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TEOLOGÍA DE LA ESPERANZAJürgen MoltmannEdiciones Sígueme, 2006, 477 páginasNotasCésar Herrero Hernansanz2

ComentarioLes ofrezco mis notas de Teología de la Esperanza, de Gürgen Moltmann, queprofundiza y desarrolla de manera magistral el complejo y utópico mundo dela esperanza en el ámbito humano, creatural, histórico, filosófico y de fe.¡Cómo cambia la esperanza el horizonte de hombre y mundo! ¡Cómo potenciasu identidad y facultades!¡Cómo dinamiza y vuelve la historia viva, bullente, dinámica, con perspectivasde pasado, presente y futuro!¡Es una gozada tener abiertas y activas las rutas y perspectivas de la esperanza!Los textos en rojo son de mi cosecha. Asimismo, les adjunto índice y paginaciónde mis notas, que les facilitarán percibir a vista de pájaro una panorámica del libro ybúsqueda fácil de temas de su interés y ubicación.Que lo disfruten al menos tanto como lo he disfrutado yo.Murcia, octubre de 2019César Herrero HernansanzÍndiceIntroducción .5Meditación sobre la esperanza 1 Logos de la escatología cristiana .2 Esperanza de la fe 3 Pecado de desesperación .4 ¿Arrebata con engaño la esperanza al hombre la felicidad del presente? .5 Esperar y pensar 5567911I Escatología y revelación .141 Descubrimiento de la escatología e ineficacia de ese descubrimiento 2 Promesa y revelación de Dios .3 Escatología trascendental .4 Teología de la subjetividad trascendental de Dios .5 Teología de la subjetividad trascendental del hombre 6 Revelación progresiva y escatología de la historia de la salvación .1414151617207 La historia, revelación indirecta de sí mismo por Dios .8 Escatología de la revelación 2223II Promesa e historia .281 Religión de epifanía y fe fundada en la promesa .2 La palabra de promesa 3 La experiencia de la historia 4 Revelación y conocimiento de Dios .5 Promesa y Ley 28303133353

6 Promesa en escatología profética .7 Historificación del cosmos en escatología apocalíptica .3637III Resurrección y futuro de Jesucristo .391 Evangelio y promesa 2 El Dios de la promesa .3 Pablo y Abrahán .4 Eschatologia crucis y primitivo entusiasmo de su cumplimiento .5 Muerte de Dios y resurrección de Cristo 6 Resurrección de Cristo e historia científico-histórica 7 Historia formal relatos pascuales e interpretación existencial .8 Pregunta escatológica por la predicación del Resucitado .9 Identidad entre el Resucitado y Cristo crucificado .10 Futuro de Jesucristo .11 Futuro de la justicia 12 Futuro de la vida .13 Futuro del Reino de Dios y libertad del hombre 14 Resumen y balance .3940414245464748505253545658IV Escatología e historia 611 Crítica y crisis .El enigma resuelto de la historia .2 El método de ciencia histórica 3 Heurística de la ciencia histórica 4 Historiología 5 Escatología de la historia. Quialismo de filosofía de la historia 6 Muerte y culpa como resortes de ciencia histórica .7 Peculiaridad de conceptos universales de ciencia histórica 8 Hermenéutica de la misión cristiana 1 Pruebas de Dios y hermenéutica .a Prueba de Dios a base del mundo. .b Pruebas de Dios a base de la existencia humana .c Pruebas de Dios a base de Dios .2 Misión y hermenéutica .a Hermenéutica del apostolado .b Humanidad del hombre en la esperanza de la misión c Historificación del mundo en la misión d Tradición de la esperanza escatológica 616262646674767879797980818182828484V Comunidad en éxodo 87Escatología cristiana en la sociedad moderna 1 Culto de lo absoluto y sociedad moderna .2 La religión como culto de la nueva subjetividad .3 La religión como culto de la projimidad .4 La religión como culto de la institución .5 La cristiandad en la expectación del reino de Dios .6 Misión de la cristiandad en la sociedad .87878890909192Apéndice .94Principio de la esperanza y teología de la esperanza .1 La meta-religión de Ernest Bloch .2 Homo absconditus y Deus absconditus 3 Patria de identidad y reino de Dios .4 Extraterritorialidad frente a muerte y resurrección de los muertos .5 Esperanza y confianza 9494949698994

IntroducciónMeditación sobre la esperanza1 Logos de la escatología cristianaEn la medida que el cristianismo se fue convirtiendo en la organizaciónque sucedió a la religión estatal romana y sostuvo sus mismas pretensiones, laescatología perdió su efecto movilizador, revolucionario y crítico sobre lahistoria que el hombre debe vivir ahora, siendo abandonados a sectas fanáticasy grupos revolucionarios. Desalojó de su vida la esperanza en un futuro que lesirve de base, trasladando éste a un más allá, a la eternidad. La esperanzaemigró de la Iglesia y se volvió contra ella desfigurándola de muchas maneras.La escatología es la doctrina sobre la esperanza cristiana, abarca loesperado y el esperar vivificado por ello; la esperanza es mirada y orientaciónhacia adelante y apertura y transformación del presente. Lo escatológico es elcentro de la fe cristiana, que la armoniza, pues la fe cristiana vive de laresurrección de Cristo crucificado y se dilata hacia las promesas del futurouniversal de Cristo.Por lo cual, el auténtico problema de la teología cristiana es el futuro,que en los textos bíblicos de la esperanza se nos aparece como lo otro; comopromesa de algo nuevo y futuro asentada en Dios; un Dios no intra oextramundano, sino el Dios de la esperanza, Rm 15, 13, que tiene el futurocomo carácter constructivo, E. Bloch; un Dios, que camina delante de nosotrosy sale a nuestro encuentro con promesas de futuro; al que no podemos poseer,sino sólo aguardar en esperanza activa.Aristóteles afirma que la esperanza es el soñar del hombre despierto.La escatología cristiana habla de futuro desde determinada realidadhistórica, enuncia la posibilidad y potencialidad de su futuro: habla deJesucristo y su futuro: conoce la realidad de la resurrección de Jesús y predicael futuro del resucitado; por tanto, la persona e historia de fe de Jesucristorepresenta la piedra de toque de su escatología.Gracias a la resurrección, el Cristo crucificado y la teología que parte deél, tienen futuro; Cristo es nuestra esperanza, Col 1, 27; en la medida en quese anuncian al mundo las promesas del futuro de Cristo insertan la fe en laesperanza no sobrevenida aún; las promesas de esperanza se anticipan alfuturo; el futuro oculto se anuncia ya en las promesas y a través de laesperanza activa influye en el presente. En este proceso, las promesascolisionan con la realidad experimentable en el presente. Promesas, que noson consecuencia de experiencias, sino que constituyen la posibilidad deexperiencias nuevas; no pretenden iluminar la realidad presente, sino la queviene; no aspiran a copiar la realidad que existe, sino a insertarla en el cambioprometido, que esperamos; no quieren ir detrás de la realidad, sino precederla;de este modo la tornan histórica.5

En la escatología cristiana presente y futuro entran en mutuacontradicción e introduce al hombre en el conflicto entre esperanza yexperiencia: Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza quese ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve?Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia, Rm 8, 24-25.En el Nuevo Testamento la esperanza cristiana se dirige a lo que aún nose ve. Por tanto, esperar contra toda esperanza condena a lo visible, comomundo perecedero, que debemos dejar atrás. La contradicción en que laesperanza coloca al hombre con respecto a la realidad actual de sí mismo, esla contradicción de la que nace la esperanza: la de la resurrección respecto dela cruz. La esperanza cristiana es esperanza de resurrección y manifiesta suverdad en la contradicción con que el futuro de la justicia se enfrenta al pecado;la vida a la muerte; la gloria al sufrimiento; la paz al desgarramiento. Pag 19-23.2 Esperanza de la feCreer significa superar barreras, trascender, encontrarse en éxodo,suprimiendo o pasando por alto la realidad opresora. La fe supera estarealidad, no para refugiarse en el ámbito celestial, en lo utópico; no se pierdesoñando en una realidad diferente. Sólo puede sobrepasar las barreras de lavida construidas por sufrimiento, culpa y muerte, donde tales barreras estánrealmente derribadas. Sólo siguiendo al Cristo resucitado de la pasión, al Cristoresucitado de la muerte en abandono de Dios y del sepulcro, llega la fe a tenermirada despegada hacia el horizonte en que no existe ya tribulación alguna,hacia la libertad y alegría.La fe puede y debe dilatarse hasta la esperanza sólo donde, con laresurrección del crucificado, están derribadas las barreras contra las que seestrellan las esperanzas humanas. Allí la fe se convierte en παρρησια yμακροθυμια, en apasionamiento por lo posible, Kierkegaard. La fe ve el iniciode este futuro de amplitud y libertad en el acontecimiento de Cristo. Vincula alhombre a Cristo. Por lo cual, la esperanza es acompañante inseparable de lafe.La fe es el fundamento, en que descansa la esperanza, que a su vez,alimenta y sostiene a la fe, Calvino, Institutio III, 2, 42.La fe posee el prius, la esperanza la primacía. Así, la fe en Cristotransforma la esperanza en confianza, que, a su vez, dilata la fe en Cristo y laintroduce en la vida.Creer significa rebasar, en una esperanza que se adelanta, las barrerasderribadas por la resurrección del crucificado. La esperanza sustituye el másallá sobre nuestro sepulcro en el cielo por el más allá sobre nuestro sepulcro enla tierra; lo reemplaza por el futuro histórico, por el futuro de la humanidad,Ludwig Feuerbach. Para la esperanza, la cruz es la esperanza de la tierra.La muerte es el último enemigo, 1 Co 15, 26; y a la inversa, el resucitadoy la esperanza de la resurrección, el enemigo de la muerte y del mundo, que seconforma con ella.6

La fe no aplaca al cor inquietum, pues ella misma ese cor inquietum enel hombre. Quien espera en Cristo ya no puede conformarse con la realidaddada, sino que comienza a sufrir a causa de ella, a contradecirla. Paz con Diossignifica discordia con el mundo, pues el aguijón del futuro prometido punzaimplacablemente en la carne de todo presente no cumplido.No conformarnos, no llegar a armonía amistosa con la realidad, se debea la esperanza inextinguible, que mantiene disconforme al hombre hasta elcumplimiento de las promesas de Dios, le mantiene in statu viatoris. Laesperanza transforma a la comunidad cristiana en constante inquietud.Comunidad, que está obligada a la responsabilidad en la esperanza, que tiene,1 P 3, 15, y es acusada a causa de la esperanza y resurrección de los muertos,Hch 23, 6. Siempre que esto ocurre, la cristiandad accede a su verdad y seconvierte en testigo del futuro de Cristo. Pag 24-28.3 Pecado de desesperaciónEl pecado de incredulidad se funda en la falta de esperanza. Que elhombre quiera ser como Dios representa la cara visible del pecado. La otracara es la falta de esperanza, resignación, pereza, tristeza, de la que brotan latristesse y frustración, que impregnan lo viviente con gérmenes de dulceputrefacción. San Juan menciona a los cobardes, cuyo futuro es la muerte, a lacabeza de incrédulos, impíos, asesinos u otros, Ap 21, 8. Para san Pablo en Hbla apostasía de la esperanza viva, en cuanto constituye desobediencia a lapromesa en medio de la tribulación, quedar alejado del pueblo peregrino deDios, es pecado que amenaza en su camino a quien espera. La tentación noconsiste tanto en querer ser como Dios, sino en la debilidad, desaliento ycansancio de no querer ser lo que Dios nos propone.Dios promete una nueva creación de todas las cosas en justicia y paz yel hombre actúa como si la creación permaneciese en su antiguo estado. Diosjuzga al hombre digno de sus promesas y éste no se atreve a cuanto se lepropone. Lo que constituye el pecado, que amenaza al creyente. No es el malque hace, sino el bien que deja de hacer. Se le acusa de falta de esperanza.Los pecados de omisión siempre se fundan en falta de esperanza ypusilanimidad. No es tanto el pecado, cuanto la desesperación lo que nosarroja a la condenación, San Juan Crisóstomo. Por lo cual la edad mediaconsideraba la acedia o tristitia como pecado contra el Espíritu Santo, que llevaa la muerte.La falta de esperanza puede adoptar las formas de praesumptio ydeseperatio, ambas contra la esperanza, Joseph Pieper. La praesumptio esanticipación inoportuna, arbitraria del cumplimiento de lo que esperamos deDios. La deseperatio es anticipación inoportuna, arbitraria del no cumplimientode lo que esperamos de Dios. Ambas formas suponen abandono de laesperanza, eliminan su carácter itinerante. Se rebelan contra la paciencia de laesperanza, que confía en el Dios de la promesa. Quieren impacientes sucumplimiento ya ahora o no lo quieren.7

Lo que no anhelamos no puede ser objeto ni de nuestra esperanza, ni denuestra desesperación, San Agustín.Vivir sin esperanza significa enterrar la esperanza. La desesperaciónquiere evitar al hombre los desengaños. Esperar y aguardar vuelven locos amuchos. Sin embargo, si se intenta permanecer en el terreno de la realidad,pensar con lucidez y no esperar ya, A.Camus, se cae en la peor de todas lasutopías: la utopía del status quo, como lo denominó R. Musil.Tras dicho proceso queda un taedium vitae. Al margen de la esperanzacristiana, en la sociedad no escatológica y aburguesada sólo quedan acedia,tristesse y el cultivo y frívola manipulación de la esperanza muerta. Cuando laesperanza no se transforma en fuente de posibilidades nuevas, desconocidas,el juego intranscendente e irónico con sus posibilidades desemboca enaburrimiento, evasiones absurdas o presunción, como el idealismo alemán delsiglo XIX, convirtiendo a Prometeo, que robó el fuego a los dioses, contrario alsiervo obediente de Dios, en el santo de la edad moderna. Unido al cual demúltiples modos iba un quiliasmo filosófico, revolucionario, que pretendíaconstruir el reino de libertad y dignidad humana, que en vano se habíaesperado del Dios de aquel siervo divino.Prometeo se ha transformado en el Sísifo que conoce camino, lucha,decisión y paciencia del trabajo, pero carece de horizonte de cumplimiento. Yano hay esperanza, ni Dios. Sólo queda pensar con lucidez y no esperar y elamor y solidaridad sincera con el hombre. ¡Como si el pensamiento adquirieselucidez sin la esperanza! ¡Como si hubiese amor sin esperanza para lo amado!Sólo en la esperanza perseverante y cierta reside la fuerza de larenovación de la vida: El que no espera lo inesperado, no lo encontrará,Heráclito.Sólo la esperanza merece ser calificada de realista, pues sólo ella tomaen serio las posibilidades que atraviesan la realidad; no toma las cosas comose encuentran, sino como caminan, se mueven y pueden modificarse en susposibilidades. Las esperanzas terrenas tienen sentido sólo mientras el mundo ylos hombres que viven en él se encuentran en estado inacabado, en fragmentoy experimentación. Dichas esperanzas anticipan lo posible de la realidadhistórica, móvil y con su intervención deciden los procesos históricos. Por locual, las esperanzas y anticipaciones del futuro no son aureola resplandecientede una existencia, que se ha vuelto gris, sino percepciones realistas delhorizonte de lo real posible, que ponen a la realidad en movimiento y lamantienen en variabilidad.La esperanza no puede aceptar la acusación de utópica, pues no seproyecta hacia lo que no tiene ningún lugar, sino hacia lo que todavía no lotiene, pero puede llegar a tenerlo. ¡Este es el desnudo realismo de laesperanza que da a la realidad la posibilidad de merecer mucho más, mientrasel realismo niega el posible futuro y la posibilidad de historicidad de la realidad!El realismo positivista demuestra ser ilusorio en tanto el mundo no sea un fixumde hechos; pero es sobre todo encrucijada de procesos; no se renueva sólo8

conforme a leyes, sino que éstas son extraordinariamente móviles, en tanto lonecesario del mundo sea lo posible, pero no lo invariable. Pag 28-32.4 ¿Arrebata con engaño la esperanza al hombre la felicidad del presente?La acusación más dura contra la teología de la esperanza surge de lahumilde conformidad de la religión con el presente. La filosofía considera alhombre sólo existente en el presente: el recuerdo le encadena al pasado, queya no existe y la esperanza le proyecta al futuro, que todavía no es; el hombrerecuerda haber vivido, pero no vive; recuerda haber amado, pero no ama;recuerda los pensamientos de otros, pero él no piensa. Algo semejante pareceocurrirle con la esperanza: espera vivir, pero no vive; espera llegar a ser felizalgún día, espera que le hace pasar al margen de la felicidad del presente;siempre va a la zaga del presente o se adelanta a él. Recuerdos y esperanzasparecen arrebatarle estar íntegramente en el presente. Le roban su presente yle arrebatan hacia tiempos que ya no existen o que todavía no son. Le entregana lo que no existe y le abandonan a lo vano. Los tiempos le introducen en lacorriente de lo pasajero, cuya resaca es la nada.Pascal se lamentaba de este engaño de la esperanza: Nunca noslimitamos al presente. Anticipamos el futuro, como si viniera demasiado lento,como si quisiéramos acelerar su marcha; recordamos el pasado como pararetenerlo, pues desaparece tan pronto: es locura andar a la deriva en tiemposque no son nuestros, y olvidar el único tiempo que nos pertenece; y esfrivolidad reflexionar sobre tiempos que no existen y perder el único que estáahí. Apenas pensamos en el presente, y si lo hacemos, es para encender la luzde que queremos disponer en el futuro. Nunca es el presente meta: el pasado yel presente son medios, únicamente el futuro es meta. Y así no vivimos nunca,sino que esperamos vivir, y disponiéndonos siempre a ser felices, es inevitableque no lo seamos jamás, Pensamientos, 172.Sólo el presente es y sólo el ser actual es persistencia en presencia.Nietzsche intentaba liberarse del peso y engaño de la esperanza cristianabuscando en el presente el sí eterno del ser y encontrando en la fidelidad a latierra el amor a la eternidad. El ad-esse del ser al mismo tiempo es siempresólo presente, el instante, el Kairós, el ahora. Es como el mediodía, cuando elsol está en lo alto y nada arroja ya sombra ni está en la sombra.La esperanza cristiana parece arrebatar la felicidad y el Dios delpresente. Dios del presente, Dios eterno-presente, el presente del eterno ser.Donde la esperanza no permite al hombre encontrar ningún presente, esengañado el hombre y el mismo Dios. Precisamente aquí alcanza su máximagrandeza la acusación del presente contra la esperanza del futuro. Se trata dela repulsa de la vida contra el tormento de la esperanza, que se le impone y delreproche del ateísmo en nombre del Dios, cuyo tributo esencial es el numenpraesentiae. Es conveniente preguntarnos, ¿en nombre de qué Dios se levantael presente contra la esperanza de lo que aún no existe?9

En el fondo, del Dios de Parménides: el ser uno no ha sido nunca, niserá jamás, pues es ahora todo a la vez: νυν ἕστιν ὁμου πὰν; ser que no essiempre, sino que es y ahora; no posee ninguna dilación en los tiempos, suverdad está en el ahora, su eternidad es el presente, es todo a la vez: totasimul. Los tiempos en que la vida nace y muere se desvanecen ante la epifaníadel presente eterno del ser, pasando a ser meros fenómenos en que ruedanconfusos ser y no ser, día y noche, permanecer y pasar. En el presente eterno,el nacimiento queda extinguido y la destrucción es ignorada.Lo presente no es un concepto del tiempo. Lo eterno, en cuantopresente, es la abolida sucesión del tiempo. El instante designa a lo presentecomo presente sin pasado y futuro. El instante es un átomo de la eternidad, elprimer reflejo de la eternidad en el tiempo, su primer ensayo de detener eltiempo, Kierkegaard.El Dios del éxodo y de la resurrección no es presente eterno, sino quepromete su presencia y cercanía a quien siga su envío al futuro. Dios prometeante todo su presente y reino, que coloca al hombre en expectación de futuro;es un Dios, cuyo carácter constitutivo es el futuro; un Dios de la promesa y desalida del presente al futuro; un Dios de cuya libertad dimana lo venidero ynuevo. Su nombre es nombre de camino, promesa, abre futuro nuevo, cuyaverdad es experimentada en la historia, en la medida en que su promesamanifiesta su horizonte de futuro; el Dios que da la vida a los muertos y llama alas cosas que no son para que sean, Rm 4, 17. Este Dios está presente dondese aguardan sus promesas en esperanza y cambio. Merced al Dios que haceser lo que no es, lo que aún no existe, lo futuro, se torna pensable, porque sevuelve esperable.El ahora y hoy del Nuevo Testamento son diferentes del ahora delpresente eterno del ser en Parménides, pues son ahora y de repente en losque refulge y aparece lo nuevo del futuro prometido. La parusía era para losgriegos la suma del presente de Dios y del ser. En cambio, en el NuevoTestamento la parusía de Cristo es aprehendida sólo con categorías deexpectación; por ende, no se refiere a la praesentia Christi, sino al adventusChristi. La parusía es futuro, inaugura la vida en el tiempo, es esperanza. Elcreyente no es colocado en el mediodía, sino en la aurora de un nuevo día, enla que combaten día y noche, lo que pasa y lo que viene. El creyente no vive aldía, sino por encima de él, en expectación de lo que habrá de llegar, según elcreator ex nihilo y resucitador de los muertos. Este presente de la venideraparusía de Dios y Cristo en las promesas del crucificado no nos saca deltiempo, ni detiene el tiempo, sino que inaugura tiempo y mueve historia, puesno consiste en amortiguar sufrimiento por lo que no es, sino que es recepción yaceptación en recuerdo y esperanza de lo que no existe.La esperanza prepara para llevar la cruz del presente. Puede retener lomuerto y esperar lo inesperado. Puede afirmar el movimiento y querer lahistoria, da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean;rompe el hechizo del dogma de la desesperanza ex nihilo nihil fit. Desde fe y10

esperanza se vive orientado hacia estas posibilidades y promesas de Dios, seabre la plenitud integral de la vida histórica y vida que debemos amar. Sólo enel horizonte de este Dios resulta posible un amor ágape, mayor que philia, a lono existente, desigual, indigno, fútil, perdido, pasajero y muerto; amor quepuede tomar sobre sí elementos aniquiladores de dolor y extrañamiento,porque recibe fuerza de la esperanza en la creatio ex nihilo; amor que noaparta su vista de lo inexistente para decir que no es, sino que él mismo seconvierte en el poder mágico que lo hace ser. En su esperanza el amor midelas posibilidades abiertas de la historia; en el amor, la esperanza introduce todoen las promesas de Dios.¿Arrebata engañosamente esta esperanza al hombre la felicidad delpresente? ¡La misma esperanza es la felicidad del presente! Llamabienaventurados a pobres, se hace cargo de miserables y oprimidos,humillados y ofendidos, hambrientos y moribundos, porque reconoce para ellosla parusía del reino. La expectación hace buena la vida, pues en ella el hombrepuede aceptar su presente y encontrar alegría en la alegría y felicidad ensufrimiento y dolor. De esta manera la esperanza atraviesa felicidad y dolor,pues puede vislumbrar en las promesas de Dios un futuro para lo pasajero,moribundo y muerto. Por tanto, vivir sin esperanza es no vivir. El infierno escarencia de esperanza; Dante escribió en la puerta del infierno: Abandonadtoda esperanza los que aquí estáis.El presente que no pueda ni quiera ver su muerte carece de apoyo ysalida. La esperanza puesta en el creator ex nihilo se convierte en felicidad delpresente, cuando en el amor se vuelve fiel a todo y no abandona nada a lanada, sino que muestra apoyo a lo posible, en lo cual ese todo puede vivir yvivirá. En la presunción y desesperación queda paralizado; en el sueño delpresente eterno, queda perdido. Pag 33-40.5 Esperar y pensarLa escatología cristiana debe intentar llevar esperanza al pensar profanoy pensar a la esperanza de la fe. Ya en la Edad Media Anselmo de Canterburyformuló: fides quaerens intellectum; credo ut intelligam, que para la teologíacristiana de hoy tiene importancia formularlo así: spes quarens intellectum spero ut intelligam. Si la esperanza mantiene, sostiene, impulsa la fe eintroduce al creyente en el amor, movilizará e impulsará el pensar de la fe, suconocimiento y reflexión sobre el ser humano, historia y sociedad. Así, pues, elconocimiento en la fe, en cuanto conocimiento anticipador, fragmentario, quepreludia el futuro prometido, estará sustentado por la esperanza. Por tanto, a lainversa, la esperanza abierta por la fe en la promesa de Dios se convertirá enlitigante, resorte, inquietud y tormento del pensar. La esperanza, ampliada cadavez más por la promesa de Dios, pone de manifiesto la orientación yprovisionalidad escatológica del pensamiento en la historia. Si la esperanzaintroduce a la fe en el pensamiento y en la vida, no puede, en cuantoesperanza escatológica, distanciarse de las pequeñas esperanzas, orientadas11

a metas conquistables y cambios visibles en la vida humana, relegando lasmismas a un reino distinto y considerar que su propio futuro es sobrenatural yde naturaleza puramente espiritual.La esperanza cristiana se dirige a un novum ultimum, a la nuevacreación de todas las cosas por el Dios de la resurrección de Cristo, abriendoun horizonte de futuro, en el que integra las esperanzas puestas en larenovación de la vida suscitándolas, relativizándolas y orientándolas. Destruirála presunción de libertad del hombre, vida lograda, derecho, dignidad, dominiode posibilidades de la naturaleza, que hay en dichas esperanzas, porque noencuentra en esos movimientos la salvación esperada, ni se puede reconciliarcon la existencia en virtud de esa utopía y realización. En virtud de promesasmejores, Hb 8, 6, dejará atrás las referidas visiones futuristas de un mundomejor, pues sabe que nada es todavía muy bueno y que todo se hará nuevo.Sin embargo, no destruirá en nombre de una desesperación resignada lapresunción de esperanza existente en esos movimientos; pues talespresunciones contienen más esperanza y verdad que el realismo escéptico.Contra la presunción, de nada sirve la desesperación del todo sigue igual queantes. Lo único que vale es la esperanza perseverante, restauradora, que searticula en pensar y obrar. Nunca fueron buenos aliados de la fe cristianarealismo, ni cinismo.Si la esperanza cristiana destruye la presunción en los movimientos defuturo, lo hace no para eliminarlos, sino para aniquilar los gérmenes deresignación de sus esperanzas, que aparecían después en sus utopías, con lasque la esperada reconciliación con la existencia se convertiría en reconciliaciónforzada. Con dicho proceso los movimientos, que propugnan el cambiohistórico, se posicionan en el horizonte del novum ultimum, siendo asumidos yproseguidos por la esperanza cristiana, convirtiéndose en movimientosprecursores, provisionales; sus metas pierden su rigidez utópica, orientándosea metas provisionales, penúltimas y móviles. Para combatir tales bandazos enla historia de la humanidad, la esperanza cristiana no puede aferrarse a lopasado y dado, aliándose con la utopía de status quo; sino que está llamada atransformar creadoramente la realidad completa.La esperanza de la fe se convertirá en fuente inagotable de fantasíacreadora del amor. Provoca y produce constantemente pensar anticipador deamor a hombre y tierra para configurar las nuevas posibilidades a la luz delfuturo prometido; para crear aquí, en lo posible, lo mejor posible, pues loprometido se encuentra en posibilidad. Suscitará constantemente pasión por loposible, capacidad inventiva y elasticidad en cambiarse a sí mismo, salir de loantiguo e instalarse en lo nuevo. Por lo cual, la esperanza cristiana ha tenidosiempre una actuación revolucionaria en la historia intelectual de lassociedades, afectadas por ella.¿Cómo estimula la esperanza escatológica su conocimiento y reflexiónsobre la realidad? Lutero escribía en 1516 a propósito de: La ansiosa espera de lacreación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios, Rm 8, 19: El apóstol12

filosofa y piensa sobre las cosas de modo diferente a como lo hacen losfilósofos y metafísicos. Pues los filósofos dirigen su mirada al presente de lascosas y reflexionan sólo sobre las propiedades y esencias. Pero el apóstolaparta nuestros ojos de la visión del presente de las cosas, de su esenci

extramundano, sino el Dios de la esperanza, Rm 15, 13, que tiene el futuro como carácter constructivo, E. Bloch; un Dios, que camina delante de nosotros y sale a nuestro encuentro conpromesas de futuro; al que no podemos poseer, sino sólo aguardar en esperanza activa. Aristóteles afirma que la esperanza es el soñar del hombre despierto.