Hechizo De Amor En Un Entremés Del Siglo XVII

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HECHIZO DE AMOR EN UN ENTREMÉS DELSIGLO XVIIEdith Marta Villarino CelaUniversidad Nacional de Mar de PlataLa historiadora Natalie Zemon Davis, que en su obra Sociedad y cultura en laFrancia moderna1 recurriera a fuentes documentales tales como piezas teatrales, poemas y panfletos populares, observó que «algunas formas de vida en asociación» y ciertos comportamientos colectivos son instrumentos culturales; por eso mismo, la lecturade ciertos comportamientos humanos puede ser tan provechosa como la de un documento escrito. El fuerte anclaje en los saberes populares y el emergente ideológico dela cultura de élite en un considerable número de entremeses del Siglo de Oro, dirigenuestra atención hacia esas posibles relaciones culturales, sobre todo en un período enque los límites autorales se confundían en una práctica habitual de reelaboración oreutilización paródica de obras propias y ajenas y los discursos del campo de poderdominante admitían coexistir con los tradicionales.Esta comunicación es parte de un trabajo que se propone estudiar el diálogo de lasculturas y algunas formas de la reescritura operantes en el género dramático del Siglode Oro; he seleccionado para ello, el entremés La hechicera (manuscrito 15.105, folio15v de la BN, circa 1635)2, del quizás más importante autor del siglo XVII, LuisQuiñones de Benavente. Dada la complejidad del tema he acotado esta comunicacióncircunscribiendo su desarrollo al análisis de la primera parte del texto dramático.1Natalie Zemon Davis, Sociedad y cultura en la Francia moderna, Barcelona, Crítica, 1993, pp. 14-15.- Para realizar el presente trabajo he utilizado la siguiente edición: Luis Quiñones de Benavente, Entremeses, edición de Christian Andrés, Madrid, Cátedra, 1991, pp. 155-183.AISO. Actas IV (1996). Edith Marta VILLARINO CELA. Hechizo de amor en un entremé.

1656EDiTHMARTA VILLARINO CELAQuiñones de Benavente o la comicidad en dos tiempos.Quiñones, en el entremés que nos ocupa, reitera el patrón constructivo compuestopor la suma de dos esquemas, utilizado en El retablo de las maravillas (el623). Lahechicera consta de: a) cuadro de costumbres en un marco urbano (Madrid) y b) acciónen torno de un personaje con características de figurón. Como en el otro entreméscitado, Quiñones de Benavente propone un texto dramático que puede segmentarse yal mismo tiempo expandirse en diferentes direcciones. Las distintas escenas, aunqueestán ligadas por los mismos personajes, se suman como micro-dramas, en los que,sobre todo, vale la variedad, el juego escénico y la multiplicidad dramática. Se adviertepues, la reescritura de un texto del que se aprovecha una construcción efectiva para larecepción teatral, pero que a la vez autoparodia los discursos previos.Cada parte del entremés se centra en uno de los delitos de orden sexual que se castigaran con mayor rigor en Europa desde el medioevo, la brujería y la sodomía. La brujería-en tanto la bruja se relaciona con el mundo demoníaco y propone conductas que impiden la concepción- es un pecado-delito que subvierte el sistema natural de la sucesión dela vida; el temor a todo lo que se relaciona con ella, refleja un orden moral con fuerteanclaje en la ley religiosa, y expone a nivel profundo, una visión del miedo a la muerte.La «superstición de vana observancia», como denominaba la Iglesia a la hechicería, no afecta la ortodoxia, no abona a la herejía ni menoscaba el decoro en este entremés, sino que esta problemática se transforma a través del humor y aparece construidasobre un patrón paralelístico cuyos términos pertenecen al reino vegetal. Christian Andrésen el estudio preliminar a su edición de los Entremeses de Quiñones, menciona distintas estrategias que producen la comicidad verbal, entre las que destaca la parodia; esteprocedimiento, utilizado en La hechicera en diversos niveles del discurso, se puedeobservar principalmente en los frecuentes paralelismos.Primer tiempo: de conjuros, hechizos y otras hierbasJean-Michel Sallman en un trabajo más o menos reciente observa que desde lamirada particular de la brujería es posible acceder a una visión del mundo y a un sistema de representación, tanto como al de las relaciones entre los hombres y el mundosobrenatural. Por otra parte, otros autores que han tratado el tema hasta el momentocoinciden en destacar el alto porcentaje de mujeres capaces de tratar dolencias de variada índole debido al conocimiento empírico de hierbas con propiedades específicaslas que, recolectadas en días propicios o mágicos, como la noche de San Juan, aumentaban su valor curativo3. Si bien la Iglesia mantenía una distancia llena de desconfianza3Julio Caro Baroja, Las brujas y su mundo, Madrid, Alianza, 1990; Julio Caro Baroja, Vidas mágicase inquisición, Madrid, Istmo, 1992; Cario Ginzburg, Les batailles nocturnes. Sorcellerie et rituels agrairesauxXVIe. etXVIIe. siécles, París, Flammarion, 1984; Cario Ginzburg, Historia nocturna. Un desciframientodel aquelarre, Barcelona, Muchnik, 1991; Robert Muchembled (dir.), Magie et sorcellerie en Europe duMoyen Age á nos jours, Paris, Armand Colín, 1994; G.R. Quaife, Magia y maleficio. Las brujas y elAISO. Actas IV (1996). Edith Marta VILLARINO CELA. Hechizo de amor en un entremé.

HECHIZO DE AMOR EN UN ENTREMÉS DEL SIGLO XVII1657respecto de saludadoras y santiguadoras, solía permanecer al margen de las actividadesde quienes practicaban la curandería; por ese motivo era frecuente que estas mujerescircularan fluidamente entre los distintos pueblos de España aplicando sus pócimastrajinadas en una «cocina mágica».Sin embargo, es necesario recordar que el tema preocupaba tanto a los religiososcomo a los intelectuales del siglo XVII. En 1633, el Padre Eusebio de Nierenberg,estudió los diferentes casos de «aojo», los seres que pueden aojar y las relaciones entrelos distintos seres de la naturaleza, en una obra que seguramente fue del dominio de lagente letrada, la Oculta filosofía. Este curioso libro aparece publicado en un momentoen que se plantea la apertura de un nuevo espacio en la magia natural, con saberesconstruidos, acumulativos y comunicables. Nierenberg alude a una organización delmundo regida por la ausencia de límites, en que las cosas se conectan según la ley departicipación. Quiñones de Benavente vivió en esa época predominantemente racionalpero que aún conservaba espacios para el pensamiento y las prácticas mágicas.La totalidad de los ensayos consultados para la elaboración de este trabajo dancuenta de que un número elevado de mujeres recurría a una hechicera para, mediante elpago de sus oficios, conseguir atraer el amor de un caballero indiferente, arreglar losconflictos de una pareja mal avenida o desenojar a un galán ofendido, sin embargo, elentremés muestra cómo opera el imaginario en el mundo inversivo de las obras breves.Apenas iniciada la pieza, el protagonista don Badulaque da origen al desarrollovegetal de los siguientes parlamentos, al decir que Perinola a quien pretende, es «Conmás guardas que una huerta o jardín». El texto, que presenta una comicidad basada enla ridiculización de los personajes a través del código onomástico y los diálogosdenigratorios de aspecto y condición, posee un espesor semántico conformado porvarios niveles de sentido, entre los que se destacan el erótico, otro relacionado con lamagia y los conocimientos de botánica aplicada a los «males del corazón» y un tercerode raigambre literaria4. Paso a detenerme en ellos.Doña Perinola responde al poco afortunado galán, aludiendo a su propia codicia ydemás prendas, en un parlamento de signo negativo; la «picana» asocia cada actitudsuya ante posibles pretendientes dadivosos o tacaños, con el valor simbólico, el significado popular y el efecto de diecinueve flores y plantas (mastuerzo, tomate, tomillo,mostaza, cebolla, achicoria, caña, hierbabuena, espárrago, cardo, ortiga, borraja, pimiento, espuela de caballero, escobilla/brezo, clavel, maravilla). Este personaje incluye en su parlamento ocho vegetales de frecuente aparición en las poesías eróticas de lafanatismo religioso, Barcelona, Crítica, 1989; Jean-Michel Sallman, «La bruja», en Duby, G.-Perrot, Historia de las mujeres. Tomo 6. Del Renacimiento a la Edad Moderna. Discurso y disidencias, 1993; MaríaHelena Sánchez Ortega, La mujer y la sexualidad en el Antiguo Régimen. La perspectiva inquisitorial,Madrid, Akal, 1992; Keith Thomas, Religión and the decline ofmagic, London, Penguin Books, 1991.Asimismo, se han consultado: Julio Caro Baraja, La estación de amor. (Fiestas populares de mayo aSan Juan), Madrid, Taurus, 1979; Paracelso, Botánica oculta. Las plantas mágicas, 13* ed., Buenos Aires,Kier, 1993; Malcom Stuart (dir.), Enciclopedia de hierbas y herboristería, Barcelona, Omega, 1981.4Han sido de un valor inapreciable las notas de Alzieu, Jammes y Lissorges a Poesía erótica del Siglode Oro y la edición de Romances de Lope de Vega de Antonio CarreñaAISO. Actas IV (1996). Edith Marta VILLARINO CELA. Hechizo de amor en un entremé.

1658ED1TH MARTA VILLARINO CELAépoca; si bien suelen denominar metafóricamente los atributos masculinos, esta damade carácter y objetivos precisos se homologa, en su condición de sujeto activo, con elotro sexo y se define a través de especies botánicas de sabor amargo, forma aguda oáspera y efectos poco complacientes. El tratado de Dioscorides5 permite caracterizar alpersonaje al describir las propiedades de estos vegetales; algunos datos los añade eldoctor Andrés de Laguna, su traductor, en comentarios ilustrativos de las creencias dela época. Mastuerzo, hierbabuena y ortiga incitan «a luxuria», mientras cebolla «acrecienta la esperma, dado que ofusca la razón y el sentido»6. Perinola adquiere entoncesuna fuerte carga sexual que sin embargo contrarrestan las plantas que provienen de latradición literaria (tanto de la poesía pastoril grecolatina, su recreación peninsular comode los romances nuevos) y de la paremiología.Doña Mohatra, por su parte, completa la imagen de la mujer pedigüeña dando unaparente matiz positivo a su persona; también ella, menciona flores que se le asemejan-diez en este caso: flor de sol, azar, adelfa, acedera, jazmín, lirio, azucena, retama,rosa, madreselva7- ante una posible relación amorosa. La dama retoma las especiesque la Celestina utilizaba para preparar agua de olor; casi todas son flores perfumadasy con prestigio literario, por estar asociadas a la belleza femenina o a sus virtudes másexcelsas. A diferencia de la otra mujer, elige las plantas y flores de la literatura culta8.Badulaque, en una réplica semejante, se describe como un hombre capaz de defender su patrimonio de los zarpazos de las damas interesadas comparándose con diezespecies botánicas y otras cinco alusiones al mundo vegetal (encina, pino, melón, badea,albaricoque, cereza, breva, calabaza, perita, naranjo, guinda, planta, fruta, fruta blanda, papanduja, árbol). Este caballero, cuyo nombre lo acerca más a los guisados -tantode menudos de cerdo como de legumbres y hortalizas- que a la delicadeza de las flores, como el objeto de sus amores, se asocia con siete plantas y frutos de frecuenteaparición en la poesía erótica, pero el sentido se invierte ya que existe intención burles5Pedacio Dioscorides Anazarbeo, Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos, Traduzidode lengua griega en la vulgar castellana y ¡Ilustrado con claras y susstanciales anotaciones, y con lasfiguras de innumerables plantas exquissitas y raras, por el doctor Andrés de Laguna, médico de JulioTercero Pont. Max, Valencia, por Miguel Sorolla, 1631. He localizado esta obra en la Biblioteca Nacionalen Buenos Aires; existen ejemplares en los fondos de las facultades de medicina y agronomía, pues estetratado era de consulta habitual entre los médicos de la colonia.6El Dr. Laguna, en la anotación correspondiente a la entrada cebolla, concluye con un comentariocurioso, no exento de humor misógino, «Alcohólanse las mugeres con ella quando no pudiendo llorar,quieren prouocar lagrimitas, para enternecer a sus asnos» (p. 231).7Dioscorides y su anotador permiten acercar las «virtudes» de la dama al mundo bajo y terrenal. Elprimero describe las propiedades de la madreselva diciendo que «hace impotentes los hombres» (p. 385) yel Dr. Laguna menciona que la retama «sirve para enlazar los inocentísimos pájaros» (p. 473). Interpretando la ideología autoral, acaso Quiñones haya querido construir el personaje de Doña Mohatra, como unadama que a la vez oculta artes (hechiceriles) y artimañas (de mujer traicionera), bajo las flores sencillas dela tradición clásica.8Adelfa y flor de sol remiten en primera instancia a los mitos relacionados con Apolo, en tanto que ellirio, según la anotación del Dr. Laguna habría nacido de la leche de Juno (p. 337). Estas alusiones almundo grecolatino añaden otra capa de sentido al discurso de doña Mohatra, discurso que oculta, descubrey estimula el uso de la enciclopedia del espectador/lector.AISO. Actas IV (1996). Edith Marta VILLARINO CELA. Hechizo de amor en un entremé.

HECHIZO DE AMOR EN UN ENTREMÉS DEL SIGLO XVII1659ca en la falta de sabor, en el recuerdo implícito del efecto laxante o diurético de todoslos frutos citados, en el exceso de madurez y en los diminutivos.La enciclopedia de la hechicera comienza a manifestarse diseminada en las presentaciones de los personajes. Desde Dioscórides a Paracelso, algunas especies botánicastienen, además de propiedades tales como ser aptas para la alimentación o para lacuración de ciertas dolencias, otras ocultas que sólo conocían brujos o alquimistas. Hedetectado trece elementos entre plantas, flores y frutos -he aquí otro número interesante desde la perspectiva simbólica- tales como la cebolla, la achicoria, la caña, la ortiga,la espuela de caballero, la flor de sol (heliotropo), la adelfa, la acedera, el lirio, la rosa,la encina, el pino y la higuera representada en una breva.Cada personaje da origen a campos semánticos con zonas tangentes. Las mujeres(achicoria, caña y ac

Mastuerzo, hierbabuena y ortiga incitan «a luxuria», mientras cebolla «acre-cienta la esperma, dado que ofusca la razón y el sentido»6. Perinola adquiere entonces una fuerte carga sexual que sin embargo contrarrestan las plantas que provienen de la tradición literaria (tanto de la poesía pastoril grecolatina, su recreación peninsular como