de su aspecto físico, sino también emocional y psicológico.Entre las medidas legales dispuestas para este propósito, se encuentra entonces elacogimiento sociofamiliar, es una medida de protección de los derechos básicos de los niños,niñas y jóvenes que puede ser generada por el propio núcleo familiar directo o porinstituciones estatales, que consiste el acogimiento de un niño que debe ser separado de susfiguras parentales, con el objetivo de brindarles condiciones de vida digna que aseguren sudesarrollo normal, alimentación, educación y condiciones de bienestar general.En congruencia Linares (2013) menciona que la acogida familiar “consiste en cuidartemporalmente a un niño o adolescente que no puede ser atendido por su familia natural pordiversos motivos y facilitar que pueda volver con su familia biológica” (pág. 3). No obstante,el concepto es relativamente contemporáneo, pues fue a inicios de este siglo que empezó acontemplarse como modalidad de acogimiento oficializado, a pesar que ha sido una prácticarecurrente no sólo en situaciones en los que los niños y jóvenes son maltratados, sino tambiénante cualquier situación adversa que supone una incapacidad de los progenitores pararesponsabilizarse del menor en cuestión.Sobre esto, Bettina (2010) señala que “es necesario retomar las formas deacogimiento familiar que se daban anteriormente a que se les denominara así; cuando laspropias familias se reorganizaban por diversas situaciones y establecían lazos de cooperacióny solidaridad en las diferentes comunidades” (pág. 50) Lo que denota un sentido de7

prevalencia al concepto de familia en función de la protección de las libertades, derechos ybienestar de los menores de edad.Por otra parte, se plantea la alternativa del acogimiento institucional que de acuerdoa lo mencionado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (2017), en su ManualOperativo por el que se establecen las modalidades institucionales para la atención de laprimera infancia, lo define como “una medida transitoria de protección dispuesta por laautoridad judicial, en los casos en que no sea posible el acogimiento familiar, para aquellosniños, niñas o adolescentes que se encuentren privados de su medio familiar” (pág. 17).Señalando, además, que es una medida de último recurso que sólo debe ser ejecutada despuésde un riguroso trabajo de aproximación social, económica y psicológica que asegure lanecesidad de esta intervención para asegurar que los derechos de los menores no sonvulnerados.En el país, entre los años 2017 y 2018, el Instituto Colombiano de Bienestar familiarmanifestó recibir un promedio de 66 casos de violencia contra menores de edad diariamente(Redacción El Tiempo, 2018). Lo que permite deslumbrar un panorama nada alentador parala protección de los niños, niñas y adolescentes, que de acuerdo a estas cifras son víctimasconstantes de maltrato físico, psicológico y sexual.Ratificando esta situación, el Icbf manifiesta que específicamente, los niños pequeñosson víctimas más frecuentes de negligencias, malos tratos, abusos y violencia física y mental.Señalando que “el abuso se da muy a menudo dentro de las familias, pudiendo ser en estecaso especialmente destructivo” (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2013).Estableciendo las implicaciones emocionales y psicológicas que entran a consideracióncuando los menores ven violados sus derechos y por sus propias condiciones de indefensión8

física, mental y económica, son incapaces de hacerle frente, por lo cual se propende por labúsqueda de condiciones de protección que logren hacerles frente a estas dinámicasperjudiciales para su desarrollo.Es por esto, que las entidades de protección de la niñez y adolescencia, estipulan elacogimiento del menor en otros miembros de su grupo familiar, distinto a quienes vulneransus derechos y, en caso que no se cuente con estos agentes directo, se establece el acogimientoinstitucional como medida efectiva para salvaguardar los derechos de los menores,asumiendo el Estado la custodia de los niños y adolescentes vulnerados.No obstante, estos procesos tienen una fuerte incidencia psicológica en los menoresy sus familias, que son determinados a partir del presente trabajo, en donde además sedescriben las implicaciones y responsabilidades de la sociedad y las familias para laprotección del maltrato.En consecuencia, el presente documento, se propone responder al interrogante de¿cómo son las condiciones del acogimiento institucional y el acogimiento familiar en supráctica de cuidados alternativos en relación con el maltrato en niñas, niños y adolescentes?Situación del maltrato infantil en ColombiaLa prevalencia de resguardar los derechos y libertades de los niños, niñas y jóvenesestá determinada por todos los estatutos legales del mundo, estipulándose como un principioinviolable que debe orientar la praxis de las instituciones y la sociedad civil.No obstante, no fue hasta el 20 de noviembre de 1959 que la Organización de las NacionesUnidas desarrolló y aprobó la Declaración de los Derechos del Niño de manera unánime porlos 78 Estados conformantes, por la cual “el niño es reconocido universalmente como un ser9

humano que debe ser capaz de desarrollarse física, mental, social, moral y espiritualmentecon libertad y dignidad” (Organización de las Naciones Unidas, 1959). Cabe resaltar, queesta declaración estuvo conformada por diez principios básicos entre los que se destacan losderechos de los niños y niñas a la vida, la nacionalidad, la educación y la protección; y aunqueno se determinó una edad específica del término de ‘niño’ en actualizaciones posteriores seextendió también a los adolescentes, abarcando así a todos los menores de 18 años, que es enpromedio la edad en que los individuos alcanzan la mayoría de edad en varios países delmundo.A partir de esta Declaración, y teniendo en consideración el principio noveno en elque se establece que el menor debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad yexplotación, desde el Estado se inició el diseño de estrategias que ejecuten este dictamen entodas las situaciones en las que los niños pueden ver vulnerado sus derechos, como en el casode maltrato y violencia física.Según la Unicef a través de un informe presentado sobre el año 2014, en 58 paísesmás de la mitad de los niños son ‘disciplinados’ mediante violencia en sus casas o en lasescuelas, mientras que en Latinoamérica por lo menos 70 millones de niños se encuentran encondiciones de pobreza y 2 de 3 de estos menores de edad padecen violencia verbal, física ysexual en centros educativos, hogares y comunidades (Unicef, 2015). Lo que obliga a lasautoridades estatales a tomar acciones se sanción, seguimiento o incluso medidas legales encontra de los agresores de los niños, niñas y jóvenes.En Colombia, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en el año 2016 seregistró 10.951 casos de maltrato, de los cuales 7.699 corresponden a maltrato pornegligencia, 2.615 a maltrato físico y 572 a maltrato psicológico (Caracol Radio, 2017).10

Igualmente, en el mismo año, 112.504 menores de 18 años fueron atendidos por lainstitución, que determinó la permanencia de 25.056 en centros de protección y hogaressustitutos (Bustamante, 2017). Señalando, el origen de esta medida, como protección parasalvaguardar los derechos de los niños, niñas y jóvenes pues la mayoría de estos tuvieron queser separados de su núcleo familiar por maltrato y negligencia, mientras que otro pequeñogrupo esperaba que se adelantaran los procesos de restitución de sus derechos y se lograranubicar a sus familias pues habían sido reclutados por organizaciones ilegales.No obstante, es preciso señalar que, en el año 2009, la ONU estableció las directricessobre las modalidades alternativas para el cuidado de los niños, niñas y adolescentes sin laprotección de sus padres, promoviendo la aplicación de los principios establecidos en laDeclaración de los Derechos del Niño, así como las otras disposiciones nacionales einternacionales sobre el cuidado, protección y bienestar de los menores privados del cuidadoparental o en riesgo de perderlo.Estas directrices, resaltan la importancia que asume la familia para la atención de lasnecesidades básicas, de desarrollo y socioafectivas, exponiendo que:“Al ser la familia el núcleo fundamental de la sociedad y el medio natural para elcrecimiento, bienestar y la protección fundamental de la sociedad y el medio naturalpara el crecimiento, bienestar y la protección de los niños, los esfuerzos deberían estarencaminados principalmente a lograr que el niño permanezca o vuelva a estar bajo laguarda de sus padres o, cuando proceda, de otros familiares cercanos” (AsambleaGeneral de las Naciones Unidas, 2010, pág. 57).11

De esta manera, entre las modalidades de cuidado alternativo expuestas por la ONU,se incluye el acogimiento familiar que en Colombia se denomina bajo el concepto de‘cuidado en medio familiar’, la cual incluye a su vez el cuidado de menores por familiasajenas o sustitutas cuando los derechos de los niños, niñas y jóvenes están siendo vulnerados.Igualmente, el acogimiento familiar, desde una perspectiva jurídica, está determinada paraen primera instancia, salvaguardar todos los derechos humanos de los menores, su integridady desarrollo, además de hacerle frente determinante para la conclusión de las acciones queestán vulnerándolo. En consecuencia, Poyatos (2017) afirma, que el acogimiento en entornosfamiliares:“Tiene la finalidad de otorgar la guarda y custodia de un menor, con la obligación develar por ellos, tenerlos en compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles formaciónintegral cuando los progenitores de los niños y niñas presentan un elevado perfil deconflictividad debido a múltiples factores: empobrecimiento económico, migración,drogodependencias, problemas de salud mental o violencia” (pág. 8)Sobre esta modalidad de acogimiento familiar, se desarrolló una investigación sobrela ansiedad y depresión en niños, niñas y adolescentes con familias sustitutas, encontrandoque de la muestra analizada 23 casos obtuvieron puntuaciones bajas en Ansiedad Fisiológica;23 casos resultaron con puntuaciones con tendencia a alta inquietud e hipersensibilidadmientras que por otro lado 35 niños y adolescentes revelaron cierta intensidad de síntomasdepresivos (Fernández, 2018). Sin embargo, estos problemas manifestados por los menores,según la investigadora tienen origen en las condiciones de abandono y maltrato que de forma12

recurrente se ven expuestos los niño que hacen parte del proceso de acogimiento familiar,que de todas formas, se establece como una medida más viable en consideración con losentornos de desarrollo del niño, con referencia al acogimiento institucional, pues le permiteestablecer relaciones más propositivas y sanas, por lo que se aconseja el acompañamientopsicológico para superar los obstáculos mencionados anteriormente.Por otro lado, con respecto al acogimiento institucional, en el país se constituye comolas medidas, acciones, planes y programas dirigidos a atender a las situaciones especiales deamenaza o vulneración de derechas en las que se encuentran los menores por parte de susfamilias (López, 2016). Es por esto, que cuando los niños, niñas o jóvenes sufren condicionesde maltrato sistemático en sus familias y se encuentran separados de sus padres y núcleofamiliar extenso, generalmente ingresan a instituciones de protección contratadas por elInstituto Colombiano de Bienestar Familiar, que es la entidad designada por el Estadocolombiano para la protección de los derechos de los menores.Este tipo de acogimiento, mencionado comúnmente como institucionalización, seestablece entonces, según Durán (2013) como “una medida de protección judicial que debeemplearse en última instancia en el caso de proferir maltrato a un niño, niña o adolescente”(pág. 3). Basándose en el principio, de conceder al menor el derecho a gozar de un entornofamiliar que pueda satisfacer sus necesidades socioemocionales, posibilitando larepresentación de figuras paternales que aseguren un desarrollo integral, y que es casiimposible asegurar en condiciones de acogimiento institucional, puesto que los menores seencuentran bajo la potestad de entidades, cuya custodia es ejercida a través de funcionariosque muchas veces no alcanzan a atender de manera satisfactoria la demandas de la cantidadde niños y niñas resguardados en los centros de acogida.13

Desde esa misma reflexión Costa (2014) expone que las instituciones, en eldespliegue de una red de protección de los derechos de los niños y los adolescentes, debendurante el periodo de acogida institucional “buscar construir con las familias las condicionesnecesarias para que sus hijos puedan volver a la convivencia con sus padres” (pág. 31). Espor esto, que el acogimiento institucional se entiende como una medida excepcional que debeser ejecutada cuando los niños, niñas y adolescentes por motivos de violencia intrafamiliar,maltrato, abandono, trata o prostitución son retirados de su vínculo familiar (Meléndez &Barahona, 2016). Requiriendo su ingreso a una entidad calificada por el Estado para laprestación de los servicios de acogimiento, que como se mencionará a continuación, generaun fuerte debate con respecto a su idoneidad para la atención del menor.Actualmente se establecen dos modalidades de acogimiento institucional, clasificadosde acuerdo al espacio físico donde se desarrolla y el número de menores que conviven. Enprimera instancia está la Casa Hogar, consistente en viviendas unifamiliares con unadistribución de espacios similares a un hogar común, que cubre un máximo de 12 menoresentre los 0 a 17 años de edad (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2017). Aquí, seles da prioridad a los niños menores y a los grupos de hermanos, mientras que la atención delos menores se presta 24 horas al día, siete días a la semana, proporciona tres comidas diariasy dos refrigerios. Aunque, es importante mencionar que en Colombia tal como lo expone elportafolio de servicios de la Casa Hogar Cecilia de la Fuente Lleras (2018), sólo tienecobertura en los departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Bolívar, Caldas, La Guajira,Meta, Nariño, Risaralda, Santander, Tolima y Valle del Cauca.Por otra parte, la segunda modalidad denominada Centro de AcogimientoInstitucional, se lleva a cabo en unidades operativas que brindan acogimiento temporal a14

niños, niñas y adolescentes entre los 0 a 17 años de edad (Paida, 2016). Logrando unacapacidad desde los 20 menores atendidos, dependiendo de la infraestructura y recursohumano dispuestos de acuerdo al índice poblacional de la ciudad donde se ubica.En esta modalidad, el centro del modelo, reside en “el vínculo afectivo que seestablece entre la educadora que cumple el rol de madre sustituta y las niñas y los niños quele han sido confiados por la autoridad competente para su atención y cuidado” (FundaciónAlbergue La Dolorosa, 2014). Como un mecanismo de minimizar el impacto psicológico yemocional que puede actuar como desencadenante a raíz de la separación de los menores desu núcleo familiar tradicional.Ahora bien, a nivel general en este tipo de acogimiento, la unidad institucional através de tutores o representantes dispuestos por la ley, ejecuta acciones de cuidado,acompañamiento educativo, orientación en la convivencia diaria (Soliz, 2014). Con elobjetivo de fortalecer habilidades y competencias, en los menores de tal manera que puedandesarrollarse en contextos de respeto, tolerancia y autonomía.Este propósito, sin embargo parece no cumplirse, al tener en cuenta que una de lascríticas principales con respecto a la modalidad de acogimiento institucional, corresponde ala evidente carencia de recursos y falencias en sus procesos, para brindar una atenciónintegral para funcionar de manera correcta, por lo que Andrés (2016) se permite enlistar unaserie de problemáticas, que en su consideración, caracterizan esta modalidad:“El aislamiento respecto del entorno y otros recursos y servicios comunitarios, laprolongación excesiva de las estancias, la falta de cualificación de su personal y unaconcepción de la acción educativa lastrada por la idea de una asistencia benéfica,15

despreocupada de la individualización, olvidada de la cobertura de las necesidadessociales y centrada en una instrucción que propicia más la desadaptación que laintegración” (pág. 18)Ratificando de esta manera, el estudio de ejecución de esta modalidad comoalternativa última para la restitución de los derechos básicos de los menores de edad víctimasde maltrato, ya que la internación inmediata de los niños, niñas y jóvenes a los centros deacogida institucional pueden suponer efectos de socialización adversos en el futuro.Conscientes de este contexto circunstancial que traduce el crecimiento del menor encentros de acogida institucional Navas & Armijo (2018) hacen hincapié en la necesidad quela ley no sólo establezca los parámetros temporales de duración de este tipo de medidas, sinoque verifiquen su cumplimiento, debido a que esto implica el desarraigo del menor de su senofamiliar y que podría constituirse como una vulneración de sus derechos fundamentales.Sobre esta situación lastimosamente no hay datos actualizados, pues las últimasestadísticas al respecto se desarrollan en el período 2002-2005, en donde se indica que en elaño 2002 fueron 97.102 los niños, niñas y adolescentes atendidas en medios institucionalespor situaciones de peligro, maltrato y abandono (Durán & Valoyes, 2009). Estas cifras, sinembargo, fueron aumentando, registrándose un total de 104.935, 117.974, 145.961 en losaños 2003, 2004 y 2005 respectivamente.Es importante mencionar que la carencia de información veraz y actualizada es unfactor preocupante teniendo en cuenta la dimensión de la problemática del maltrato infantilen Colombia, que según lo registra el periódico El Colombiano, entre los meses de enero yagosto de 2017, se registraron en el Icbf 7.106 casos de maltrato en niños, niñas y16

adolescentes (El Colombiano, 2019). Que demuestra además, que este tipo de informacionesse encuentran documentadas por fuentes no oficiales, como medios de comunicación, blogsen incluso blogs de internet, mientras que ni en el Ministerio de Protección Social, ni en elde Salud e incluso tampoco en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar se encuentranregistros oficiales o estadísticas que aborden la situación sobre el maltrato infantil en el país,quedándose únicamente en la conceptualización teórica, y en la descripción de la normativalegal que dicta los procedimientos para el acogimiento institucional o sociofamiliar de losmenores.Es por eso, que actualmente no se cuenta con una caracterización que permita conocerlas variables, actores y situaciones que surgen en las situaciones de maltrato en los contextosfamiliares e institucionales, más allá de lo comentado en algunos medios de comunicaciónescritos, como por ejemplo el diario El Tiempo que registró el 2 de marzo de 2016 el artículo‘La cruda radiografía del maltrato infantil en Bogotá’, donde realiza una contextualizaciónque determina la cantidad de casos de maltratos y abusos perpetrados a los menores de edad,las denuncias al respecto, las medidas estatales y el compromiso cívico respecto al tema.Por lo cual, describe la presentación sistemática de casos de niños y niñas que sonmaltratados en el seno de su hogar, y acotan que “hasta en los centros de cuidado del ICBFocurren tragedias, como la de una niña de 20 meses que murió en un hogar comunitario deSuba y cuya sede fue cerrada para no afectar la atención de los demás beneficiados” (ElTiempo, 2016). Exponiéndolo como un caso aislado que se presentó en determinadalocalidad, desdibujando u omitiendo otros casos similares, que son frecuentementeinvisibilizados.17

Para respaldar estas afirmaciones, se toman entonces las declaraciones registradas porla Revista Semana en su artículo ‘Maltrato infantil ¿Qué nos está pasando?’ en el que ademásde demostrar las altas cifras de maltrato físico, sexual y psicológico en menores colombianos,desarrolla un debate de opiniones frente a la efectividad de las medidas asumidas paraabordar la problemática tanto por la sociedad, como por las instituciones gubernamentales.En el cual, se presentan voces como la de Albornoz quien fuera directora de laAsociación Colombiana de Psiquiatría, que mencionaba que el Icbf debería ser vulnerable deserias modificaciones para trabajar de forma más eficaz por la protección de los derechosbásicos de los niños, niñas y jóvenes; tener más herramientas legales para contar con eldebido respaldo económico y sobre todo, reestructurar los procesos de selección de supersonal, específicamente de su idoneidad para adelantar los cuidados de los menores, puestoque en su opinión “estas instituciones son poco supervisadas, aunque también son uno de lossitios donde hay un alto porcentaje de abuso contra los menores” (Revista Semana, 2018).No obstante, no se cuenta con artículos, investigaciones o informes al respecto quedeterminen con exactitud y rigurosidad las cifras detrás de dicho porcentaje.Maltrato en contextos de acogimiento institucional y sociofamiliarEl maltrato infantil entendido como cualquier tipo de vulneración de los derechos delos niños, niñas y jóvenes, a partir de las afectaciones en su integridad física, psicológica omental; es una problemática que puede manifestarse de manera indiferente en los distintoscontextos de acogimiento en el que se desarrollan los menores.18

En los que, además, pueden ser de distinta naturaleza, pues, aunque todos se enmarcandentro del concepto global de maltrato, puede establecerse como maltrato físico, abusosexual, violencia psicológica, abandono y negligencia.Pese a la gran importancia de este fenómeno, y que es una problemática que seencuentra constantemente visibilizada a través de los medios de comunicación, el tratamientodado a esto no es integral, pues es abordado como hechos separados y no como un problemasocial, por lo que en consecuencia no hay referencias académicas e investigativas actualizada,que se dedique a investigar las dimensiones estadística de los abusos a menores de edad enColombia, ni por parte de comisiones de investigación independientes ni por el mismoInstituto Colombiano de Bienestar Familiar, que es el órgano institucional encargado debrindar atención a los menores vulnerados.Según lo registrado por los medios de comunicación impresa, en el año 2014 llegaronal Icbf, 44.165 denuncias de maltrato a menores de edad (El Colombiano, 2015). Siendo laviolencia física, el abuso sexual y abandono los casos mayoritarios.No obstante, no existe un estudio a profundidad que ayude a determinar con exactitud,cuántos de estas situaciones de maltrato acontecieron en contextos de acogida institucional osociofamiliar, encontrándose que los estudios y por ende las discusiones frente a estaproblemática en el país es casi nula.De hecho, parece ser una cuestión generalizada, puesto que son pocos los países quecuentan con estudios académicos y demográficos serios que ayuden a la consolidación depolíticas institucionales de atención. A excepción de España que cuenta con un estudiorealizado por investigadores de la Universidad de Barcelona, titulado “Victimización y19

suicido entre adolescentes en sistemas que atienden a niños y jóvenes en España” (Soler,2014), que si bien no ahondan en el maltrato infantil en toda su extensión, si conglomerandatos significativos sobre el maltrato infantil y juvenil, que se encuentran en centros deacogimiento por parte del sistema de justicia. Encontrándose que, de los 129 niños yadolescentes entrevistados, pertenecientes a 18 centros residenciales y de acogida en la

maltrato infantil en niños, niñas y adolescentes en Colombia, a través de una comparación del acogimiento institucional y el acogimiento familiar, es de gran relevancia para detallar los procesos, viscitudes y problemáticas que enfrenta el Estado para la protección de los infantes cuyos derechos son vulnerados por condiciones de maltrato.