La Consejeria: Como Aconsejar Biblicamente (John MacArthur .

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LA CONSEJERÍA

JOHN MACARTHURLA CONSEJERÍACÓMO ACONSEJAR BÍBLICAMENTEJOHN MACARTHURy LA FACULTAD DEL MASTER’S COLLEGE

2009 por Grupo Nelson Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenececompletamente a Thomas Nelson, Inc.Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc.www.gruponelson.comPublicado originalmente bajo el título Una nueva mirada a la consejería 1996 por Editorial Caribe, Nashville, TNTítulo en inglés: Introduction to Biblical Counseling 1994 por Word, Inc.Publicado por Word PublishingTodos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podráser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, otransmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos,fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistasimpresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.A menos que se indique lo contrario, todos los textosbíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión ReinaValera 1960 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.Usados con permiso.Traducción: Jorge SánchezAdaptación del diseño al español: Rojas & Rojas Editores, Inc.ISBN: 978-1-60255-300-2Impreso en Estados Unidos de América09 10 11 12 13 QW 9 8 7 6 5 4 3 2 1

Dedicado a los consejeros bíblicosque se preparan enThe Master’s College y en el Seminario.

ContenidoPrefacioIntroducciónPARTE I. TRASFONDO HISTÓRICO DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA1. Renacer de la consejería bíblicaJohn MacArthur (hijo)2. Los puritanos ingleses: Un paradigma históricode la consejería bíblicaKen N. Sarles3. Consejería bíblica en el siglo veinteDavid PowlisonPARTE II. FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA4. Las Escrituras y la consejería bíblicaDouglas Bookman5. La consejería y la pecaminosidad humanaJohn MacArthur6. La unión con Cristo: Sus implicacionespara la consejería bíblicaDavid B. Maddox7. La obra del Espíritu y la consejería bíblicaJohn MacArthur8. La disciplina espiritual y el consejero bíblicoRobert Smith9. El enfoque hacia Dios de la consejería bíblicaDouglas BookmanPARTE III. EL PROCESO DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA10. Cómo desarrollar una relación adecuadacon los aconsejadosWayne A. Mack11. Infundir esperanza en el aconsejadoWayne A. Mack

12. Cómo llevar un inventario del aconsejado:recolección de datosWayne A. Mack13. Interpretar los datos del aconsejadoWayne A. Mack14. Instrucción mediante la consejería bíblicaWayne A. Mack15. Consejería bíblica e inducciónWayne A. Mack16. Implementación de la instrucción bíblicaWayne A. MackPARTE IV. LA PRÁCTICA DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA17. Consejería bíblica y la iglesia local1William W. Goode18. Los dones espirituales y la consejería bíblicaJohn MacArthur19. La predicación y la consejería bíblicaJohn MacArthur20. Preguntas frecuentes acerca de la consejería bíblicaCompiladas y editadas por Dennis M. SwansonApéndice

PrefacioEste libro se escribe para presentar un sistema de verdad bíblica que incluya a las personas, susproblemas y el Dios viviente. La consejería se basa en las convicciones de que: 1) La Palabra de Diosdebe ser nuestra autoridad en consejería, 2) la consejería es parte del ministerio básico del discipuladoen la iglesia local, y 3) el pueblo de Dios puede y debe estar preparado para aconsejar de maneraefectiva.La consejería se escribe para todo el pueblo de Dios: pastores, diáconos y laicos. Prevemos que seráun libro de texto en potencia de Consejería Bíblica o Teología Pastoral a nivel de universidades yseminarios cristianos. Tanto los pastores veteranos con una larga preparación y experiencia, como losque carecen de ellas o las tienen en poca medida, pueden sacar beneficio de este libro. Los creyentessinceros que deseen mejorar sus habilidades en el servicio de Cristo y su pueblo, pueden tambiénhallar mucho contenido útil, práctico y estimulante en sus páginas.Al preparar este libro hemos trabajado para presentar un material que sea bíblicamente preciso,antes que humanístico o secular; que sea proactivo, antes que reactivo o polémico; practico, antes queteórico y abstracto; algo que sea fácil de entender antes que técnico o complicado. Hemos escrito conel ánimo de informar, estimular, instruir, confirmar, ampliar y promover crecimiento espiritual yefectividad ministerial en los lectores.Este libro se ha escrito con once objetivos en mente:1. Ampliar y reforzar la confianza del pueblo de Dios basado en que las Escrituras son suficientes,superiores y prácticas para enfrentar todos los aspectos de la vida. Convencer a los cristianos de quelos recursos que tenemos en Cristo y su Palabra no son sólo suficientes para llevar a cabo y resolvertodos los problemas personales e interpersonales de la vida, sino también superiores a los quehallamos en el mundo. Por ejemplo, contestar preguntas tales como: «¿Necesitamos más que lo quelas Escrituras nos ofrecen para ser eficaces en el ministerio de la consejería? ¿Qué dicen las Escriturasacerca de la consejería? ¿Qué base bíblica tenemos para usarlas en la consejería?.2. Animar a los creyentes a pensar bíblicamente acerca de todo lo relacionado con la consejería; porejemplo, contestar la pregunta: «¿Qué significa pensar bíblicamente y cómo podríamos desarrollaruna mentalidad bíblica y un adecuado punto de vista bíblico del mundo?».3. Ayudar a los cristianos a entender a las personas y sus problemas mediante una óptica escritural;por ejemplo, contestar la pregunta: «¿Qué dicen las Escrituras acerca de quiénes y qué son laspersonas y por qué tienen los problemas que tienen?».4. Demostrar por qué nuestros métodos de consejería deben estar de acuerdo con nuestrasconvicciones teológicas; por ejemplo, responder a la pregunta: «¿Cómo se enlaza y se relaciona lo quecreemos con nuestro ministerio de consejería?».5. Proveer preceptos bíblicos para aconsejar eficazmente a personas que luchan con problemas; porejemplo, contestar la pregunta: «¿Cómo debe uno realizar la consejería bíblica?».6. Motivar a los creyentes para que participen en el ministerio de consejería, y equiparlos para que

sean más competentes en esta tarea; por ejemplo, contestar las preguntas: «¿Por qué deberíainteresarme en la consejería bíblica y cómo podría llegar a ser un consejero eficaz?».7. Dar a los creyentes principios bíblicos específicos para discernir la diferencia entre aconsejar loque aparenta ser bíblico y aconsejar lo que realmente lo es; por ejemplo, contestar la pregunta:«¿Cuáles son las características de la consejería bíblica?».8. Adoptar un acercamiento a las Escrituras que sea tanto exegéticamente correcto comoesencialmente práctico; por ejemplo, contestar las preguntas: «¿Cuál debería ser nuestra actitud en elestudio como en la Práctica de la Biblia? ¿Cómo deberíamos estudiar y aplicar las Escrituras? ».9. Presentar una breve perspectiva histórica sobre el ministerio de la consejería; ver cómo lapsicología secular se ha infiltrado e influido en la iglesia a lo largo del siglo veinte y cómo elmovimiento de la consejería bíblica progresa; por ejemplo, contestar las preguntas: «¿Quiénes hansido algunos de los promotores y practicantes de la consejería bíblica? ¿Cómo la iglesia llegó aenamorarse de los preceptos de la psicología secular de nuestro siglo? ¿Cómo se recuperó el énfasis einterés por la verdadera consejería bíblica? ¿Qué progreso se hace en el movimiento?».10. Animar a la iglesia a aceptar las responsabilidades que Dios le ha dado para aconsejar ypresentar un método para el desarrollo de un ministerio de consejería; por ejemplo, contestar laspreguntas: «¿Dónde encaja el ministerio de la consejería en la iglesia? ¿Quiénes deberían involucrarseen la consejería? ¿Cómo desarrolla una iglesia un ministerio correcto de consejería bíblica?».11. Responder a algunas de las objeciones que surgen contra la consejería bíblica y aclarar qué seentiende por esta; por ejemplo, contestar preguntas tales como: «¿No resulta muy simplista insistirque la Biblia nos provee todo cuanto necesitamos para tratar los problemas de las personas? ¿Puede laBiblia aportar todo lo necesario para aconsejar a personas con problemas serios? ¿No necesitanalgunas personas un experto, es decir, alguien con una sólida preparación en psicología, capaz deentenderlos y ayudarlos?».El libro está compuesto de tres partes. La primera, consagrada a la perspectiva histórica de laconsejería bíblica, establece la tendencia y provee las razones fundamentales. La segunda, presenta lostemas teológicos cruciales que apuntalan la consejería bíblica. La tercera, se enfoca sobre laimplementación Práctica de la consejería bíblica. Al final, se encuentran índices de autores y temas.Reconocemos muy agradecidos la ayuda de tantos en la preparación de este libro. A David Swavely,John Hotchkiss, Phil Johnson y Jay Flowers por su tarea editorial. Sus inapreciables habilidades hanhecho este libro más legible y útil. Dennis Swanson supervisó y coordinó el material tocante arecursos para consejeros bíblicos, asimismo el capítulo sobre preguntas que se hacen con frecuencia ylos índices. Hacemos extensiva nuestra gratitud a David Powlison, de la Christian Counseling andEducational Foundation, al pastor Bill Goode, de la Faith Baptist Church, a Ken Sarles, del Master’sSeminary y a Lance Quinn y Carey Hardy, de la Grace Community Church por unirse con el cuerpofacultativo de The Master’s College en contribuciones valiosas sobre tópicos de especial interés paraellos. Debemos también extender nuestro reconocimiento al Dr. Robert Smith, quien escribió uno delos capítulos del libro y fue instrumento en el desarrollo inicial del programa de consejería bíblica enThe Master’s College. Deseamos también expresar nuestro agradecido reconocimiento al Dr. JohnStead, vicepresidente de asuntos académicos de la misma universidad, por el ánimo y apoyo querecibimos de él durante el desarrollo de esta publicación. Por sobre todo, deseamos alabar a nuestro

trino Dios por el privilegio de conocerle y servirle tanto a Él como a su pueblo de muchas maneras, enespecial al escribir este volumen.Quienes servimos a Cristo en The Master’s College y hemos tenido parte en la producción de estelibro, dedicamos La consejería al honor y la gloria de Cristo y oramos para que Él lo utilice para biende su pueblo que ama y por quien se dio a sí mismo. Nuestra oración es que Él utilice este materialpara equipar a pastores y laicos en el ministerio de edificar el cuerpo de Cristo. Que el Señor secomplazca en utilizar los conceptos e información presentados en este libro para hacernos máscompetentes en preparar y restaurar a los santos, de modo que pueda recibir toda la alabanza y lagloria que sólo Él merece.Wayne A. Mack

IntroducciónEl 29 de noviembre de 1993, la revista Time publicó una serie de artículos sobre la confusión en lapsicología moderna. En su cubierta apareció una fotografía retocada de Sigmund Freud, su cabeza eraun rompecabezas tridimensional, vacío e incompleto, y la pregunta sugestiva: «¿HA MUERTOFREUD?».Uno de tales artículos suscita la duda: «¿Qué pasaría si Freud estuvo errado?». Señalando que estesiglo ha visto ya el repentino colapso del marxismo, sugiere que podríamos estar cerca de ser testigosde un derrumbe igualmente dramático del «complejo monumento freudiano»1.No hace mucho los evangélicos se hubieran alegrado sinceramente con tales nuevas. Pero vivimosen tiempos extraños e, irónicamente, mientras el mundo secular en forma creciente se ha estadodesconectando de la industria de la psicoterapia profesional, el mundo evangélico ha estadoabiertamente tratando de conciliar la psicología secular con las verdades bíblicas. Mientras el mundoha llegado a desconfiar cada vez más de la psicología, los cristianos parecen estar cada vez máscomprometidos con ella. Quizás sea acertado decir que muchos en la iglesia son adictos a lapsicoterapia.La urgencia por introducir la psicología en la iglesia es algo que francamente resulta extraño.Psicología y cristianismo han sido enemigos desde el principio. Las presuposiciones de Freud fueronateístas y cínicas. Calificó a la religión de «neurosis obsesiva universal»2. Para él, la religión era unailusión que derivaba sus fuerzas de lo irracional, simples pensa mientos cargados de deseos irrealescon raíces en el instinto humano3. Quienes siguieron a Freud fueron en principio hostiles a lascreencias bíblicas. Las doctrinas fundamentales del movimiento fueron, por tanto, basadas sobrepresuposiciones abiertamente anticristianas. Para Freud y sus seguidores el ser humano no fue sino unanimal motivado por los impulsos sexuales y otras necesidades de su ego.Con mucha justificación a la iglesia se le previno sobre estas ideas. Las teorías de Freud estabanentre varias hipótesis ateístas, junto con el darwinismo y el marxismo, que fueron ganandopopularidad al final del siglo pasado. La batalla más importante de la iglesia era en ese entonces, sinembargo, librada contra otro enemigo insidioso: el liberalismo teológico, un pseudocristianismo quenegaba la autoridad de las Escrituras y cuestionaba lo sobrenatural. Esta fue otra doctrina quecontribuiría a la rápida secularización de la sociedad.Entre los cristianos profesantes, sólo los teólogos liberales encontraron aliados entre los psicólogosateos. Carl Jung escribió mucho acerca de religión. En su enseñanza, sin embargo, el subconscientehumano era divino. William James, padre del pragmatismo moderno, mezcló también teorías deconducta y religión con un credo humanístico que hizo un uso copioso de terminología teológica. Perotales hombres de ninguna manera fueron cristianos. Rechazaron decididamente lo sobrenatural,repudiaron la autoridad de las Escrituras y desecharon la mayoría de los principios de la fe cristianahistórica.La psicología fue así ideal para una época crecientemente secular. Hacia mediados de nuestro siglo,la nueva disciplina se aceptó en las mentes populares como una ciencia desarrollada a plenitud, auncuando el movimiento comenzaba ya a fragmentarse en docenas de escuelas y filosofías reñidas entresí y pese a que sus hipótesis no podían comprobarse ni verificarse sus resultados a través de ninguno

de los medios tradicionales de la verdadera ciencia. Nada de esto logró disminuir la aceptación de lapsicología en una edad que creció hostil a toda noción de verdad absoluta.En el espacio de pocas décadas, la industria de la psicoterapia y los evangélicos establecieron unacoexistencia más o menos resguardada. Los cristianos parecieron intimidados por la abrumadoraaceptación que el mundo dio a la psicoterapia como ciencia verdadera. Los terapeutas creían poseer unconocimiento superior y terapias efectivas que la consejería espiritual tradicional jamás había podidoofrecer. Declaraban en términos no inciertos que los clérigos y consejeros espirituales debíanpermanecer fuera de su campo de juego.Un libro de texto sobre psicología pastoral escrito en los años cincuenta resumió la actitud de losterapeutas profesionales hacia la consejería espiritual en estos términos:Es deber [del pastor] no procurar arrogarse el papel de psiquiatra sino que, tan rápido como sea posible, debe remitir alpaciente a un profesional. A menudo debe asegurarse del juicio del psiquiatra tocante a los síntomas que muestra quien hace lapetición. Sobre todo, el clérigo, en tales casos, debe colocarse bajo la dirección del psiquiatra, si es que este último cree que sucolaboración como religioso es de ayuda. La psicoterapia y la terapia religiosa demandan continuidad, tratamiento paciente porlargos períodos y el clérigo pocas veces encuentra las horas para cumplir con esto. Por tanto, como parte del personal de suiglesia o sinagoga, debe tener un especialista al cual pueda referir los casos. Si no cuenta con tal profesional, este podría ser unamigo y consejero del clérigo cuando se requiera. Todo esto demanda tiempo y dinero, y no debe olvidarse que mientras elclérigo está dispuesto a brindar su tiempo libremente, el psiquiatra profesional debe hacer que sus horas cuenten en términosde dinero. Con demasiada frecuencia personas en angustia van al clérigo cuando no han tenido éxito en sus consultas con elpsiquiatra, pero es astuto el pastor que de inmediato las envía de vuelta a su psiquiatra.Con frecuencia, pastor y psiquiatra pueden trabajar de la mano, especialmente en el caso de personas que en un momentoaceptarán la guía del clérigo mismo y en otro la del psiquiatra. Cónyuges se han reunido como resultado de esta técnica.Algunas veces el psiquiatra recomendará al religioso que reciba a un joven convaleciente como miembro de la organizaciónjuvenil de su institución, en la esperanza de que las oportunidades sociales lograrán acelerar su cura. Otras el psiquiatraapreciará la utilidad de asistir a los servicios de la iglesia, la lectura de material religioso y la ejecución de ritos y ceremoniastradicionales. En todos estos casos, el psiquiatra debe ser el mentor y director del tratamiento 4 .Demasiados pastores se han rendido a tal manera de pensar y desde hace unos cuarenta años laconsejería se ha removido sin titubeos desde la iglesia hasta las clínicas. Ahora la psicología«cristiana» es un negocio de miles de millones de dólares. Sin embargo, ¿ha mejorado el estadoespiritual y emocional de los creyentes con esta tendencia? Es seguro que nadie afirmará con seriedadtal cosa.Una de las tendencias prometedoras en el mundo evangélico de nuestros días es el surgimiento deun énfasis renovado sobre la consejería que es bíblica y no simple psicología coloreada con palabras yfrases bíblicas, sino un ferviente esfuerzo por ayudar a la gente a resolver sus problemas llevándolas alas verdades escriturales objetivas que pueden cambiar la vida.Al fin y al cabo, las Escrituras son el único recurso digno de confianza al que podemos ir para lasolución de nuestros problemas espirituales: ¿ Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu Palabra (Sal 119.9). Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros (Sal 119.24). Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre estánconmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mimeditación. que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos (Sal 119.98100). Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, parainstruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado paratoda buena obra (2 Ti 3.16-17).

Muchísimos pasajes similares podrían citarse para demostrar la superioridad y absoluta suficienciaque las Escrituras tienen. O creemos lo que Dios enseña en su Palabra tocante a esto o nos abrimos atoda clase de influencias corruptoras de pensamientos mundanos. Así es de simple la elección.Me alienta ver un importante movimiento de creyentes que vuelven a las Escrituras como la únicafuente de sabiduría y corrección para el alma. Estoy muy agradecido a Dios por los hombres y mujeresque está utilizando para despertar la iglesia a esta necesidad.Wayne Mack es uno de esos que han estado en la línea del frente en estos problemas durantemuchos años. Bajo su sabio liderazgo, The Master’s College ha venido consolidando un programa deconsejería bíblica que no tiene igual en parte alguna. Mientras llevaba a cabo esta tarea, el Dr. Mackhalló también tiempo para compilar y editar este libro. Es la realización de un deseo mío de muchosaños tener un libro de texto fácil de comprender sobre los problemas que enfrentan los consejeros:Una guía para quienes desean ofrecer verdaderos consejos bíblicos y no sólo los conceptosrecalentados y tomados de los montones de migajas de la psicología secular. Creo que este libro, enforma efectiva, equipará y animará a los consejeros cristianos que han sufrido la intimidación oconfusión de las pretensiones de la psicología moderna. También instruirá y ayudará a quienes estánya involucrados en la consejería bíblica, de modo que resulten más efectivos.Ya sea usted un consejero bíblico maduro o alguien que está comenzando, sé que en este volumenhallará mucho que le va a ayudar y animar. Mi oración es que este libro llegue a ser un catalizador enalejar a la iglesia de la falsa e intoxicante consejería del saber mundano para volver a la leche pura dela Palabra de Dios.John MacArthur1 Paul Gray, «The Assault on Freud» [El asalto a Freud], Time, 29 de noviembre de 1993, p. 47.2 Citado en Christian Psychiatry [Psiquiatría cristiana], de Frank B. Minirth, Revell, Old Tappan,NJ, publicado en 1977, p. 27.3 Sigmund Freud, New Introductory Lectures on Psychoanalysis [Nuevas conferenciasintroductorias al psicoanálisis), conferencia 35, Norton, NY, 1977.4 Vergilius Fenn, A Dictiortary of Pastoral Psychology [Un diccionario de psicología pastoral],Philosophical Library, NY, 1955, p. 20B, énfasis añadido.

PARTE ITRASFONDO HISTÓRICODE LA CONSEJERÍA BÍBLICA

1Renacer de laconsejería bíblicaJohn MacArthur1Desde los tiempos apostólicos, la consejería se ha realizado en la Iglesia como una función naturalde la vida espiritual del cuerpo de Cristo. Después de todo, el Nuevo Testamento manda a loscreyentes: «Amonestaros los unos a los otros» (Ro 15.14); «Exhortaos los unos a los otros» (He 3.13);«Alentaos los unos a los otros» (1 Ts 4.18); «Animaos unos a otros, y edificaos unos a otros» (1 Ts5.11); «Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados» (Stg5.16).El apóstol Pablo escribió: «Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de losdébiles, y no agradarnos a nosotros mismos» (Ro 15.1). Y: «Hermanos, si alguno fuere sorprendido enalguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote ati mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplidasí la ley de Cristo» (Gá 6.1-2).Cualquier miembro de la iglesia puede usar estas instrucciones, pues no son exclusivas para algunacasta sacerdotal de expertos. La consejería, en particular la que emplea y aplica con eficacia la Palabrade Dios, es un deber necesario en la vida y compañerismo cristianos. Es también el resultado que seespera de la verdadera madurez espiritual: «La Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazonesal Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales» (Col 3.16).En años recientes, sin embargo, ha habido un fuerte e influyente movimiento dentro de la iglesiaintentando reemplazar la consejería bíblica con «psicología cristiana»: técnicas y sabiduría extraídasde las terapias seculares y que, sobre todo, realizan profesionales a sueldo. Quienes defienden estemovimiento, con frecuencia suenan vagamente bíblicos; es decir, citan Escrituras y, a menudomezclan ideas teológicas con las enseñanzas de Freud, Rogers, Jung o de cualquier escuela depsicología secular que siguen. Pero no cabe dudas de que el movimiento en sí no lleva a la Iglesia enuna dirección bíblica. Ha condicionado a los creyentes a pensar en la consejería como algo que esmejor dejar en manos de expertos preparados. Esto ha abierto la puerta a una línea completa de teoríasy terapias extrabíblicas. En verdad, ha dejado a muchos con el sentimiento de que la Palabra de Dioses incompleta, insuficiente, sencilla e incapaz de ayudar a personas con profundos problemasemocionales y espirituales. Ha llevado a millones de cristianos a buscar ayuda espiritual lejos de suspastores y hermanos creyentes, en clínicas de psicología. Ha dejado en muchos la impresión de queadaptar métodos seculares de recuperación, como el de los doce pasos que emplea AlcohólicosAnónimos, puede ser de mayor ayuda que los medios espirituales para apartar a las personas de suspecados. En síntesis, ha menguado la confianza de la Iglesia en las Escrituras, la oración, la comunión

y predicación como medios mediante los cuales el Espíritu de Dios obra en la transformación devidas.Si las presuposiciones que hay detrás de este movimiento fueran sanas, cabría esperar que la de hoyfuera la generación de cristianos mejor ajustados y mentalmente sanos que jamás haya vivido.Después de todo, ha tenido el beneficio de varias generaciones de expertos en psicología que dicen sercapaces de combinar tal conocimiento con las Escrituras y hacerlo «cristiano».Pero, claramente, este no es el caso. Un gran número de personas anda en busca de tratamientopsicológico. Más cristianos que nunca antes esperan su turno junto a las puertas de clínicas yconsejeros profesionales. A diario se escuchan a psicólogos cristianos que ofrecen consejería «en vivoy en directo» en miles de estaciones radiales alrededor del país. En la última década y media, lapsicología cristiana ha llegado a ser una industria que mueve miles de millones de dólares. Parece quemillones de cristianos evangélicos son adictos a la terapia.En contraste con esas tendencias, sin embargo, otro movimiento ha estado ganando fuerza entre losevangélicos. Voces claras que comienzan a instar a la Iglesia a que vuelva a las Escrituras comofuente suficiente de ayuda para los problemas espirituales de la gente. Hay un creciente movimientode apoyo al regreso a la consejería bíblica en la iglesia. Cada semana oigo de pastores y líderes de laiglesia que redescubren la importancia de la consejería bíblica. Comprenden lo que en realidadcreyeron siempre: Que la Escritura es superior a la sabiduría humana (1 Co 3.19); que la Palabra deDios discierne mejor el corazón humano que cualquier otro medio terrenal (He 4.12); que el Espíritude Dios es el único agente eficaz para la recuperación y la regeneración (Ef 5.18-19) y que en CristoJesús se hallan todos los tesoros de sabiduría y conocimiento (Col 2.3).Tales verdades son tan básicas para la fe cristiana que no nos debe asombrar que las ataquen desdedentro de la iglesia misma. Pero, por supuesto, esto es precisamente lo que ha ocurrido una vez trasotra en la historia de la Iglesia. Ocurre incluso hoy mismo, cuando empujan a la psicología dentro dela iglesia como una solución necesaria, y aun superior, para los problemas espirituales.En 1980, me pusieron en la línea del frente en la batalla entre la psicología y la consejería bíblica,cuando nuestra iglesia sufrió por vez primera un juicio por «mala Práctica eclesiástica». Los cargosque presentaron en el litigio eran que nuestros pastores habían sido negligentes porque tratamos deayudar a un joven suicida, miembro de nuestra iglesia, dándole verdades bíblicas. Este tipo dedemanda fue el primer caso jamás oído en el sistema judicial de los Estados Unidos. Los medios decomunicación se deleitaron, ya que el asunto duró años. Aun algunas fuentes nacionales de noticiasdijeron que nuestra iglesia había instado al joven a matarse, enseñándole que el suicidio era una víasegura al cielo. Esto, por supuesto, era falso. Le mostramos con las Escrituras que el suicidio eraincorrecto. Le instamos a permitir que la Palabra de Dios lo llevara a un íntimo conocimiento yapropiación de los recursos disponibles en Aquel que deseaba sanar su mente perturbada.Trágicamente rechazó nuestro consejo y se quitó la vida.El caso suscitó la duda acerca de si las iglesias tenían o no el derecho legal a aconsejar a personasen problemas utilizando sólo la Biblia. Los demandantes argumentaron que aconsejar a una personadeprimida o suicida basándose en las Escrituras era una técnica simplista e irresponsable. Hicieroncomparecer a varios «expertos» que testificaron que la consejería espiritual no es apropiada parapersonas con problemas reales. Declararon que las víctimas de depresión crónica, tendencias suicidasy problemas emocionales o mentales similares, deberían remitirse a un psicólogo experto. Los

litigantes demandaban que se requiriera a los pastores y consejeros de iglesias que enviaran a talespersonas a profesionales de salud mental. Su cargo básico era que intentar aconsejar en base a laBiblia a personas con problemas equivale a temeridad y negligencia por las cuales los consejeros de laiglesia debían considerarse moral y legalmente culpables. Si hubieran ganado el caso, cualquieriglesia que practicara consejería bíblica estaría corriendo un enorme riesgo de responsabilidad civil.Las cadenas de noticias dieron escasa o ninguna divulgación a las verdades del caso que seventilaron en la corte. Los testimonios demostraron que el joven estaba bajo atención de psiquiatrasprofesionales. Además de la instrucción bíblica que recibió de nuestros pastores, buscó tratamientopsiquiátrico, Asimismo, nuestros pastores, en vista de que lo habían examinado varios médicos,desecharon causas orgánicas o químicas en su depresión. El muchacho había venido recibiendo todotipo de terapia disponible pero, de todos modos, eligió poner fin a su vida. Hicimos cuanto pudimospor ayudarle; rechazó nuestro consejo y volvió sus espaldas a la suficiencia espiritual que tenía enCristo.Tres cortes diferentes escucharon las evidencias del caso y las tres dictaminaron a favor de laiglesia. Dos veces derribaron esas decisiones debido a apelaciones a raíz de aspectos técnicos, perotodas las cortes que trataron el caso coincidieron en el veredicto que absolvió a la iglesia de todaculpabilidad. Por último, llevaron el caso a la Corte Suprema de los Estados Unidos. Esta rehusó oírloy de este modo dejó en pie el dictamen de la Corte Suprema del Estado de California que, finalmente,vindicó a la iglesia.En las tres audiencias del caso, se dictó un fallo y los jueces expresaron también su opinión de quela iglesia n o faltó a su responsabilidad de brindar un cuidado adecuado. Su juicio fue que nuestrospastores hicieron más que cumplir sus obligaciones legales y morales debido a que intentaron ayudar aese joven que buscó nuestro consejo. Pero aún más importante, las cortes confirmaron los derechosconstitucionales de cada igl

en la iglesia local, y 3) el pueblo de Dios puede y debe estar preparado para aconsejar de manera efectiva. La consejería se escribe para todo el pueblo de Dios: pastores, diáconos y laicos. Prevemos que será un libro de texto en potencia de Consejería Bíblica o Teología Pastoral a nivel