Magia Blanca - MAESTRO TIBETANO

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Magia BlancaAutor: Quintín García MuñozPortada: Alejandro García GilMagia Blanca3

Título: Magia BlancaAutor: Quintín García MuñozPortada: Alejandro García GilImpreso en EIMPRESIONPrimera Edición: 2005ISBN: 84-609-4908-7Depósito Legal: Z-353-05Magia Blanca4

Prólogo del autorUno de los actos mágicos por excelencia es lacreación literaria. A partir de datos y experiencias, elescritor se expresa a través de los personajes y sueñapara que esos diminutos seres sean felices. Vierte todassus ilusiones y esperanzas en esas pequeñas partículasque viven en su mente.Parece ser que los grandes escritores van más allá yson capaces de penetrar en esa creación mental.No difiere mucho de la creación literaria, laconcepción y teoría expuesta en algunos lugares de lanovela. El Divino Soñador o Ente que es responsabledel Planeta Tierra moldea los acontecimientos deacuerdo a sus necesidades. Para ello necesita creadoresmentales, que en pequeños grupos cumplen suminúscula parte del Plan, que dicho sea de paso estáaccesible como una masa de energía para todo aquel quesea capaz de captarlo.Se dice que una de las obras mágicas más importantes,la realiza el Alma cuando encarna en un hombre.Continuamente le somete a sueños e ideales, hasta queal final el ser humano, simplemente cansado de vivir laMagia Blanca5

misma vida, se decanta hacia un universo que le parecemás atractivo y fascinante. El mundo mental.Desde nuestra posición es dificil imaginar cómopuede funcionar la creación mágica. De qué maneraunos humanos son llamados libremente, y nuncasometidos, a trabajar en un mismo proyecto. Comoindividuos, van haciendo lo que ellos creen oportuno,pero al final, esas voluntades se ven encauzadas poruna Voluntad Mayor que colabora con ellos, más queforzarles.Por ello, esta novela se titula Magia Blanca. Porque todoaquel tipo de engaño y expoliación de los recursosindividuales para el beneficio de un individuodeterminado, cae bajo otro nombre.La nota fundamental de la magia blanca es la libertad.Todo aquel acto que promueva la esclavitud delindividuo, no merece tal nombre, y hay que estar muyatentos, pues no es tan sencillo como decidir entre el diay la noche. Existen caminos aparentemente libres, y quepor supuesto todas las personas tienen derecho a elegir,pero que al final nos hacen más esclavos.Gracias a ser anónimo con el que me crucé en el tren dela vida y aportó una prueba valiosa de telepatía.Magia Blanca6

Muy especialmente mi gratitud a Ingrid, una personacapaz de captar imágenes y sentimientos a más de diezmil kilómetros.A Cristina Penelas, por su valiosa aportacion sobre lashadas;A Arturo y Fernando por su colaboración.Un ser humano no es por sí mismo, ni está solo en elmundo.Magia Blanca7

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Capítulo UnoEl Ángel Solar se recoge en sí mismo, no disipa sufuerza, sino que en profunda meditación secomunica con su reflejo.Regla uno. Tratado sobre Magia Blanca (Alice A.Bailey)IAtardecía y los últimos rayos de sol se filtraban porel tragaluz de la buhardilla. Un hombre de complexiónmediana, con los ojos entornados, contemplaba losespacios iluminados de su mente. Permanecíaintensamente expectante y visualizando sobre unhorizonte lejano, el loto donde residía el Alma.Atrás habían quedado infinidad de batallas perdidas,instantes de oscuridad, momentos de duda, destellos deiluminación, antiguos libros, miedos nocturnos, temoresdiurnos, complejos de inferioridad y culpabilidad,Magia Blanca9

angustioso sentido de separación de la humanidad,sometimiento a las pasiones y una infinidad demomentos de desasosiego. Sin embargo una frase lehabía dado fuerza para superar los descalabros: “Unpensamiento genera una acción; una acción, unacostumbre; una costumbre un carácter; un carácter unavida.”Cuando más hundido se encontraba en los laberintosdel “Deseo” y de la desesperación, aquel ordensecuencial de letras le transmitió ánimos y le infundió laesperanza de que algún día escaparía de la esclavitud delas pasiones.Esos acontecimientos pertenecían ya a un lejanopasado. Ahora, en ese preciso momento su Ángel Solarle estaba comunicando el propósito de su próximotrabajo. Se sintió sorprendido por las imágenes que concerteza surgían de su alma, y no de algún pensamientoerrante y vagabundo abandonado en el espacio de laMente Universal por un humano soñador.Magia Blanca10

IIAlejandroLa autovía hacia la playa estaba tranquila en aquellamañana de verano y una brisa aromática y frescapenetraba por la ventanilla del conductor.Hacía ya varios años que Alex intentaba sacar elsonido mágico de su guitarra eléctrica y, aunque habíapasado por varios grupos y compuesto cerca de veintecanciones, en su mente siempre permanecía el sueñopor descubrir la llave que le abriese de par en par elmisterio de la música.Desde luego no era el primero que lo intentaba, perola Vida, que se renueva a sí misma a través de lasjóvenes generaciones, fijaba sus objetivos en seres comoAlejandro.Ni siquiera se conocía a sí mismo. La educaciónimpartida en los colegios por los que había pasado, lejosde promover el autoanálisis y el autoconocimiento,simplemente se había orientado a fabricar autómatasMagia Blanca11

que sirviesen a la superpoblada civilización. Palabrascomo religión o Dios estaban excluidas de suvocabulario, y la duda así como la música se erigíancomo los únicos pilares sobre los que se asentaba suexistencia, tan ajetreada hasta ese instante.Eran aproximadamente las nueve de la mañana y suhermano le había dejado el cedé de Iron Maiden Fearof the dark. Lo había escuchado en muchas ocasiones,pero precisamente en esos momentos de sosiego ytranquilidad deseaba recordarlo.Magia Blanca12

IIIGuillermoGuillermo, de metro noventa y cien quilos de peso,estaba delante de su jefe, tenía apretados los puños, lamandíbula tensa y los músculos de sus hercúleos brazosa punto de convertirse en energía cinética mediante unpar de guantazos. Se estaba acalorando por momentos.-¡Vamos a ver! – espetó el empresario energúmeno. Te he dicho varias veces que los tubos de escape tienenque durar entre doce y dieciocho meses. Sabesperfectamente que deben aguantar estrictamente eltiempo justo que se indique en la garantía. Me imaginoque, siendo ingeniero – recalcó con inquina-, habrásdeducido que si los materiales no se desgastan, no sepueden fabricar otros.Guillermo estuvo a punto de explotar, pero secontuvo y simplemente gritó:Magia Blanca13

-¡Que te zurzan capullo!- se dio media vuelta hacia lasalida y agarrando la puerta con sus enormes manos, lacerró con tal fuerza que faltó muy poco para tirar eltabique de la oficina. Subió a su “cuatro por cuatro”,estiró la mano todavía temblorosa, cogió la primeracinta que encontró en la guantera y la introdujo en elreproductor.En ese preciso momento eran las nueve de la mañanay en su Suzuki Samurai las ondas transmitían los clarosacordes del álbum Fear of the dark.Magia Blanca14

IVKwanKwan ejercía de profesora de canto en elConservatorio de Música de Madrid con la esperanza deque el ansia de pertenecer a un grupo musical sedesvaneciera. No era así; muy al contrario, empezaba apreferir estar muerta que continuar ahogándoselentamente en aquel ambiente. Por las noches sedespertaba sudorosa y sobresaltada pensando en quetodavía le restaban cuarenta años de trabajoimpartiendo clases.¡Si al menos viviesen sus padres, su hermano, siestuviese en Hong Kong ! Ahora se encontraba solaen el mundo, y sus amigos se habían disipado por loscuatro puntos cardinalesobligados por lascircunstancias. Apenas pudo desayunar debido a quetenía tenso el plexo solar y ello no le permitía comernada. Subió a su lujoso Alfa Romeo y cuando apenashabía avanzado cien metros hacia el Conservatorio, dioMagia Blanca15

media vuelta, puso rumbo hacia ninguna parte y,deseando refugiarse en una época más amigable,introdujo el cedé de Iron Maiden Fear of the dark que lehabía regalado su padre. Exactamente eran las nuevede la mañana. Subió por La Castellana, avistó TorrePicasso e instintivamente, en su ansia por salir de laangustiosa ciudad, se desvió a mano derecha endirección Zaragoza-Barcelona. Una hora despuésregresó a casa en Tres Cantos, pero, la ruta queinconscientemente había trazado, no era casual.Sus facciones orientales, su pálido cutis y su delicadocuerpo eran el estuche de una voz que, sin dejar de sercálida, producía los más altos tonos imaginados.Las lágrimas se deslizaron cosquilleantes, ysolamente las guitarras dobladas de “Afraid to shootStrangers” fueron capaces de convertirlas en néctar quese posó en su corazón.Magia Blanca16

VJohnLa vida de John había sido la de un ciudadano más.Había ido a un colegio de monjas, estudiado unos añosen el instituto, jugado al fútbol, era aficionado a lamúsica rock, trabajaba como funcionario de segundacategoría del Gobierno Inglés, casado y tenía dos niñas.Se había divorciado y ahora vivía solo. La causa de laseparación matrimonial había sido el abandono por suparte de todo contacto sexual, cuyo origen no procedíade un voto de castidad o de alguna disfunción física.Sencillamente sus cualidades creativas habían ascendidodel centro sacro al centro laringeo finalizando una etapamás en el desarrollo de un creador. Todavía le esperabaun paso muy duro. El de alcanzar el reino espiritual, yeso significaba que abandonaría el cuerpo físico y yanunca regresaría. En ese intervalo un ser humano esdecir , una mente pensante con un corazón amoroso,no tenía algo a lo que asirse abajo, y tampoco era tanpuro como para vivir en un plano de conciencia dondehabitaban muchos ex hombres. Ese momento era deMagia Blanca17

una soledad terrible. Pero bueno, esto es avanzarmucho más allá del estado de conciencia en el que seencontraba ahora.En su interior había sido puro fuego, indomable enel deporte, apasionado en el amor, ávido deconocimientos. Ello había dado paso a una tranquilidadcasi inquebrantable causada por algunos gramos desabiduría que, como pepitas de oro, se habíantransmutado en el fondo de su ser.Como uno más caminaba por un pequeño parquecerca del Támesis, justo enfrente del Parlamento y de lazona turística. En un kiosco estaba anunciado elpróximo concierto de Iron Maiden, y del lago apacible yremansado de su mente surgieron suave yarmoniosamente algunas melodías que pertenecían aFear of the dark. Eran aproximadamente las ocho de lamañana.La forma mental, transmitida la tarde anterior porsu Ángel Solar, aparecía con gran nitidez en su mente.No sabía ni quería saber qué personas en concretorealizarían el plan. Los seres humanos eran libres dedecidir por sí mismos y ningún mago blanco debíainfringir el libre albedrío. Su obligación era construir unanteproyecto o molde. Ahí terminaba su trabajo.Magia Blanca18

De aquel inglés apacible y sosegado surgió unasonrisa agradable, sus ojos permanecieron perdidos enla lontananza y su mente visualizó un futuroacontecimiento que no tardaría mucho en llegar.VILiamDesde su mesa se divisaba el Támesis yprácticamente todo Londres. Su vida había sidoexcesivamente ajetreada y dinámica. Dominaba elmundo del rock como si se tratase de la palma de sumano, aunque ya intuía que ese Imperio se estabadesmoronando, al menos tal y como se había conocidohasta entonces. La nueva tecnología permitía acualquier aficionado realizar unas maquetasimpresionantes, y a no tardar mucho llegarían los díasen los que serían de la misma calidad que las realizadasen los estudios de grabación. Cuando algún proyectono le salía como cabía esperar se refugiaba en su mundoy regresaba a la Isla de Wight, al Mayo del 68, aKennedy, o la llegada del hombre a la Luna, a la épocaMagia Blanca19

en que Pink Floyd crearon “Astronomy Domine” o“Interstellar Overdrive”.En ocasiones, disfrazado con su camisa blanca ycorbata azul marino, en plena ensoñación, veía a sunovia con el típico atuendo hippy de la época. Unprecioso vestido de flores de todos los colores ytamaños así como unas guirnaldas ornamentando sulargo y rizado cabello.Se le estaba ocurriendo que este verano podría serespecial, y aunque fuese de su propio bolsillo y con lacolaboración de unos amigos podrían patrocinar unfestival sólo para nuevos y desconocidos valores.Hasta le surgía claramente que podría ser en Cambrigde,la ciudad donde nació Pink Floyd . Estaba cansado delcalcular los posibles beneficios y en cierto modo sesentía asqueado. Comprendía que la pequeña lucecitaque había iluminado su vida estaba apagándose, y esoera grave.Siempre se había carcajeado estruendosamente de lasinclinaciones religiosas a las que habían llegado algunoscomponentes de los grupos musicales, y de hechoprefería morirse y arder en el infierno antes quesometerse a la fe en un dios que se reía de los mortales,sometidos en muchas ocasiones al yugo de las miserias yMagia Blanca20

de las enfermedades. En contradicción con esecomplejo de pensamientos, también deseaba hacer elbien por el bien, y la única forma digna que se leocurría era ayudar a los más valiosos de entre losjóvenes grupos.En sus manos tenía el cartel publicitario delconcierto de Iron Maiden, y de una estantería de veintemetros de larga, en la que se apilaban por ordenalfabético infinidad de cedés de numerosos gruposmusicales, extrajo al azar uno de la mencionadabanda.En breves minutos Fear of the Dark estaba inundandoaquella esplendorosa sala y las saetas del reloj marcabanlas ocho de la mañana. Se recostó sobre un sillónelegante, cómodo y de piel negra; miró al otro lado delmajestuoso río y añoró un sencillo paseo por elpequeño parque que tenuemente se dibujaba en la orillaopuesta. ¡Hacía tanto tiempo que no pasaba su manopor el tronco de un árbol, o se tumbaba en la hierbapara disfrutar de los cálidos rayos de sol!Nítidamente imaginó el festival y supo que se llevaríaa cabo. No podía perfilar los detalles del mismo.Simplemente tuvo la aplastante certeza de que ocurriría.Magia Blanca21

VIIVioletaLos dorados reflejos del atardecer envolvían lasantiguas murallas de la ciudad de Ávila y sus callesempedradas así como sus antiguos palacios, vástagos deuna época de esplendor, se difuminaban entre lassombras.Violeta con su corazón inflamado, subió la cuestahacia la muralla quedando a su espalda el sagradoconvento y se dirigió a la Capilla de Santa Teresa deJesús, donde se reclinó y acurrucó en un banco deaquel pequeño santuario.Se dice que el cuerpo humano tiene lugares por dondefluye la energía, centros permanentes y eternos encomparación con las efímeras células. De la mismaforma aquella zona de España había sido tierra demísticos, y con toda seguridad continuaba produciendoalmas que deseaban volar hacia el mundo interno de laMagia Blanca22

armonía y belleza como era el caso de esa cultauniversitaria.Entre oración y oración su imaginación volaba aLondres donde pasaría dos meses en un colegiomayor. Ya podía sentir la humedad del Támesis, losfrondosos árboles de Hyde Park, los radiantes y rojosautobuses de Oxford Street tal y como lo recordabacuando viajó de niña en compañía de sus padres yhermana.En esta ocasión todo sería diferente puesto que consus diecinueve años y primero de Filología Inglesa, lavida hervía en sus venas.Magia Blanca23

VIIIArthurArthur, uno de los mejores remeros de Cambridge,moreno, de ojos castaños, y brillante en sus estudiosde historia era perseguido por las jovencitas de launiversidad, y precisamente por ello, solo le apetecíaestar con sus compañeros. Al principio se había fijadoen la belleza de las muchachas, pero progresivamentefue descartando una a una. En el fondo le codiciabancomo si fuera un trofeo a conseguir, y más sabiendoque era hijo de una familia noble inglesa.Si de algo tenía ganas era del anonimato, que nadiesupiese quiénes eran sus padres y su familia. Muy pocosle llamaban por su nombre; él simplemente era “elchaval de los Collins”, sobre el que habían cargadocomo si de un burro se tratara el pesado fardo de lacontinuidad del apellido familiar.Se había aislado de esa presión gracias a su afición porlas novelas de Los Caballeros de la Tabla Redonda ysu estancia en ese mundo imaginario, donde seconsideraba a sí mismo, un extraordinario guerrero ycaballero de la Edad Media.Magia Blanca24

Soñaba con una hermosa doncella, alta, morena, deojos oscuros, no como las damiselas que con suscabellos dorados, piel excesivamente clara y ojos azulespululaban por doquier.Sus momentos más importantes y que llegaban casi aléxtasis, transcurrían encima de la ligera embarcación,cuando en una especie de comunión con suscompañeros miraba hacia el frente intentando remar lomás correctamente posible.En el fondo era realmente de una voluntad de hierro,pues de lo contrario ya haría años que pertenecería alreino de los muertos vivientes, alienados por las drogasy el alcohol.Magia Blanca25

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Capítulo dosCuando la sombra ha respondido, el trabajoprosigue en profunda meditación. La luz inferior esproyectada hacia arriba; la luz superior ilumina alos tres, y el trabajo de los cuatro prosigue.Regla dos. Tratado sobre Magia Blanca (Alice A.Bailey)IX-¿Qué desean? –preguntó Alejandro.-Dos coronitas.Alex las sirvió y permaneció en un lado de la barraobservando el mar. En pocos segundos se sintiónostálgico recordando todos los años que de niño habíaacudido a zambullirse en el Mediterráneo.Acontecimientos a los que no había dado la menorimportancia como salir con su hermano y su padre enuna gran barca hinchable hasta donde no se percibía eltumulto de bañistas, acudir todas las noches al cine deverano, tomarse un helado al atardecer, y lo que parecíamás trivial como construir castillos de arena, le parecíanMagia Blanca27

ahora algo maravilloso e irreal. Muy lejos quedaban loscursos de vela y buceo. Todavía le producía escalofríosel saber que un año en vacaciones podía haber muerto.Su padre, Guillermo y él habían hecho una excursióna la ermita de Santa Lucía. Lo cierto es que había sidouna soberana paliza. Desde allí se veía el Mediterráneoy afinando un poco la vista también se podían divisar lasIslas Columbretes. Había un pozo tapado con unapesada placa de metal que levantó Guillermo, y cuandoél asomó la cabeza para ver el agua, su hermano soltó elcubo sujeto con una gruesa cadena. El pozal cayó a todavelocidad por el hueco, la cadena resbaló rápida yruidosamente por una carrucha y en un momentodeterminado hizo que se cerrase de golpe la pesada tapanegra. Todavía sentía el afilado borde de la tapametálica pasándole como una exhalación a dosmilímetros de su nariz.-¿Te cobras por favor?Alex volviendo en sí, con un automatismo perfectocontestó:-Veinte euros.-¿Lo dirás en broma? - replicaron los jóvenesveraneantes.-Es lo que pone en la lista de precios.El mayor de los dos sacó el único billete que llevabaen el bañador y pagó.Magia Blanca28

-¡Qué atraco!Alejandro les miró fijamente a los ojos con unamirada dura como él la sabía poner, y no les dijo nada.Ambos salieron refunfuñando, pero ni siquierafueron capaces de pedir el ticket.El camarero terminó su turno, recogió las jarras, y conun simple “hasta luego” desapareció del barrestaurante. Se encerró en una habitación, destapó lafunda de su hermosa guitarra Ibanez, y como si setratase de lo más preciado del mundo empezó a hacerescalas para sumergirse en el mundo de las armonías.Tal vez habrían pasado dos horas cuando sonó sumóvil.-Dime Guillermo.-¿Qué tal estas Alejandro?-Estoy esperando la contestación de un grupo.-He dejado el trabajo. Ya te contaré. Respecto al temaque hablamos hace un mes, ¿Qué te parece sicomenzamos?-Yo estoy deseando –replicó Alejandro. Empiezo aestar cansado de que no me salga un grupo estable.-Entonces, ¿te parece bien que vaya para allá?-Cuando quieras.A Alejandro se le iluminó la cara, pues aunquesiempre había tenido roces con su hermano, en el fondoMagia Blanca29

era el único que le comprendía musicalmente, además,le echaba mucho de menos. Veintidós años sinsepararse era excesivo tiempo. Apagó el móvil, subió elvolumen del amplificador, durante unos breves minutosimitó a Mettálica y recogió la guitarra.Magia Blanca30

XGuillermo colocó con sumo cuidado cada una de laspartes de su batería en el carrito que había añadido alpequeño Suzuki, se despidió de sus padres, y pusorumbo definitivamente hacia su destino como serhumano.Había estudiado ingeniería mecánica, pero realmenteno la llevaba en sus venas.También había intentado incorporarse a una sociedadcorrompida por el afán de lucro, por el deseo deplaceres, por las traiciones de unos hacia otros, por elabismo profundo y progresivamente irreconciliable declases sociales, pero no lo había conseguido. Ello leproducía un malestar cíclico, y no resistía la sociedadactual. En ocasiones daba la impresión de haber nacidoveinte años más tarde de su tiempo. Se supone que losintervalos entre encarnaciones son bastante extensos, ysin embargo por qué de pequeño cuando le compraronun bate de baseball, una pelota, un casco de colorgranate y un guante dijo: “Parece como si ya lo hubiesetenido”.Magia Blanca31

Su paso por los secarrales de Alfajarín fue rápido y endos horas ya había divisado el mar Mediterráneo desdeel alto de Mont Blanc, seguidamente se desvió direcciónBarcelona y se encaminó hacia Cadaqués, en la CostaBrava.Se le hizo un tanto pesado el trayecto desde Rosas,pues en el mapa las dos poblaciones parecían estar cercauna de otra, pero en la realidad había que subir y bajarun pequeño y fastidioso puerto.Al ver a su hermano, se le saltaron las lágrimas.Nunca hubiese imaginado que le pudiera sucedersemejante acontecimiento. Ahora se arrepentía de lasocasiones excesivamente tensas que su carácter deantaño, un tanto inestable, había originado entre ambos,sobre todo aquella delicada situación en la que le tiró yla columna vertebral de Alex chocó bruscamente con elcanto de la cama.Detuvo el vehículo, saludó efusivamente a Alejandro,y juntos llegaron a la pequeña casita que tenía alquiladaAlex en el camino a Port Lligat, cerca de la mansión deDalí.En las proximidades, había una cala donde Alejandropracticaba ocasionalmente el buceo. El agua límpida ytransparente contrastaba con la gran cantidad de algasque cubrían el fondo del mar.Magia Blanca32

Sin prisa y saboreando el suave atardecer trasladaronla batería, la montaron, y aún les dio tiempo deinterpretar algunas canciones. Luego Guillermoacompañó a su hermano al trabajo y recorrió susempinadas y estrechas callejuelas hacia la Iglesia desdedonde se divisaba la hermosa bahía.El azul marino del cielo y del mar, el verde de lasmontañas, el blanco de las casas y los pequeños puntosde colores de las barcas de pescadores le presagiaron unbuen augurio.XIKwan había terminado a rastras el curso, y ahoraestaba en su pequeño chalet de Tres Cantos. Todas lasmañanas paseaba por elparque del pueblo,contemplaba la Sierra de Guadarrama, compraba el pany regresaba a la hora de la comida.Abrió el buzón y tenía una carta del Conservatorioque en su primer impulso tiró sin abrir a la basura.Todavía vertió en el cubo unas cáscaras de huevo,posos de café, unas latas de conserva y una botella vinovacía, - estos últimos días pasaba del reciclaje -, y unavez recogida la cocina se echó la siesta en el sofá. Allálejos la televisión decía mentiras y embustes –se dijo-Magia Blanca33

cuando contempló asombrada a un compañero suyo alque le estaban preguntando. Comentaba algo acerca deuna gira por Catalunya, y cuando por fin localizó elmando a distancia, ya había finalizado la entrevista.Recordó la carta y la extrajo de la bolsa de basura.¡Estaba invitada!El corazón irrumpió con unos fuertes latidos y conexagerado nerviosismo buscó el número de teléfono enel panel de su móvil.-¿Santi?-¿Sí?-Soy Kwan-Hola, te he llamado varias veces por teléfono pero noestabas y te he dejado varios mensajes.-Es que no los he escuchado.-Bueno, recibirás la carta, pero quería pedirtepersonalmente que vinieses a una gira de músicaclásica que haremos a finales de junio y principios deJulio.-¿Te animas?-Kwan, sin dudarlo un segundo,respondió:¡Estupendo!-¿Qué te parece si mañana te vienes por elConservatorio y te doy el programa completo?-Muy bien, a primera hora estaré allí.Magia Blanca34

La “chinita” totalmente nerviosa se puso un pantalónvaquero, una blusa azul claro, se peinó rápidamente y enel primer tren de cercanías se fue a Madrid a comprarseuna maleta, un bolso y unos zapatos.El amigable tren se deslizaba suavemente. Eraextraño comprobar cómo cambiaba la vida en unossegundos. De encontrarse en una situación deabatimiento, soledad y desesperación en la que todo leparecía gris, alcanzó un estado de efervescencia, deexcitación total y en comunión con todo ser humanoque subía al vagón. Hasta le pareció bien el hecho deque se incorporasen varios universitarios que tal vezhabían finalizado sus exámenes. Las lágrimas leresbalaban suavemente al ver a una pareja que, sentadossimplemente, se daban la mano y miraban por laventanilla hacia Madrid. Se encontraban en ese estadode gracia que es el enamoramiento.En aquel preciso instante el tren se convirtió enmetro y el paisaje desapareció dando paso al estruendoprovocado por el chirriar de las ruedas bajo las calles dela gran ciudad. Se fue caminando desde Chamartínhasta El Corte Inglés de la Castellana, donde gastómucho más de lo necesario.Magia Blanca35

XIILiam estaba alegremente exhausto. Sus amigos y él,como promotores, habían acordado buscar cada unosiete grupos de nuevos valores, de tal manera que entres días harían el número de veintiuno. La idea habíapartido de él mismo, y puesto que anhelaba reciclarse ysentirse humano, le pareció un número bonito, en elsentido de que las cosas saldrían bien; además el hechode que no pensar en sacar ni una libra de beneficio lepermitía afrontar con serenidad la organizaciónalejando totalmente cualquier temor al fracaso.Si todo ocurría como era de esperar, los jóvenessaldrían beneficiados, de lo contrario solamente perderíaunos cuantos miles de libras.De camino a casa recordó aquellos tiempos en los queél y su esposa habían recorrido muchos lugares deEuropa con una vieja moto de doscientos cincuentacentímetros cúbicos y una minúscula tienda decampaña en la que todavía sobraba sitio. Dormían másque juntos, pegados.¡ La había idolatrado como a una diosa!Conforme avanzaba hacia su piso, un incipiente deseocomenzó a tomar forma en su extraordinariaimaginación. Se convenció a sí mismo de que seMagia Blanca36

amarían. Lo veía todo radiante, brillante, maravilloso.Aceleró el paso. El corazón le palpitaba. Se quitó laamericana. Subió las escaleras a toda velocidad, llamó ala puerta y abrió ella. La besó y se convenció a sí mismode que seguramente le apetecería hacer alguna tontería.-Siempre estas pensando en lo mismo –dijo ella.-Tengo que salir. He olvidado unos papeles en laoficina – replicó Liam.Mientras caminaba se le ocurrieron demasiadasestupideces, reproches y lamentaciones, hasta quepaulatinamente varios argumentos hicieron que lamente dominase los sentimientos, e inconscientementese dirigió hacia el pequeño parque que había divisado entantas ocasiones. Una vez allí se alegró de serespectador de los juegos que los niños y niñascontinuaban realizando como si no hubiese pasado eltiempo. Sumergido en esa dulce sensación de que “todotiempo pasado nos parece mejor” fue despertando acausa de las notas metálicas que una guitarra acústicadispersaba por el parque. Se giró y observó cómocantaba una chica pelirroja y de ojos azules a cuyoalrededor los más pequeños y sus madres formaron unsemicírculo que crecía continuamente. Enseguidacomprendió que quizás tenía el primer sujeto de suMagia Blanca37

lista. Esperó a que terminase y cuando recogía suguitarra se acercó.-Hola -Liam la saludó amablemente a la vez queentregaba una tarjeta.-¿Que hay? – contestó la muchacha un tantosorprendida.-Lo has hecho estupendamente – y añadió él- ¿Teapetecería participar en un gran concierto para músicosnoveles?-No he oído nada. –contestó a la defensiva yexpectante.-Solamente hace unas semanas que hemos comenzadoa organizarlo.Liam comprendía que no se fiase y finalizó:-Ahí tienes la dirección, cuando te apetezca te acercaspor la oficina, pero eso sí, no te demores mucho.La muchacha de cara pálida y pecotosa quedó un tantosorprendida por la rapidez de la desaparición de aquelpersonaje, y aunque levantó la mano con el papelito, yano sirvió de nada.Magia Blanca38

Mientras Liam regresaba a casa, se planteó la alternativade que su mujer fuese un tanto ninfómana y no le dejaseen paz. Sería horroroso tener que estar siempre a sudisposición. Al principio sus relaciones habrían sido unasuerte, pero a la larga un castigo terrible que ademáspodría haber llevado a una ruptura total después de másde una infidelidad. Visto de esta manera el hecho de queestuviese en sus propias manos el control de su vida yque no tuviese que hacer más esfuerzos para seducir anadie, era un gran regalo del cielo. Subió a casa, dio unbeso a su esposa y se metió directamente a la cocina,bebió un vaso de agua y después se acercó al cuarto delas niñas, las besó y se puso a hacer los deberes conellas.Magia Blanca39

XIIIVioleta se levantó a las seis de la mañana pues, antesde partir hacia el aeropuerto de Barajas, deseaba rezar asu Santa Teresita. Entornó los ojos y dentro de unmaravilloso mundo interior rezó la Salve a la VirgenMaría, para terminar con varias oraciones atribuidas a laSagrada Mística.Sus padres, en la parte delantera del antiguoautomóvil, disimulaban su preocupación ante la primerasalida en solitario de la mayor de las hijas, y no se lesocurría nada más que decir frases insulsas y quequitasen hierro a la situación.-Mira, allí abajo está Madrid.-Parece que va a hacer calor.-Estas nubes no me gustan nada.Violeta había puesto su brazo sobre el hombro de suhermana Carmencita, quien se sentía orgullosa derecibir esporádicas caricias en sus oscuros y largoscabellos.Cuando el avión despegó hacia Londres un escalofríorecorrió la esp

instantes de oscuridad, momentos de duda, destellos de iluminación, antiguos libros, miedos nocturnos, temores diurnos, complejos de inferioridad y culpabilidad, Magia Blanca 10 angustioso sentido de separación de la humanidad, sometimiento a las pasiones y una infinidad de momentos