El Libro De Los Médiums - Allan Kardec - CONFECOL

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EL LIBRO DELOS MÉDIUMS

Espiritismo ExperimentalEL Libro DELOS MÉDIUMSO GUÍA DE LOS MÉDIUMS Y DE LOS EVOCADORESContieneLA ENSEÑANZA ESPECIAL DE LOS ESPÍRITUS SOBRE LA TEORÍADE TODOS LOS TIPOS DE MANIFESTACIONES, LOS MEDIOS DECOMUNICACIÓN CON EL MUNDO INVISIBLE, EL DESARROLLO DELA MEDIUMNIDAD, LAS DIFICULTADES Y LOS ESCOLLOS QUE SEPUEDEN ENCONTRAR EN LA PRÁCTICA DEL ESPIRITISMO.Constituye la continuación deEl Libro de los EspíritusByAllan KardecTraducción de Gustavo N. Martínez y Marta Haydee Gazzaniga

Copyright 2009 byCONSEJO ESPÍRITA INTERNACIONALSGAN Q. 909 – Conjunto F70790-090 – Brasilia (DF) – BrasilTodos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,almacenada o transmitida, total o parcialmente, por cualquier método o proceso, sinautorización del poseedor del copyright.ISBN 978-85-7945-033-4Título del original francés:LE LIVRE DES MÉDIUMS(Paris, 1861)Traducción del original francés: Gustavo N. Martínez y Marta Haydee GazzanigaPortada: Luciano Carneiro HolandaProyecto gráfico: Rones José Silvano de LimaEdición delCONSEJO ESPÍRITA INTERNACIONALSGAN Q. 909 – Conjunto F70790-090 – Brasilia (DF) – Brasiledicei@edicei.com 55 61 3038 8400Pedido de libros al: 55 61 3038 8425Segunda edición 9/2011DATOS INTERNACIONALES PARA CATALOGACIÓN EN LA FUENTE – CIPK27Kardec, Allan, 1804-1869.El Libro de los Médiums o Guía de los médiums y de los evocadores/ por Allan Kardec ; [traducción del original francés, Gustavo N. Martínezy Marta H. Gazzaniga]. – Brasilia (DF), Brasil : Consejo EspíritaInternacional, 2011.528 p. ; 21 cmTraducción de: Le Livre des MédiumsContiene la enseñanza especial de los Espíritus sobre la teoría de todoslos tipos de manifestaciones, los medios de comunicación con el mundoinvisible, el desarrollo de la mediumnidad, las dificultades y los escollosque se pueden encontrar en la práctica del espiritismo.Constituye la continuación de: El Libro de los EspíritusISBN 978-85-7945-033-41. Espiritismo. 2. Médiums. I. Título. II. Título: Guía de los médiumsy de los evocadores .CDD: 133.93CDU: 133.7

ÍndiceConsideraciones acerca de la traducción.11Introducción.13Primera ParteNociones PreliminaresCapítulo I – ¿Existen los Espíritus?.21Capítulo II – Lo maravilloso y lo sobrenatural.29Capítulo III – Método.41Forma de proceder con los materialistas. Materialistas porsistema y materialistas por falta de algo mejor (18 a 21). –Incrédulos por ignorancia, por mala voluntad, interesados ode mala fe, por cobardía, por escrúpulos religiosos, por decepciones (22 a 25). – Indecisos (26). – Espíritas sin saberlo(27). – Tres clases de espíritas: experimentadores, imperfectos, cristianos o verdaderos espíritas (28). – Orden en los estudios espíritas (29 a 35).Capítulo IV – Sistemas.55Examen de las diferentes maneras de considerar al espiritismo (36). – Sistemas de negación: charlatanismo, locura,alucinación, músculo crujiente, causas físicas, reflejo (37 a43). – Sistemas afirmativos: del alma colectiva, sonambúlico, pesimista, diabólico o demoníaco, optimista, uniespíritao monoespírita, multiespírita o poliespírita, del alma material (44 a 51).

Segunda parteManifestaciones EspíritasCapítulo I – Acción de los Espíritus sobre la materia.79Capítulo II – Manifestaciones físicas. Mesas giratorias.87Capítulo III – Manifestaciones inteligentes.91Capítulo IV – Teoría de las manifestaciones físicas.97Movimientos y levantamientos. Ruidos. Aumento y disminución del peso de los cuerpos (72 a 81).Capítulo V – Manifestaciones físicas espontáneas.113Ruidos, alboroto y perturbaciones. Lanzamiento de objetos(82 a 95). – Fenómeno de aportes (96 a 99).Capítulo VI – Manifestaciones visuales.139Preguntas sobre las apariciones (100). – Ensayo teórico acerca de las apariciones (101 a 107). – Espíritus glóbulos (108 a110). – Teoría de la alucinación (111 a 113).Capítulo VII – Bicorporeidad y transfiguración.163Apariciones de Espíritus de personas vivas (114 a 118). –Hombres dobles. San Alfonso de Ligorio y san Antonio dePadua (119). – Vespasiano (120 y 121). – Transfiguración(122 a 124). – Invisibilidad (124). – Agéneres (125).Capítulo VIII – Laboratorio del mundo invisible.175Vestimenta de los Espíritus (126). – Formación espontáneade objetos tangibles (127 y 128). – Modificación de las propiedades de la materia (129 y 130). – Acción magnética curativa (131).Capítulo IX – Lugares donde se manifiestan los Espíritus.185Capítulo X – Naturaleza de las comunicaciones.191Comunicaciones groseras (134). Comunicaciones frívolas(135). Comunicaciones serias (136). Comunicaciones instructivas (137).

Capítulo XI – Sematología y tiptología.197Lenguaje de los signos y de los golpes (139 y 140). – Tiptología alfabética (141).Capítulo XII – Pneumatografía o escritura directa. Pneumatofonía.205Escritura directa (146 a 149). – Pneumatofonía (150 y 151).Capítulo XIII – Psicografía.211Psicografía indirecta: cestas y tablillas (152 a 156). – Psicografía directa o manual (157 y 158).Capítulo XIV – Acerca de los médiums.217Médiums de efectos físicos (160 a 162). – Personas eléctricas(163). – Médiums sensitivos o impresionables (164). – Médiums auditivos (165). – Médiums parlantes (166). – Médiums videntes (167 a 171). – Médiums sonámbulos (172 a174). – Médiums curativos (175 y 176). – Médiums pneumatógrafos (177).Capítulo XV – Médiums escribientes o psicógrafos.235Médiums mecánicos (179). – Médiums intuitivos (180). –Médiums semimecánicos (181). – Médiums inspirados (182183). – Médiums de presentimientos (184).Capítulo XVI – Médiums especiales.241Aptitudes especiales de los médiums (185 y 186). – Cuadrosinóptico de las diferentes variedades de médiums (187 a 199).Capítulo XVII – Formación de los médiums.263Desarrollo de la mediumnidad (200 a 218 ). – Cambio deescritura (219). – Pérdida y suspensión de la mediumnidad (220).Capítulo XVIII – Inconvenientes y peligros de la mediumnidad.283Influencia del ejercicio de la mediumnidad en la salud, en elcerebro y en los niños (221 y 222).Capítulo XIX – El rol de los médiums en las comunicaciones espíritas.287

Influencia del Espíritu personal del médium (223). – Sistemade los médiums inertes (223). – Aptitud de ciertos médiumspara asuntos que no conocen, como idiomas, música, dibujo,etc. (223 y 224 ). – Disertación de un Espíritu acerca del rolde los médiums (225).Capítulo XX – Influencia moral del médium.303Preguntas diversas (226 a 229). – Disertación de un Espíritusobre la influencia moral (230).Capítulo XXI – Influencia del ambiente.315Capítulo XXII – Mediumnidad en los animales.319Capítulo XXIII – Acerca de la obsesión.327Obsesión simple (238). – Fascinación (239). – Subyugación(240). – Causas de la obsesión (245 a 248). – Medios paracombatir la obsesión (249 a 254).Capítulo XXIV – Identidad de los Espíritus.347Posibles pruebas de identidad (255 a 261). – Distinción entre los Espíritus buenos y los malos (262 a 267). – Preguntassobre la naturaleza y la identidad de los Espíritus (268).Capítulo XXV – Acerca de las evocaciones.371Consideraciones generales (269 a 273). – Espíritus a los quese puede evocar (274 a 279). – Lenguaje que debe emplearsecon los Espíritus (280). – Utilidad de las evocaciones particulares (281). – Preguntas sobre las evocaciones (282). –Evocación de animales (283). – Evocación de personas vivas(284). – Telegrafía humana (285).Capitulo XXVI – Preguntas que se pueden formular a losEspíritus.405Observaciones preliminares (286 y 287). – Preguntas queagradan o desagradan a los Espíritus (288). – Preguntas sobreel porvenir (289). – Preguntas sobre las existencias pasadas yfuturas (290). – Preguntas sobre intereses morales y materiales (291). – Preguntas sobre la situación de los Espíritus(292). – Preguntas sobre la salud (293). – Preguntas sobre

invenciones y descubrimientos (294). – Preguntas sobre tesoros ocultos (295). – Preguntas sobre otros mundos (296).Capítulo XXVII – Contradicciones y mistificaciones.425Capítulo XXVIII – Charlatanismo y artimañas.439Médiums interesados (304 a 313). – Fraudes espíritas (314 a 323).Capítulo XXIX – Reuniones y sociedades espíritas.453Reuniones en general (324 a 333). – Sociedades propiamentedichas (334 a 342). – Temas de estudio (343 a 347). – Rivalidad entre las sociedades (348 a 350).Capítulo XXX – Reglamento de la Sociedad Parisiense deEstudios Espíritas.477Capítulo XXXI – Disertaciones espíritas.489Sobre el espiritismo (I a IX). – Sobre los médiums (X a XV).– Sobre las sociedades espíritas (XVI a XXVIII). – Comunicaciones apócrifas (XXIX a XXXIV).Capítulo XXXII – Vocabulario espírita.523Índice alfabético.527

Consideraciones acercade la traducciónLa presente traducción se basa en la segunda edición –definitiva– del original francés Le Livre des Médiums, editado en París, Francia, en el mes de noviembre de 1861, por Didier et Cie.,Libraires-Éditeur (35, quai des Augustins), Ledoyen, Dentu, Fréd.Henri (Libraires au Palais-Royal) y el Bureau de la Revue Spirite(59, rue et pasaje Sainte-Anne). La edición fue impresa por P. A.Bourdier et Cie. (rue Mazarine, 30).Nos valimos de un ejemplar que pertenece a la sexta edición(en rigor, reimpresión) de la edición definitiva, publicado en 1863,que se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia, y que el estudioso puede consultar en el sitio web de esa institución.La primera edición de El Libro de los Médiums vio la luz,también en París, el 15 de enero de 1861, y se agotó ese mismoaño. Sustituyó a una pequeña obra titulada Instrucción Prácticasobre las Manifestaciones Espíritas, publicada en 1858, que a juiciode Allan Kardec no estaba “lo suficientemente completa”, razónpor la cual no volvió a ser editada.La segunda edición de El Libro de los Médiums se consideradefinitiva. Según puede leerse en la portada del original, fue revisada y corregida con el concurso de los Espíritus, así como aumentadacon un gran número de instrucciones nuevas.El criterio rector de esta traducción ha sido mantener unaabsoluta fidelidad al contenido del texto original. En ese sentido,11

Consideraciones acerca de la traducciónhemos cuidado especialmente la preservación de la terminologíaque Allan Kardec empleó para nombrar los numerosos fenómenos que son analizados y definidos en este libro, más allá de quehayan recibido otras denominaciones por parte de los investigadores que lo sucedieron.Asimismo, hemos elaborado un índice alfabético, que ellector puede consultar al final de la obra, y que se suma al compendio básico de terminología espírita iniciado con el índice queincluimos en El Libro de los Espíritus, editado por el ConsejoEspírita Internacional.Los TraductoresBuenos Aires, 25 de diciembre de 2009.12

IntroducciónA diario la experiencia confirma nuestra opinión acercade que las dificultades y las decepciones que se encuentran en lapráctica del espiritismo son consecuencia de la ignorancia de losprincipios de esta ciencia, y nos sentimos felices por haber sidocapaces de comprobar que nuestro trabajo, realizado con el propósito de prevenir a los adeptos contra los escollos de la etapa inicialde aprendizaje, ha dado sus frutos, y que muchos han conseguidoevitar esos escollos merced a la lectura atenta de esta obra.Un muy natural deseo de las personas que se ocupan delespiritismo es el de comunicarse por sí mismas con los Espíritus.La presente obra está destinada a allanarles el camino, guiándolasde modo tal que aprovechen nuestros prolongados y afanosos estudios, puesto que se formaría una idea muy falsa quien pensara que,para llegar a ser experto en esta materia, alcanza con saber colocarlos dedos sobre una mesa para hacer que gire, o sostener un lápizpara comenzar a escribir.Se engañaría, asimismo, el que tuviera la intención de encontrar en esta obra una receta universal e infalible para formarmédiums. Aunque cada uno sea portador del germen de las cualidades necesarias para llegar a ser médium, esas cualidades existenen grados muy diferentes, y su desarrollo depende de causas quenadie puede provocar a voluntad. Las reglas de la poesía, de lapintura o de la música no hacen que se vuelvan poetas, pintores omúsicos los que no poseen el talento correspondiente: tan sólo losorientan en el empleo de sus facultades naturales. Lo mismo suce13

Introducciónde con nuestro trabajo. Su objetivo consiste en indicar los mediosde desarrollar la facultad mediúmnica tanto como lo permitan lasdisposiciones de cada individuo y, sobre todo, orientar su empleode una manera útil en el caso de que la facultad exista. Sin embargo, no es ese el único objetivo que nos hemos propuesto.A la par de los médiums propiamente dichos, crece día a díala cantidad de personas que se interesan por las manifestacionesespíritas. Guiarlas en sus observaciones, señalarles los escollos queforzosamente encontrarán en algo que es nuevo, iniciarlas en elmodo de conversar con los Espíritus, enseñarles los medios parala obtención de buenas comunicaciones, tal es el panorama quenecesitamos abarcar a fin de no correr el riesgo de que nuestralabor resulte incompleta. Que nadie se sorprenda, entonces, si encuentra en ella informaciones que a primera vista parecen inadecuadas, pues la experiencia mostrará su utilidad. Quien estudiedetenidamente este libro comprenderá mejor los hechos que hade presenciar, y el lenguaje de ciertos Espíritus no le resultará tanextraño. Por consiguiente, en su carácter de instrucción práctica,no está destinado exclusivamente a los médiums, sino a todos losque estén en condiciones de observar los fenómenos espíritas.Algunas personas habrían preferido que publicásemos unmanual práctico muy sucinto, que contuviera en pocas palabrasla indicación de los procedimientos que se deben emplear paraponerse en comunicación con los Espíritus. Opinan que un compendio de esas características, que por su bajo costo tendría unaamplia difusión, constituiría un poderoso medio de propaganday multiplicaría el número de médiums. A nuestro entender, semejante obra resultaría más nociva que útil, al menos por el momento. La práctica del espiritismo está rodeada de muchas dificultades,y no siempre se halla libre de peligros que sólo un estudio serio ycompleto puede prevenir. Sería de temer, entonces, que una instrucción demasiado somera provocase experiencias llevadas a cabo14

Introduccióncon ligereza, de las que habría que arrepentirse. Nos referimos aesas cosas con las cuales no es conveniente ni prudente jugar, demodo que supondríamos prestar un servicio perjudicial si las pusiéramos al alcance del primer insensato que encontrara divertidomantener conversaciones con los muertos. Nosotros nos dirigimosa las personas que ven en el espiritismo un objetivo serio, a las quecomprenden su importancia y no toman como un simple entretenimiento las comunicaciones con el mundo invisible.Hemos publicado previamente una Instrucción Práctica1, conel objetivo de guiar a los médiums. Esa obra está hoy agotada, yaunque la hayamos elaborado con una finalidad trascendente y seria no volveremos a imprimirla, porque no consideramos que estésuficientemente completa para ilustrar acerca de la totalidad de lasdificultades que es posible encontrar. La sustituimos con esta, enla cual hemos reunido todos los datos que una larga experienciay estudios concienzudos nos han permitido obtener. Confiamosen que contribuirá a imprimir al espiritismo el carácter serio queconstituye su esencia, y a evitar que se vea en él un motivo de ocupación frívola y de diversión.A esas consideraciones agregaremos otra de suma importancia: se trata de la mala impresión que produce, en las personas querecién se inician o que se hallan mal predispuestas, la observaciónde experiencias hechas con ligereza y sin conocimiento de causa.Esas experiencias presentan el inconveniente de generar una ideamuy falsa acerca del mundo de los Espíritus, y se prestan a la burlay a una crítica que por lo general está fundada. Tal es la razón porla que los incrédulos rara vez salen convertidos de esas reuniones yestán poco dispuestos a reconocer que hay algo serio en el espiritismo. La ignorancia y la frivolidad de ciertos médiums han hecho,en la opinión de muchas personas, más daño de lo que se cree.1Allan Kardec se refiere a su obra Instruction pratique sur les manifestations spirites, Dentu,Ledoyen et le bureau de la “Revue Spirite”, París, 1858. (N. del T.)15

IntroducciónEn los últimos años el espiritismo ha realizado grandes progresos, pero estos han sido inmensos especialmente a partir del momento en que adoptó un rumbo filosófico, porque ganó el apreciode las personas ilustradas. En la actualidad no es ya un espectáculo,sino una doctrina de la que han dejado de reírse los que se burlabande las mesas giratorias. Con nuestro esfuerzo por conducirlo y mantenerlo en ese terreno, estamos persuadidos de que conquistaremospara él más adeptos útiles que si provocáramos a diestra y siniestramanifestaciones que podrían favorecer los abusos. Diariamente tenemos pruebas en ese sentido, por el número de adeptos conquistados mediante la simple lectura de El Libro de los Espíritus.Después de haber expuesto en El Libro de los Espíritus la parte filosófica de la ciencia espírita, brindamos en esta obra la partepráctica, para uso de los que quieran ocuparse de las manifestaciones, ya sea por sí mismos o bien para comprender los fenómenosque lleguen a presenciar. Reconocerán aquí los escollos que se lespueden presentar, y tendrán además un medio para evitarlos. Ambas obras, aunque una sea la continuación de la otra, son hastacierto punto independientes. No obstante, a quien desee ocuparsecon seriedad de esta materia, le recomendaremos que lea primeroEl Libro de los Espíritus, porque contiene principios fundamentalessin cuyo conocimiento tal vez sea difícil la comprensión de algunaspartes de esta obra.Se han introducido mejoras importantes en esta segunda edición, la cual es mucho más completa que la primera. Los Espíritusla corrigieron con especial cuidado, y le agregaron una gran cantidad de notas e instrucciones del más alto interés. Puesto que lo hanexaminado todo, y lo aprobaron o modificaron de acuerdo con suvoluntad, se puede decir que este libro es, en gran parte, obra suya,porque su intervención no se limitó a algunos artículos firmados.Sólo hemos mencionado sus nombres cuando nos pareció necesario para destacar que algunas citas, un tanto extensas, provinieron16

Introducciónde ellos en forma textual. De no haber sido así, hubiéramos debidonombrarlos en casi todas las páginas, en especial a continuación delas respuestas a las preguntas que se les plantearon, procedimientoque consideramos sin utilidad alguna. Es sabido que en asuntos deesta naturaleza los nombres tienen poca importancia. Lo esenciales que el conjunto del trabajo responda al objetivo que nos propusimos. La acogida brindada a la primera edición, pese a que estabaincompleta, nos hace esperar que la presente sea considerada, almenos, con similar benevolencia.Así como le añadimos muchas cosas, y muchos capítulosenteros, hemos suprimido algunos artículos que hubieran quedadorepetidos, entre otros el que trataba acerca de la “Escala espírita”,que ya se encuentra en El Libro de los Espíritus. Suprimimos asimismo, del “Vocabulario Espírita”, lo que no se adaptaba debidamente al plan de esta obra, y lo sustituimos con ventaja por cosasmás prácticas. Por otra parte, ese vocabulario no estaba completo,y nuestra intención es publicarlo más adelante, por separado, conel formato de un breve diccionario de filosofía espírita. En la presente edición hemos conservado solamente las palabras nuevas oespeciales, relativas al tema del cual nos ocupamos.17

Primera ParteMNociones Preliminares Capítulo I – ¿Existen los Espíritus? Capítulo II – Lo maravilloso y lo sobrenatural Capítulo III – Método Capítulo IV –Sistemas

Capítulo I ¿Existen los Espíritus?1. La causa principal de la duda relativa a la existencia de losEspíritus radica en la ignorancia de su verdadera naturaleza. Por logeneral, las personas imaginan a los Espíritus como seres aparte enla creación, cuya necesidad no está demostrada. Muchas sólo losconocen a través de los relatos fantásticos con que fueron acunadasen la niñez, a semejanza de las que sólo conocen la historia a travésde las novelas. No intentan averiguar si esos relatos, despojadosde sus accesorios ridículos, encierran algún trasfondo de verdad,y sólo las impresiona el lado absurdo que ellos revelan. Como nose toman el trabajo de quitar la cáscara amarga para descubrir laalmendra, rechazan todo, tal como los que, al verse afectados porciertos abusos en el ámbito religioso, incluyen la totalidad de lareligión en una misma censura.Sea cual fuere la idea que se tenga de los Espíritus, la creenciaen ellos se basa, necesariamente, en la existencia de un principiointeligente fuera de la materia. Esa creencia es incompatible conla negación absoluta de dicho principio. Así pues, tomamos comopunto de partida la existencia, la supervivencia y la individualidaddel alma, de la cual el espiritualismo es su demostración teórica y21

Capítulo Idogmática, y el espiritismo su demostración patente. Dejemos delado, por unos instantes, las manifestaciones propiamente dichas,y razonando por inducción veamos a qué consecuencias llegamos.2. Desde el momento en que se admite la existencia delalma y su individualidad después de la muerte, es necesario admitir también: 1.º, que la naturaleza del alma es diferente de la delcuerpo, puesto que, una vez separada del cuerpo, el alma ya notiene las propiedades de aquel; 2.º, que el alma tiene conciencia desí misma, puesto que se le atribuye la alegría o el sufrimiento; deotro modo, sería un ser inerte y de nada nos valdría poseerla. Unavez admitido esto, se sigue de ahí que el alma va a alguna parte.¿Qué sucede con ella y a dónde va? De acuerdo con la creenciageneralizada, el alma va al Cielo o al Infierno. Pero ¿dónde se encuentran el Cielo y el Infierno? Antaño se decía que el Cielo estabaarriba y el Infierno abajo. Pero ¿qué es lo de arriba y lo de abajo enel universo, a partir de que se conoce la redondez de la Tierra y elmovimiento de los astros –movimiento que hace que lo que en undeterminado momento está en lo alto, se encuentre abajo al cabode doce horas–, así como lo infinito del espacio, a través del cualnuestra mirada penetra para alcanzar distancias inconmensurables?Es verdad que con la expresión “lugares inferiores” también se designan las profundidades de la Tierra. Pero ¿en qué se convirtieronesas profundidades después de las investigaciones hechas por lageología? ¿En qué se convirtieron, igualmente, esas esferas concéntricas denominadas “cielo de fuego”, “cielo de las estrellas”, después de que se verificó que la Tierra no es el centro de los mundos,que incluso nuestro Sol no es el único, sino que millones de solesbrillan en el espacio, y que cada uno de ellos constituye el centrode un torbellino planetario? ¿A qué quedó reducida la importanciade la Tierra, perdida en esa inmensidad? ¿Por qué injustificable privilegio este imperceptible grano de arena que no se distingue porsu volumen, ni por su posición, ni por un papel particular, habría22

¿Existen los Espíritus?de ser el único planeta poblado por seres racionales? La razón serehúsa a admitir la inutilidad de lo infinito, y todo nos dice queesos mundos están habitados. Ahora bien, si están poblados, aportan también sus contingentes al mundo de las almas. Con todo,una vez más inquirimos, ¿qué sucede con esas almas, puesto quetanto la astronomía como la geología han destruido las moradasque les estaban destinadas y, sobre todo, después de que la teoríatan racional de la pluralidad de los mundos las multiplicó hastalo infinito? Como la doctrina de la localización de las almas nopuede concordar con los datos de la ciencia, otra doctrina máslógica demarca como dominio de ellas, no un lugar determinado ycircunscrito, sino el espacio universal. Se trata de todo un mundoinvisible en medio del cual vivimos, que nos circunda y se codeacon nosotros permanentemente. ¿Acaso hay en eso algo imposible,algo que se oponga a la razón? De ningún modo. Por el contrario,todo indica que no puede ser de otra manera. Pero, entonces, ¿enqué se transforman las penas y las recompensas futuras, si se suprimen los lugares especiales donde se hacen efectivas? Tengamosen cuenta que la incredulidad en lo relativo a esas penas y recompensas está provocada, en general, por el hecho de que tanto unascomo otras son presentadas en condiciones inadmisibles. En vezde eso, afirmemos que las almas encuentran en sí mismas su dichao su desgracia; que su destino se halla subordinado al estado moralde cada una; que la reunión de las almas buenas y afines constituyepara ellas una fuente de felicidad; que, conforme al grado de purificación que hayan alcanzado, penetran y entrevén cosas que lasalmas groseras no captan, y entonces todo el mundo comprenderá sin dificultad. Afirmemos, incluso, que las almas sólo llegan algrado supremo mediante los esfuerzos que realizan para mejorar, ytras una serie de pruebas que son adecuadas para su purificación;que los ángeles son las almas que han llegado al grado más elevadode la escala, grado que todas pueden alcanzar mediante la buena23

Capítulo Ivoluntad; que los ángeles son los mensajeros de Dios, encargadosde velar por la ejecución de sus designios en todo el universo, yque se sienten felices de desempañar esas misiones gloriosas. Deese modo, habremos dado a su felicidad un fin más útil y atrayenteque el que consiste en una contemplación perpetua, que no seríamás que una perpetua inutilidad. Digamos, por último, que losdemonios son simplemente las almas de los malos, que todavía nose han purificado, pero que pueden llegar, como las otras, al másalto grado, y esto parecerá más acorde con la justicia y la bondadde Dios que la doctrina que los presenta como seres creados para elmal y para estar perpetuamente dedicados a él. Una vez más, eso eslo que la razón más severa, la lógica más rigurosa, el buen sentido,en suma, puede admitir.Ahora bien, esas almas que pueblan el espacio son, precisamente, lo que denominamos Espíritus. Por consiguiente, los Espíritus son las almas de los hombres despojadas de su envolturacorporal. Si los Espíritus fueran seres aparte, su existencia sería máshipotética. En cambio, si se admite que las almas existen, tambiénse debe admitir a los Espíritus, que no son otra cosa sino las almas.Si se admite que las almas están en todas partes, habrá que admitirque los Espíritus también lo están. No se podría, pues, negar laexistencia de los Espíritus sin negar la de las almas.3. Por cierto, esto no deja de ser una teoría, aunque másracional que la otra. Sin embargo, ya es mucho que se trate deuna teoría a la cual ni la razón ni la ciencia contradicen. Además,si la corroboran los hechos, tiene a su favor la sanción de la lógicay de la experiencia. Hallamos esos hechos en los fenómenos de lasmanifestaciones espíritas, que constituyen, de ese modo, la pruebapatente de la existencia y la supervivencia del alma. No obstante,la creencia de muchas personas no va más allá de ese punto: admiten la existencia de las almas y, por lo tanto, la de los Espíritus,pero niegan la posibilidad de que nos comuniquemos con ellos,24

¿Existen los Espíritus?en virtud de que –según dicen– los seres inmateriales no puedenobrar sobre la materia. La duda se debe a que ignoran la verdaderanaturaleza de los Espíritus, acerca de los cuales suelen formarseuna idea muy falsa, pues erróneamente se supone que son seresabstractos, difusos e indefinidos, lo que no es verdad.En primer término, imaginemos al Espíritu en su unión conel cuerpo. El Espíritu es el ser principal, puesto que es el ser quepiensa y sobrevive. El cuerpo no es más que un accesorio del Espíritu, una envoltura, una vestimenta que abandona cuando estágastada. Además de esa envoltura material, el Espíritu tiene unasegunda, semimaterial, que lo une a la primera. Cuando se produce la muerte, el Espíritu se despoja del cuerpo, pero no de la otraenvoltura, a la cual damos el nombre de periespíritu. Esa envolturasemimaterial, que adopta la forma humana, constituye para el Espíritu un cuerpo fluídico, vaporoso, pero que, por el hecho de quesea invisible para nosotros en su estado normal, no deja de teneralgunas de las propiedades de la materia. Por consiguiente, el Espíritu no es un punto, una abstracción, sino un ser limitado y circunscrito, al que sólo le falta ser visible y palpable para asemejarsea los seres humanos. ¿Por qué, pues, no ejercería una acción sobrela materia? ¿Acaso por el hecho de que su cuerpo e

PUEDEN ENCONTRAR EN LA PRÁCTICA DEL ESPIRITISMO. EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS O GUÍA DE LOS MÉDIUMS Y DE LOS EVOCADORES Constituye la continuación de El Libro de los Espíritus. . Pedido de libros al: 55 61 3038 8425 Segunda edición 9/2011 K27 Kardec, Allan, 1804-1869.