La Participación Femenina En La Beneficencia Española La J D

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COREMetadata, citation and similar papers at core.ac.ukProvided by Revistas Universidad de León (ule)LA PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LA BENEFICENCIA ESPAÑOLA. LA JUNTA DE DAMAS DE LACASA DE MATERNIDAD Y EXPÓSITOS DE BARCELONA, 1853-1903Ana María Rodríguez Martínanarmartin@yahoo.esUniversidad de BarcelonaRecibido: 14-02-2014Aceptado: 08-04-2014ResumenEn este artículo se analiza la extracción social de las mujeres que, en la segunda mitad del sigloXIX, en España, formaban parte de las juntas de damas y de las comisiones de señoras que sededicaban a la supervisión, y en algunos casos a la gestión, de los establecimientos debeneficencia. También se estudian las motivaciones de esta dedicación, sus objetivos y susresultados. Asimismo, se analizan los principios que guiaron la labor de la Junta de Damas y desus comisiones auxiliares, en la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, haciendohincapié en sus actuaciones y sus consecuencias respecto a los expósitos pequeños, las jóvenesexpósitas, las nodrizas y las mujeres que querían prohijar un expósito.Palabras clave: Mujeres, beneficencia, junta de damas, expósitos, nodrizas, inclusas, Casa deMaternidad y Expósitos de Barcelona.AbstractThis article analyzes the social extraction of the women who, in the second half of the 19thcentury, were part of Ladies Committees and Ladies Boards, that handled the supervision and,in some cases, the management of the charitable institutions. We also study the motivations oftheir dedication, their goals and the results. In addition, the article examines the principles thatguided the work of Ladies Committees and auxiliary Boards, in Casa de Maternidad yExpósitos de Barcelona, emphasizing their actions and their consequences regarding the littlefoundlings, the young women foundlings, the wet-nurses and the women who wanted to adopta foundling.Keywords: Women, charitable, ladies committees, foundling, wet-nurse, foundling-hospital,Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2013 - pp. 134-157

La participación femenina en la beneficencia española.La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-19031351. IntroducciónLas mujeres en el campo de la beneficencia figuraban como asistidas, comotrabajadoras, por ejemplo las nodrizas en las inclusas, y como organizadoras, como erael caso de las monjas de las congregaciones religiosas y el de las componentes de lasjuntas de damas y comisiones auxiliares. Para estas señoras la beneficencia constituía,en la segunda mitad del siglo XIX, el único ámbito público en el que la mujer, que eraconsiderada por la ideología dominante como la cuidadora del hogar, tenía cabida.La labor de estas damas estaba regulada por la Ley de Beneficencia de 1849, queles otorgaba la función de auxiliar a las juntas provinciales de beneficencia en lainspección de los expósitos y de las maternidades. En 1868 desaparecieron estas juntas yla colaboración femenina.Sin embargo, un Real Decreto del 27-4-1875 creó la Junta Central de Señoras, consede en Madrid, con competencias sobre las instituciones benéficas destinadas a lasmujeres y a los niños, pero solamente tenía funciones inspectoras, no ejecutivas, y nodisponía de fondos propios, por lo que para conseguirlos debía acudir al Gobierno o a lacaridad de los ciudadanos (La Voz de la Caridad, 1-6-1875: 81-84).Este Real Decreto también concedía a la Junta Central la facultad de promover lacreación y organización de juntas de señoras auxiliares en las ciudades y pueblos dondefuera posible (Maza, 1989). Unos años más tarde, un Real Decreto del 17 -7-1884estableció la instalación de juntas de señoras que colaborarían con las diputaciones yayuntamientos, y que tendrían una función supervisora en los centros benéficosfemeninos e infantiles (Manual de Beneficencia, 1931).En este artículo vamos a analizar, en primer lugar, el significado de laparticipación femenina en la beneficencia, en la segunda mitad del siglo XIX, y luegonos centraremos en la labor de la Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitosde Barcelona y en sus comisiones auxiliares.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

Ana María Rodríguez Martín1362. El papel de las mujeres en la beneficencia públicaEn España, en la segunda mitad del siglo XIX, las señoras que participaban en labeneficencia formaban parte de las familias que dominaban la economía, la política y lasociedad (Guardia, 1998. Ibarzabal, 1999). En Cádiz, las componentes de la Junta de Damaseran familiares de comerciantes y banqueros (Espigado, 2003), lo mismo que en la deBarcelona, en la que también había numerosas esposas e hijas de industriales.En Pontevedra, la Asociación Benéfica de Señoras, que controló el Hospicio y laInclusa desde su creación hasta 1878, estaba compuesta por mujeres pertenecientes a familiasvinculadas con la política, la nobleza, la cultura, la alta administración y, en menor proporción,con las actividades empresariales (Pazos, 1984. Taboada, 1987. Fortes, 1995. Sotelo, 1997.Autor, 2003. Ruibal, 2006.). Las dos presidentas de esta Asociación fueron, la primera,Micaela López, esposa de Francisco Antonio Riestra, el hombre más rico de Pontevedra,político e industrial. Además, fue madre del primer marqués de Riestra. La segunda presidenta,Francisca Fernández Santamarta, pertenecía a una familia adinerada y tenía un hijo concejal 1.Publicistas y gobernantes, además de la prensa y las revistas femeninas, consideraban que labeneficencia era una ocupación muy adecuada para las damas, pues a las mujeres la naturalezalas había dotado especialmente para esta tarea (Perinat y Marrades, 1980).Mientras que los varones estaban siempre ocupados en otras cosas, en amoríos yambiciones, la mujer presentaba otro carácter (Revista de Beneficencia, sanidad yestablecimientos penales, marzo de 1878: 843), cuyas características esenciales eran la ternuray la abnegación, " [.] ya desde niña (la mujer) es menos turbulenta en sus juegos, más dócil ynaturalmente dispuesta a la abnegación, parece que Dios le ha dicho vivirás sobre la tierrapara sufrir y consolar" (Arenal, 1861: 113). "Si el hombre se distingue por la alteza de suspensamientos y la extensión de sus relaciones, si piensa y obra, la mujer lleva la primacía,como en la belleza, en los afectos [.] Su mundo es el amor " (Hernández, 1874: 208). Enesta distribución de papeles, a la mujer se le concedía la supremacía en el campo de lossentimientos y al hombre en el de la inteligencia (Simón Palmer, 1997), por eso había muchasmás mujeres que hombres colaborando en tareas benéficas, " [.] los ejércitos de la Caridad yde la Beneficencia están constituidos en inmensa mayoría por la mujer, que realiza estas obras1Archivo Histórico de la Diputación de Pontevedra, a partir de ahora, AHDP. Fondo Especial nº 16: leg.24.716 y 842-3. Además, Museo de Pontevedra, Fondo Casal, 14-11.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

La participación femenina en la beneficencia española.La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-1903137por natural inclinación al bien y movida por sentimientos de piedad en ella innatos" (Ministeriode la Gobernación, 1909: LXI).La labor benéfica se feminizó, lo mismo que la religión, profundamente unida a labeneficencia (Andrés y Pazos, 1999). Incluso en la región más industrializada de España,Cataluña, las señoras de la alta burguesía formaban parte de la Junta de Damas, una de cuyasfunciones era la supervisión de una institución benéfica creada en 1853 (Aguilar, 2004), laCasa de Maternidad y Expósitos de Barcelona (A partir de ahora, CMEB). Estas mujeres teníantiempo libre para ello porque se mantenían alejadas de las fábricas y negocios. Aunque ellasfueran las propietarias del capital, recibido en herencia del padre o del marido, no ocupabancargos de responsabilidad y delegaban la gestión de sus bienes en el hijo, yerno, hermano oamigo de confianza (Cabana, 1996).Repasando las listas de las componentes de diversas juntas de damas, vemos un númeroconsiderable de viudas (Álvarez, 1980) y también de solteras (Reglamento de la Asociación deSeñoras de beneficencia de Santiago, 1881). Para todas ellas las actividades benéficas eran unaoportunidad para salir del hogar, lo mismo que para las casadas que tenían a sus hijos yamayores. La beneficencia se concebía como una faceta más de la vida social, que daba buentono y respetabilidad, por lo que la frecuente participación de las aristócratas y burguesas noquería decir que los buenos sentimientos estuvieran en el siglo XIX más enraizados que en lossiglos anteriores. Las damas organizaban "roperos", rifas, fiestas de caridad, sesiones teatralese incluso bailes, que les daban la oportunidad de codearse con el resto de los de su clase(Aranguren, 1966. Gómez-Ferrer, 1986. Reglamento de la Junta de Damas de la ciudad deLérida, 1862). Joaquín María de Nadal, escritor y político, describió muy bien la alegrebeneficencia del ochocientos,“¿Faltaba dinero para un hospital? Pues no se pedía para un hospital; se pedía para una corrida detoros; y las gentes se divertían lo suyo; al hospital le llegaban unas cuantas pesetas, y elempresario hacía su agosto las dirigentes de aquellas obras e instituciones (benéficas), teníanque dar un rodeo para pedir, porque si no lo daban, la mayor parte de los ciudadanos no hubieranentregado ni un céntimo” (Nadal, 1945: 10).Además, las actividades benéficas servían, en algunos casos, para certificar el ascensoeconómico y social, pues el formar parte de alguna junta de caridad significaba la inclusión enCuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

Ana María Rodríguez Martín138el círculo de las personas más distinguidas de la ciudad en que se residiera. También, si setrataba de un núcleo de población pequeño, contribuía a sobrellevar la vida tediosa que en él sedesarrollaba (Pernas, 2003), porque para conseguir fondos se realizaban toda una gran variedadde actos sociales2. Concepción Arenal, no obstante, justificaba la labor benéfica femeninaporque se recaudaba dinero para los más desfavorecidos,“Cuando hace algunos años las señoras no pedían por Semana Santa, cuando no tenia la inclusalos miles de duros que esta cuestación le lleva ¿eran menos vanas las mujeres, menos frívolos loshombres? ¿Empleaban mejor estos días solemnes, consagrados por tan divinos recuerdos?”(Arenal, 1861: 70-1).Algunos tratadistas veían otra ventaja en la labor benéfica de las mujeres, que era suaportación a la sociedad en forma de estabilidad, tranquilidad y cohesión social (Panadés,1877), al hacer de amortiguador entre los bloques opuestos de los trabajadores y de loscapitalistas. Las damas eran la cara amable y generosa del capitalismo, que socorrían no conlimosnas indiscriminadas, sino de una manera nueva, con unos objetivos bien determinados.Por eso, los tratadistas y la prensa, tanto la general como la femenina (Perinat yMarrades, 1980), animaban a las señoras a participar en la beneficencia, sobre todo en la que sedirigía a la población infantil y femenina (El consultor. Nueva Guía de Barcelona, 1857). Sulabor favorecía el predominio de los valores burgueses y la religión entre los grupos que teníanbajo su protección y, a la vez, disminuía la peligrosidad social de estos mismos grupos. De estamanera, las damas benéficas colaboraban en la campaña de moralización de la clasetrabajadora en la que estaban empeñadas la burguesía y la Iglesia (Arias, 1862. Albó, 1914.Carasa, 1989. Monlau, 1984. Salarich, 1984. Pérez-Fuentes, 1991),“[.] cobijad bajo vuestras alas de caridad a esos pequeñuelos huérfanos, o abandonados, de loscuales si vosotras no queréis hacer unos ángeles con vuestro amor, el vicio y el abandono losconvertirá pronto en lobeznos que perturbarán perpetuamente, mientras vosotras no seáis lasabejas que de sus amarguras fabriquen el panal de la armonía entre las clases inferiores ysuperiores de la sociedad con la alquimia de vuestro amor al pobre [.]” (Panadés, 1877: 609).2AHDP. Hospitales: leg. 2.165.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

La participación femenina en la beneficencia española.La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-1903139“Otra ventaja de gran precio tendría la asistencia generalizada de las señoras a losestablecimientos de beneficencia, la de contribuir a suavizar las costumbres, y amortiguar losodios de clase que tantas causas tienden en nuestros días a encender [.] ¿Cómo aborrecer alpadre, al esposo, al hijo de estas dulces criaturas que le hacen tanto bien?” (Arenal, 1861: 117).Aunque la intervención de las juntas de damas en los establecimientos benéficossupuso, en la mayoría de los casos, un mayor orden en su funcionamiento, no logró un cambiosignificativo en la mala situación en la que se encontraban en la segunda mitad del siglo XIX(Revista de Beneficencia, 15-9-1887, 30-6-1888: 3, 6, respectivamente. Arenal, 1875, 1897 y1901. Hauser, 1902). Estas juntas, por regla general, tenían una labor supervisora pero nopoder de decisión (Luna y Maciá, 1988), aunque contasen con fondos propios, como era el casode la Asociación de Beneficencia de Santiago y de la de A Coruña (Pernas, 2011). Ambas seencargaban exclusivamente de controlar la alimentación, el aseo y las ropas de los asilados, laprimera en el Hospicio y la segunda en todos los establecimientos de Beneficencia de la ACoruña (Reglamento de la Asociación de Señoras de beneficencia de Santiago, 1881.Reglamento de la Asociación de Señoras de Beneficencia de La Coruña, 1855).Por todo ello, no creemos que las señoras que se dedicaban a la beneficencia públicafueran pioneras de la presencia organizada femenina en la sociedad y la política y sí pensamosque estas damas tuvieron una posición subordinada en la beneficencia y, además, desde ella nodefendieron los principios de igualdad entre hombres y mujeres, sino que impusieron a lasasiladas bajo su control sus valores, entre ellos los de la domesticidad y la sumisión (Espigado,2003. Pérez Moreda, 2011).Las críticas a la labor de las señoras españolas en la beneficencia fueron pocas (Bulletindes crèches, julio de 1885: 224), y se centraron en su escasa implicación,“Cuando se sabe lo que pasa en las prisiones, en los hospitales, en los manicomios, en loshospicios, en las inclusas; cuando se ven miles de niños preparándose al vicio y al crimen en lamendicidad, y cruelmente maltratados si no llevan el mínimo de limosna que sus verdugos lesexigen cuando se considera este cúmulo abrumador de dolores que no se consuelan, de males aque no se busca remedio ocurre preguntar: ¿Dónde están las mujeres? Algunas están donde deben,pero son pocas, tan pocas que su actividad benéfica se pierde en la inercia general” (Arenal, 1901:s.n.).Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

Ana María Rodríguez Martín140Sin embargo, la Corona, que también participaba en actividades benéficas, premiaba ydistinguía a las señoras que más se significaban en este ramo con condecoraciones, como laCruz de la Beneficencia o la banda de Damas Nobles de María Luisa. Esto era motivo de notaselogiosas sobre las premiadas en los periódicos y en las revistas de beneficencia (Revista debeneficencia, 22-2-1887: 7. Revista de beneficencia, Sanidad y EstablecimientosPenales, marzo de 1878: 750). Cuanta más era la riqueza y la posición social de la dama,más mérito tenía entre la prensa y los grupos dominantes su labor, que se movía, enexclusiva, en el campo de la protección de la infancia, de las mujeres y la maternidad, esdecir, en ámbitos que se consideraban femeninos (Olózaga, 1864. Pagés, 1875. García,1979. Pérez Ledesma, 1985).3. La Junta de Damas de BarcelonaLa Junta de Damas de Barcelona nació en 1854. Supervisaba dos escuelas deniñas y, sobre todo, la situación de los acogidos en la Casa de Maternidad y Expósitosde Barcelona, que se había creado en 1853. Las vocales tenían como obligación visitardiariamente los locales del establecimiento benéfico y supervisar sus cuentas, controlarel aseo y la higiene de los asilados, así como todo lo relativo a sus ropas, y ocuparse dela admisión y los despidos de nodrizas y criadas, aunque esta última tarea la delegaronen las Hermanas de la Caridad, que estuvieron presentes en este centro desde sucreación.La Junta de Damas también estaba encargada de vigilar la crianza de los expósitosexternos, es decir, de los que vivían con sus amas de lactancia o de destete, de quefueran vacunados y de que asistieran a la escuela. Además, concedían dotes a lasexpósitas que contraían matrimonio, con el dinero procedente de las funciones benéficasde algunas compañías dramáticas, de las limosnas recogidas en mesas petitorias que secolocaban en los templos durante la Semana Santa (El Consultor. Nueva Guía deBarcelona, 1859), y de la venta de labores hechas por las expósitas 3.3Sesiones de la Junta de Gobierno (a partir de ahora, JG) de la Casa de Maternidad y Expósitos deBarcelona (a partir de ahora, CMEB), 8 y 11 de marzo de 1854. Archivo Histórico de la Diputación deBarcelona, a partir de ahora, AHDB. Beneficencia: leg. j-2.027. Además, leg. j-3.022 y j-3.023.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

La participación femenina en la beneficencia española.La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-1903141Foto nº 1 Clase de labores en la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1903.Fuente: Archivo de fotografía Adolf Mas. Institut Amatller d’Art Hispànic.En teoría, la Junta de Damas tenía una gran autonomía y un gran papel, pues incluso lasHermanas de la Caridad, encargadas del orden interior del Establecimiento, estaban bajo suinmediata dependencia, pero la realidad es que estas monjas sólo obedecían al director de suOrden. Además, aunque la Junta de Damas tenía la función de informar al director delestablecimiento de cuantos fallos observasen en las cuestiones que controlaban, era él lapersona que podía ordenar subsanarlos.Y si se trataba de decisiones importantes, era la Junta de Gobierno la que las acordaba.Respecto a la vigilancia de los expósitos externos, como la mayoría vivía en lugares alejadosde Barcelona capital, recaía en las comisiones de señoras locales (Reglamento especial de laMuy Ilustre Junta de Damas en la Casa Provincial de Maternidad y Expósitos de esta Ciudad,1879).Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

Ana María Rodríguez Martín142Foto nº 2 El patio de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1903.Fuente: Archivo de fotografía Adolf Mas. Institut Amatller d’Art Hispànic.Las mujeres que formaban parte de la Junta de Damas de la CMEB y de lascomisiones de señoras tenían como características la riqueza y el prestigio social ( ElConsultor. Nueva guía de Barcelona, 1863. Bodas de Oro de la Casa Provincial deMaternidad y Expósitos de Barcelona. Memoria, 1903) y, según un tratadista, unamoralidad estricta (Codina, 1889).A la Junta de Damas de Barcelona pertenecían las esposas, las madres o las hijas deconcejales y alcaldes de la Ciudad, de diputados a Cortes y de senadores, de diputados yde presidentes de la Diputación Provincial, de catedráticos de la Universidad, depropietarios de periódicos y de los burgueses más eminentes 4. La composición de la Junta4Formaron parte de la Junta de Damas, entre otras, María Bacigalupi, esposa de Joan Güell, empresariotextil, socio del Canal de Urgell, fundador de La Barcelonesa, que era una industria dedicada a lafundición de hierro, director del Banco de Barcelona y de la Caja de Pensiones y Monte de Piedad deBarcelona. Fue, además, concejal, diputado y senador; María Girona, hija de Ignacio Girona Agrafel,Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

La participación femenina en la beneficencia española.La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-1903143de Damas reflejaba la evolución que había sufrido la burguesía en el período 1845 -1869.En estos años, esta clase social fue ampliando su dominio en todos los ámbitos en los queera conveniente defender sus intereses económicos. A lo largo del reinado de Isabel II seprodujo la fusión de los nuevos ricos, de los antiguos miembros de la aristocraciamercantil, de los industriales surgidos como consecuencia de la aplicación del vapor, delos especuladores en fincas urbanas y de los intermediarios e indianos procedentes deAmérica.El grupo social resultante fue una síntesis de la vieja aristocracia y el nuevocapitalismo. Una de sus características fue la endogamia que tuvo como resultado quemuy pocas familias fueran las que estaban presentes en todas las esferas en las que setomaban decisiones. Este pequeño grupo, compuesto por entre cien y doscientas familias,era el que detentaba el poder económico catalán, y se consolidó en la etapa de 1874 -1901(Mcdonogh, 1977. Jutglar, 1984. Caminal, 1989. Solá Montserrat, 1997). Además, estaélite controlaba la política y tenía asegurado el control de la opinión pública mediante laprensa.A esto hay que añadirle que una serie de instituciones económicas y culturales, ynumerosos intelectuales salidos de su propia clase social o de la clase media conaspiraciones, ayudaron a esta élite a llevar su dominio a todas las esferas, a reforzar susposiciones, a legitimarlas y darles prestigio (Solá Parera, 1977. Riquer, 1981. Vicens,1991).La beneficencia era un campo en el que esta élite estaba presente a través de lasjuntas directivas de las asociaciones benéficas y de los establecimientos públi cos y, hastaque fueron suprimidas en 1868, de las juntas provinciales de beneficencia (Soldevila,1961. Jardí, 1977. Cabana, 1994). En Barcelona, las juntas de gobierno de la Casapropietario de industrias metalúrgicas y de maquinaria, y junto con sus hermanos, creador de la BancaGirona Germans, la Tenería Barcelonesa, la Ferrería Barcelona, el Canal de Urgell y la sociedad GironaHnos. Clavé y Cia., en estrecha vinculación con el Banco de Barcelona; Joaquina Matas, madre de PelayoCamps Matas, propietario rural, presidente del Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, diputado ysenador; Josefa Mataró, esposa de Antonio Brusi, propietario del Diario de Barcelona y marqués de CasaBrusi; Eleonor de Bruguera, hermana de Melchor de Bruguera, el que era accionista de diversassociedades mineras y de ferrocarriles; Adela Camín de Serrahima, cuyo marido era abogado y decano delColegio de Abogados, y cuyo hijo, también abogado, era presidente de la Caixa de Pensions; MaríaManeja, mujer de José Sert Rius, empresario textil; y Matilde Bacigalupi, viuda de Planas. Los Bacigalupieran banqueros y comerciantes. La presidenta honoraria de la Junta de Damas era, en 1903, la ReinaMaría Cristina. AHDB. Beneficencia: leg. j-3.021 al j-3.023.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

Ana María Rodríguez Martín144Provincial de Caridad y de la CMEB y la Junta de Damas, eran el compendio d e laburguesía catalana (Les Cases Provincials de Caritat i de Maternitat i Expòsits deBarcelona, 1918). Para las nuevas fortunas el formar parte de estos equipos directivostenía un especial atractivo y un valor añadido, que era el de codearse con el cír culo de losinfluyentes (Abella, 1885) y el de asistir a los actos más relevantes de la vida socialbarcelonesa5.La prensa burguesa ensalzaba la labor benéfica de la burguesía, y más con motivode las bodas de oro de la CMEB (El Noticiero Universal, 22-11-1903: s.n. La Tribuna, 2211-1903: s.n.), y defendía la dirección privada, pero con fondos públicos, de los centros debeneficencia (Albó, 1903), alegando que su funcionamiento era mejor y suponía muchoahorro a las arcas provinciales,“¿A qué se debe que la CMEB sea la mejor de las que existen en España y de la inmensamayoría del extranjero? Para mí se debe a que en vez de cuidarse directamente de ella laDiputación Provincial, ésta tiene nombrada una Junta compuesta de personas de reconocidocelo, encargada del régimen y gobierno de la misma” (La Hormiga de Oro, 28-11-1903:s.n.).La Junta de Damas de la CMEB tenía comisiones auxiliares en algunos pueblos deCataluña, precisamente en los que había mayor número de expósitos y de nodrizas quecontrolar. También las mujeres que formaban parte de estas comisiones pertenecían a losgrupos más influyentes. En la de Vilanova i la Geltrú, sus componentes eran de familias deindustriales, comerciantes de vinos, propietarios de la Sociedad de Aguas y fundadore s delBanco de Vilanova (Virella, 1977. Cabana, 1999).La labor que realizaban estas comisiones de señoras, y también la Junta de Damas,dulcificaba la imagen de la clase a la que pertenecían y, al mismo tiempo, reforzaba sudominio sobre la ciudad en la que residían al controlar también el sector de labeneficencia. Además, imponían la moral y los valores de la burguesía a una parte de lasniñas pobres a través de sus escuelas gratuitas, y a todas las personas relacionadas con laCMEB (El consultor. Nueva Guía de Barcelona, 1863).5Sesiones de la JG de la CMEB, 28-12-1853, 17-4-1886 y 18-5-1886. AHDB. Beneficencia: leg. j-2.028.Además, leg. j-3.028 y j-3.029.Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

La participación femenina en la beneficencia española.La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-19031454. Las comisiones de señorasEstas comisiones nacieron para ayudar a la Junta de Damas de Barcelona. En 1855 yafuncionaba la de Vilanova i la Geltrú y, posteriormente, se fueron creando otras en diversaslocalidades6. Estas comisiones estaban formadas por un mínimo de cinco señoras nombradaspor la Junta de Gobierno de la CMEB a propuesta de la Junta de Damas y, a partir de 1868, delos curas párrocos. Cada señora se encargaba de velar por dos expósitos, por lo que deberíavisitarlos cada dos semanas, al menos, procurando variar de día y de hora, para que las amas nopudieran estar prevenidas. Además, estas comisiones vigilarían la conducta de las nodrizas y encaso de falta grave les retirarían los niños a su cargo. Si el ama no pudiera lactar, tratarían deencontrar otra y si no lo lograran debían enviar el menor a los locales de la CMEB. A lo largode los años las comisiones fueron apropiándose de más tareas que las que le correspondían.Una de ellas fue la de informar sobre las nodrizas que querían lactar un expósito y sobrelas personas que querían prohijar un asilado de la CMEB 7. En 1901 la Diputación sustituyó lascomisiones por las llamadas juntas auxiliares, y estableció que se crearían más en los lugaresen los que hubiera mayor número de expósitos. Esta medida venía dada por dos hechos, elprimero era que la mayor parte de los acogidos vivían en el campo con sus amas, y no en lasciudades cabeza de partido de la provincia de Barcelona, que eran donde estaban instaladas lascomisiones de señoras. El segundo era que los pocos expósitos residentes en dichas ciudadeshabían cumplido en su mayoría los cinco años y a esta edad muchos eran enviados por lasamas, que ya no cobraban por ellos, a la sede de la CMEB. Además, había ido cambiando laprocedencia geográfica de las amas y, a principios del siglo XX, la mayoría de ellas residíanfuera de la provincia de Barcelona e, incluso, fuera de Cataluña, en Aragón y en Castellón 8.De toda la documentación que hemos consultado relativa a las comisiones de señoras, lamayor parte corresponde a cuestiones laborales o morales relacionadas con las expósitas. Lalabor de supervisión y de denuncia de las condiciones de vida de los niños a cargo de nodrizasexternas fue escasa, a pesar de que debería haber sido intensa, pues solamente las nodrizaspeores del mercado, las más pobres, débiles e, incluso, enfermas eran las que trabajaban para6AHDB. Beneficencia: leg. j-3.023, j-3.024 y j-3.038.AHDB. Beneficencia: leg. j-3.017.8AHDB. Beneficencia: leg. j-3.017, j-3.018 y j-3.110.7Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157

Ana María Rodríguez Martín146las inclusas españolas, incluida la CMEB, dado el bajo salario que ofrecían estosestablecimientos benéficos (Novella, 1882. Valverde, 1994. Vidal, 1999. Autor, 2009). Esverdad que en la labor de control de los expósitos también tenían un papel los párrocos, puesellos eran los que proporcionaban los informes para que una mujer pudiera amamantar o cuidarun expósito y los que firmaban los certificados conforme el niño estaba sano y bien cuidado(Reglamento especial para las Casas unidas de Maternidad y Expósitos de la ciudad deBarcelona, 1853. Reglamento de la Casa Provincial de Maternidad y Expósitos de Barcelona,1890). Pero todo ello sólo hasta los cinco años del menor, edad a la que las amas ya no recibíanpagos. Como muchos niños se quedaban con ellas después de esta edad, el campo de actuaciónde las comisiones de señoras era muy amplio. Sin embargo, su labor de inspección fue escasa,y sus resoluciones, en muchas ocasiones, tardías, y se produjeron cuando la situación de losexpósitos era ya grave. Veamos un caso. De un expósito de la generación de 1884 la comisióncorrespondiente tardó seis años en enviar un informe a la CMEB explicando la miseria en laque vivía,“[.] sus encargados son gente pobrísima, que la mayor parte del tiempo no trabajan y se han dealimentar con la sopa que dan a los pobres los PP. Jesuitas y las limosnas que pueden obtenermendigando por las casas; de suerte que el expósito en muchas ocasiones llega a sufrir hambre, y9ha de sufrir las impertinencias de un hijo propio de los encargados qu

La participación femenina en la beneficencia española. La Junta de Damas de la Casa de Maternidad y Expósitos de Barcelona, 1853-1903 Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia - ISSN: 1699-597X - Nº 9, 2014 - pp. 134-157 135 1. Introducción Las mujeres en el campo de la beneficencia figuraban como asistidas, como